Sesión 4: Noviazgo y liderazgo

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PROPÓSITO

Introducción

Lectura

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Cuando Miguel llegó a la siguiente clase se encontró con que Gustavo quería seguir insistiendo en un punto. –Me parece que la semana pasada se hablaron muchas cosas complicadas acerca del noviazgo, pero que al final, todo empieza por la atracción –comentó Gustavo con expresión disconforme.

–Por supuesto –dijo Miguel–, ese es normalmente el paso inicial. Pero ya hemos hablado sobre cómo la pasión en la atracción sexual no es lo mismo que un amor duradero, ni garantiza de ninguna manera la estabilidad en una relación seria y duradera. Muchas personas, quizás Gustavo entre ellas, confunden el amor con esta fuerte atracción hacia una persona del sexo opuesto. A menudo, esta atracción es el primer paso para acercar a dos personas, pero como es sólo el primer paso, es limitado. ¿Alguna vez se han sentido atraídos a una persona y han decidido, sólo tras unos minutos de conversación, que esa persona definitivamente no es adecuada para ustedes? –Sí, ¡ciertamente! –dijo Álvaro con convicción. La mayoría de los estudiantes asintieron. Carlos sonrió recordando el flechazo que sintió el verano anterior con una chica, Suzy, y lo cabeza hueca que resultó ser. –¿Cuáles son otras razones que favorecen el comienzo de una relación? –preguntó Miguel. –Admirar a alguien –dijo Alicia y luego se ruborizó. Miguel asintió. –Sí, muchas relaciones comienzan de esa manera. Quieres estar cerca de alguien del sexo opuesto que es brillante, sagaz, decidido y que proyecta un carácter sólido, fuerte, seguro de sí mismo… pero todo esto también puede abrumarte y confundir tus sentimientos. Valoramos este tipo de personas, la apreciamos por su valor y la admiramos, pero eso no quiere decir que estemos enamorados de ellas. El sentimiento de admiración a menudo se confunde con el amor. Al comienzo, estos sentimientos pueden ayudar a conocer a una persona, pero no son suficientes. Miguel caminó lentamente entre las filas de estudiantes, deteniéndose cerca del escritorio de Carlos. –Solemos respetar y admirar a los líderes, ¿verdad? Por ejemplo, todas se enamoran del capitán del equipo, ¿no es cierto? –preguntó Miguel a la clase.

Carlos, el capitán del equipo de baloncesto, se ruborizó. Muchas chicas, incluyendo Mariana, se ruborizaron también. Miguel cambió el tema:

–¿Alguna vez se han sentido comprometidos con alguien en una relación de noviazgo porque sintieran lástima por él o ella? Se involucraron completamente con alguien para tratar de ayudar a esa persona a resolver sus problemas y luego creyeron que estaban enamorados. Una persona sensible y cariñosa fácilmente puede confundirse con sus sentimientos por el sufrimiento o problemas de la otra persona. Pero la compasión no es amor. ¿A cuántos de ustedes, por compasión hacia una persona, les ha resultado difícil decirle que no estaban interesados en ella? De repente pueden haberle dado falsas esperanzas para evitar herirla. De esto, pueden deducir que la compasión no es amor, ¿no es cierto?

Algunos estudiantes asintieron con pesar. Entonces Miguel comentó: –A veces, ustedes pueden querer ennoviarse con alguien porque esta persona los hace sentirse bien. Aunque uno pueda sentirse bien en una relación donde se siente halagado y las cosas se dan con facilidad, esto no significa necesariamente que uno esté en una situación que conduzca a la felicidad a largo plazo; y a la inversa: puedes ser feliz, incluso si no lo sientes así en ciertos momentos. Podemos perder un tiempo precioso si no buscamos el tesoro a largo plazo… Las cosas no son siempre fáciles y cómodas. La vida y el amor están llenos de altos y bajos. A veces la persona a la que uno sea capaz de amar de verdad, te desafiará.

Álvaro miró con discreción a Alicia que estaba anotando algo. La expresión del rostro de Mateo se volvió tan intensa que Miguel le preguntó qué le pasaba. –Nada –murmuró Mateo, mirando de reojo a Martina, quien mantuvo una mirada firme y tranquila en su rostro. Martina había desafiado a Mateo todo el verano para que dejara la hierba. Lo había puesto como condición para salir con ella. Mateo apoyó su espalda contra el asiento. “¿Significaba eso que ella realmente lo quería? ¡No se le había pasado por la mente!” Él había pensado que ella sólo lo quería sermonear. –Por otra parte existe también el llamado síndrome de Cenicienta –continuó Miguel, tras mirar a los dos chicos por un minuto–. Hay gente que busca ser recatada de su triste situación personal. Cuando la gente sufre injusticia, rechazo o discriminación, pueden caer en la trampa de la autocompasión. Tienen sentimientos negativos, especialmente sienten lástima por sí mismos y mantienen subconscientemente la esperanza de que alguien venga a rescatarlos. Sienten que la felicidad del amor será su escapatoria.

Andrés, pensativo en el fondo del aula, se preguntaba si la admiración y deseo que sentía por una persona en particular era sentimiento de Cenicienta. “¿Sera algo genuino lo que siento por Elena, o será una escapatoria?” –se cuestionaba. Elena era una muchacha de su antigua escuela a quien había conocido como una niña dulce e inteligente de su clase, y que había vuelto a ver caminando por la calle transformada en una bella mujer. Desde que la vio, no dejaba de pensar en ella. No tardaría muchos días en volver a encontrarla.

–No es razonable, inteligente o aconsejable –seguía hablando Miguel– comenzar una relación, o casarse con alguien, para escapar de una mala situación, porque esto sólo los llevará a tener problemas aún mayores. De hecho, la única forma de encontrar el verdadero amor es descubriendo nuestro propio gran valor, a pesar de la «mala suerte» en el amor que podamos haber tenido. Para amar de verdad a alguien, debemos amarnos a nosotros mismos. Y aquí es donde entra lo que están aprendiendo sobre el desarrollo del carácter. Si desarrollan bien su personalidad, y fortalecen su carácter será mucho más fácil discernir quién será la pareja con la cual podrán construir una vida feliz.

Cuando las personas tienen ideas distorsionadas sobre sí mismas y su vida, y se sienten víctimas, no tienen la perspectiva necesaria para ver a la otra persona y amarla tal como es. En realidad, más que una pareja lo que buscan es a alguien que los salve. En estas relaciones se genera una dependencia y, a la larga, el victimismo. Esto se nota en parejas donde uno de los dos tiene problemas de responsabilidad: no le va bien en la escuela, no se relaciona bien con otros o provoca gastos irracionales a sus padres. Ellos pueden acabar siendo verdaderos problemas porque cuando se involucran en una relación porque exigen ayuda y comprensión en todo momento, pero no hacen nada por cambiar.

Miguel sonrió, mirando aún a Mateo y Martina. –Por si no sabían, Cenicienta puede ser un hombre. –¿Por qué alguien aguantaría eso? –Martina preguntó irritada. –Su pareja es lo que denominaríamos co-dependiente; se queda en una relación por la necesidad de ser necesitado. El co-dependiente necesita que la otra persona sea un desastre, así puede sentirse importante. Es más común de lo que piensas.

Martina se encogió de hombros. –A medida que aprendan a conocerse mejor y a conocer sus fortalezas y debilidades, y a medida que desarrollen su carácter y su personalidad, estas características del liderazgo les ayudarán a entender mejor lo que están sintiendo –completó Miguel–. No será todo tan complicado. Por último –concluyó el profesor Miguel–, lo que es importante evitar es tener novio o novia por miedo a quedar rezagado o ser excluido. Algunos se emparejan con alguien que no les gusta o no aman sólo por no sentirse excluidos. Como ven que todos se emparejan, se involucran con la primera persona que encuentran disponible. Ahora, díganme, ¿les parece que alguno de estos motivos para estar de novios los conducirá a un amor duradero? Para Andrés la clase no había resuelto su duda, pero si le dio mucho que pensar cuando soñaba despierto con Elena.

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