Sesión 1: Analizando líderes
PROPÓSITO
Introducción
Lectura
Al empezar a discutir la lista de líderes, cosa que con Internet había resultado bastante fácil, la clase empezó a tomar mucha más vida. Cada uno de los casos provocaba mucha discusión, así que resolvieron tratar de analizar los casos por sus características, caracteres y persona - lidades. Sonia toleró un poco de alboroto en su clase al ver que todos estaban muy motivados y habían empezado a surgir conclusiones bien in - teresantes. Pero les advirtió que no iban a poder analizar a fondo todos los ejemplos por no tener tiempo de leer sus biografías completas. De todos modos podían tratar de identificar elementos comunes y contrastantes de estos reconocidos líderes históricos. Los alumnos naturalmente focalizaron en algunos favoritos y se formaron grupos según las preferencias; luego podrían comparar sus con - clusiones. Sonia pidió a la clase que no cayeran en discutir cuáles de los líderes eran mejores o peores, sino que se concentraran en sus caracterís - ticas o dotes como líderes. Lo primero y más fácil era identificar que todos los líderes tenían en común mucha energía y empeño en lo que hacían, y que una vez decidida la meta, habían puesto toda su dedicación y fuerzas para alcanzarla. Una vez de acuerdo en que eran sumamente perseverantes, les costó más ver algo en común. –No eran todos genios, ¡ciertamente no Marilyn Monroe! –destacó Ramón. Finalmente concluyeron que además de perseverantes, eran bien organizados, de nuevo con la excepción presumida por Ramón, de Marilyn Monroe. –Creo que estamos todos de acuerdo –intervino Sofía, para poner fin a esta discusión que no progresaba–. ¿Qué tienen de contrastante? ¿Pueden separarlos en grupos? –Obviamente hay que separar los que eran destructivos de los que hicieron bien –observó Sonia–. La Madre Teresa, Santa Brígida, Napoleón, Carlomagno, Edison, Ford... todos estos son positivos; y Hitler y Stalin eran malos.
–Ok –dijo Ramón tomando el marcador y queriendo organizar la discusión–. Aquí pondremos a los malos y por aquí los buenos –y empezó a escribir–. Tenemos que poner en algún lado lo que tienen en común los buenos. Lo apuntaré aquí al lado.
–Compasión y deseo de cambiar una situación mala –gritó Julia–, ahí en Madre Teresa, Brígida, Nightingale, Elizabeth Fry. –Obvio –observó Andrés–, ¿pero en qué eran líderes? –Gran liderazgo y genio militar… aquí en esta columna –gritó Álvaro. Con creciente ánimo los jóvenes iban opinando y organizando los nombres y poniéndole características según las opiniones, hasta tenerlos todos más o menos categorizados, hasta que Sonia les avisó que ya había llegado la hora de sacar conclusiones. –Creo que han hecho un buen trabajo al discernir características sobresalientes de estos personajes. Ahora vamos a ver qué hay en común en estos líderes y si en todo esto encontramos algo de interés para nuestros días en estas personas que vivieron hace mucho tiempo… algunos hace miles de años… –¿Estaríamos de acuerdo –siguió Sonia–, en que todos tenían una visión que lograba comunicar e entusiasmar a un gran número de personas de su país? Ante el silencio, mientras los alumnos veían críticamente la lista tan variada de personajes, siguió para hacer más clara su pregunta: –Carlomagno, Napoleón… comunicaban una visión de país unida, mejorada, más justa, ¿de acuerdo?, pero también Hitler y Stalin comunicaban esto, la diferencia… Un momento, déjenme terminar –pidió, ante las protestas de algunos–. Al principio cuando Hitler asumió el poder hizo muchas cosas positivas que pusieron a su Alemania derrotada a valer de nuevo; creó empleos, estabilizó la economía, construyó las primeras autopistas del mundo, mandó a inventar el Volkswagen para que los pobres tuvieran también su automóvil. Esto lo hizo muy, muy popular. Pero todos estos logros se han olvidado por no respetar la vida humana; llegó a pensar que podía eliminar a los que juzgaba “inútiles”, y fue eliminando a los atrasados mentales, los enfermos terminales, los gitanos y por fin los judíos, etc. En su apego egoísta al poder, causó la Segunda Guerra Mundial que destruyó todo lo que había construido, y media Europa también. –El caso de Stalin –siguió–, es similar. Stalin inspiró al gran pueblo Ruso con una idea de igualdad total, de poner un fin a la injusticia, todo para todos en común, etc. Lo que pasa es que era, como Hitler, un hombre sin ninguna moral y lleno de odio. Consolidó su poder inspirando odio y poniendo presos o matando a los millones de personas que no estaban de acuerdo con su régimen. De esta manera ambos se transformaron de líderes en dictadores. Ya no le seguían por su visión y liderazgo, sino porque ya no eran libres. Un pueblo que sigue a un líder que no muestra virtud, termina siempre esclavizado a sus vicios. Así es que creo que esos los podemos eliminar de los grandes líderes… Bórralos, Ramón, que ya no nos sirven para nuestro estudio. –Luego tenemos unos líderes hombres –continuó Sonia–, grandes guerreros, que nos pueden decir mucho, porque eran muy diferentes a estos monstruos de Hitler y Stalin. Carlomagno, Alejandro el Grande, Simón Bolívar, San Martín, Napoleón, y otros que no están ahí, como Alfredo el Grande de Inglaterra, y muchos más. También tenían gran visión de lo que debía ser su pueblo. Tenían perseverancia, fuerza y los conocimientos necesarios para convencer y organizar sus países a fin de cumplir la visión. Pero a diferencia de los primeros que hemos eliminado, la obra de éstos perduró en el tiempo, porque lo suyo era liderazgo positivo, basado sobre la justicia que busca el bien para todas las personas. Su liderazgo buscaba la paz y la libertad para trabajar y para crear prosperidad. Es interesante leer sus vidas porque podemos ver cómo ellos, cada uno en su estilo, escogían los mejores ad - ministradores, castigaban la corrupción cuando la encontraban, y su meta era mejorar las condiciones de todas las clases. –Estas mujeres que han puesto en la lista: Teresa, Brígida, Fry, Nightingale –observó Sonia–. Todas fueron líderes con una visión tan justa que han captado la atención de su tiempo, y de la historia. Todas, en su época y con su estilo, estaban dispuestas a dedicar sus vidas, y perderlas si era preciso, para levantar la dignidad de los seres humanos que estaban degradados por la pobreza, el crimen, la enfermedad o lo que fuera. Eran mujeres que no lideraban con grandes discursos ni a causa de tener recursos, sino con sus acciones, poniendo su vida al servicio de este mensaje que todos reconocen: que una persona debe siempre ayudar a otra en necesidad, por compasión. Ellas personificaron lo que todos debemos sentir frente al sufrimiento, y con ello cambiaron la sociedad y obligaron a sus gobiernos a mejorar el trato hacia los más vulnerables. –Se nos ha acabado el tiempo –dijo, mirando su reloj –. En la próxima clase veremos estos otros personajes, muy variados y complejos que ustedes han querido poner en la lista. –Esto es interesante como historia, pero ¿crees tú que nos va a ayudar a ser líderes? –le preguntó siempre renuente Andrés a Ramón al salir.
–No sé, pero a mí se me están despertando muchas ideas, –le contestó
Ramón.
–Vamos a ver cómo nos va –y más animado prosiguió Andrés–.
Siempre podemos lanzar preguntas difíciles. Se ve que Sonia no reacciona mal. Mira como nos dejó ahí a Marilyn Monroe y el Marqués de Sade… ¡nunca pensé que los dejaría!