Sesión 4: Virtud sobresaliente del santo de mi colegio

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PROPÓSITO

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Que el estudiante conozca, valore e imite algunas virtudes del santo patrón de su colegio y pueda leer su biografía completa en la semana del aniversario de su colegio.


INTRODUCCIÓN

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Cada colegio de Coprodeli lleva el nombre de un santo, por ello, la fiesta patronal de cada centro se celebra el día de la muerte del santo patrón y es la oportunidad que conozca la vida, obra y el legado que dejó a la humanidad. Por ejemplo, tenemos como santo patrón a San Agustín de Hipona, a San Vicente, a San Martín, a San Francisco Solano, San Juan Macías, entre otros. ¿Cuál es el santo patrón de tu colegio? Recordemos que una persona es considerada santa o santo porque en vida tuvo una vida virtuosa, sirviendo a los pobres, viviendo y dando a conocer su fe a través de sus acciones por amor a Dios.

ECHA UN VISTAZO

Leamos cuáles son las virtudes necesarias para ser santo.

Virtudes necesarias para ser santo


LA CARIDAD

Es evidente que la primera entre todas las virtudes es la caridad que nos une directamente con Dios y, al mismo tiempo, nos lleva también a vivir la unión y solidaridad con los hermanos. Sin la caridad no hay perfección posible.

San Alfonso comienza su librito Práctica del amor a Jesucristo con estas palabras:

“Toda la santidad y perfección del alma consiste en amar a Jesucristo nuestro Dios”.

San Francisco de Sales decía: “La perfección cristiana consiste en amar a Dios de todo corazón”. Y San Agustín dijo: “Ama y haz lo que quieras” porque quien ama de verdad a Dios, no podrá hacer sino lo que le agrade. Es decir, será un santo.

Juan Pablo II enseña: “El amor es el único criterio según el cual todo debe hacerse o no hacerse, cambiarse o no cambiarse. Es el principio que debe dirigir toda acción y el fin al que debe tender. Actuando con caridad o inspirados por la caridad…todo es bueno” (ver RM 60).

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LA HUMILDAD

La humildad es indispensable para ser santos.

Los humildes se roban el corazón de Dios.

Dios quiere hacer maravillas en ti, pero tú debes colaborar con Dios porque Él respeta tu libertad.

Si tú se lo permites, Dios puede hacer de ti un gran santo.

LA SENCILLEZ

“Mira, lo que hallé fue solo esto: Dios hizo sencillo al hombre, pero él se complicó con muchas razones”. Esto dice el Eclesiastés (7,29), y la verdad es que a todos nos agrada que la gente sea sencilla, pues los rebuscados y creídos nos caen mal.

Por algo, Jesús un buen día, para enseñar a los discípulos la actitud que debían asumir al evangelizar, colocó en medio de ellos a un niño y les dijo: “Si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mt 18,3).

Él mismo nos dio una máxima de vida:

“Sean sencillos como palomas y prudentes como serpientes” (Mt 10, 16). San Pablo nos ensena:

“Hermanos, no seáis niños en juicio, sed niños en malicia, pero hombres maduros en juicio” (1 Co 14,20).

Esa sencillez no indica, por tanto, que se trate del infantilismo de seguir siendo niños toda la vida, sino más bien de ser adultos en toda la expresión de la palabra, manteniendo, sin embargo, las virtudes propias del niño que no guarda resentimientos, confía en su papá, está abierto a todos, mira la vida con ojos limpios…

Esta actitud de la sencillez es lo que se ha llamado “la infancia espiritual”. Santa Teresa del Niño Jesús, doctora de la Iglesia, es la maestra de este “caminito espiritual”.

PERSEVERANCIA Y FIDELIDAD.

Juan Pablo II, cuando habló en la Plaza Mayor de Lima, nos dijo estas palabras tan queridas para nosotros:

“La fidelidad es la prueba del amor”.

La perseverancia es una virtud que, en el fondo, encierra todas, por eso decía Jesús: “El que persevere hasta el fin se salvará” (Mt 10,22b).

“¡Bien, siervo, bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt 25,23).

“Dichoso el siervo a quien su señor lo encuentre vigilando” (Mt 24,46).

Comenzar es fácil, pero perseverar viene a ser la clave que hace posible la santidad. Como dice el Catecismo católico, la perseverancia es una gracia de Dios: “Los hijos de nuestra Madre, la Santa Iglesia, esperan justamente la gracia de la perseverancia final y de la recompensa de Dios, su Padre, por las obras buenas realizadas, con su gracia, en comunión con Jesús” (CC 2016).

Adaptado de https://evangelizacionsiempre.wordpress.com/2009/06/20/virtudes-necesarias-para-ser-santo/


CONÉCTATE

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Después de esta lectura, podríamos decir que Dios es exigente con el hombre, pero no nos deja solos en el camino. Y, en el intento de querer ser santos, Dios envía su gracia a través del Espíritu Santo para que nos inspire, fortalezca y acompañe.

Los santos fueron personas normales de carne y hueso como nosotros, lo que más sobresalió en ellos fue el amor a Dios, al prójimo, a los más pobres; no fueron indiferentes al sufrimiento de sus hermanos, dieron la vida por ellos.

¿Cuál es la virtud sobresaliente del santo de tu colegio?

¿Qué destacó más en su vida?

¿Por qué fue declarado santo?

¿Por qué tu colegio ha elegido ese nombre?


REFUERZA

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Observa el siguiente video:

Las virtudes: https://www.youtube.com/watch?v=QhAlEAioSco&t=2s

Responde las siguientes preguntas:

¿Qué virtudes unen al hombre con Dios?

¿Cuál es la virtud fundamental que nos une a Dios?

¿Qué otras virtudes atraen la mirada de Dios?


ATERRIZA

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Recordemos que las virtudes necesarias para ser santo son principalmente el amor a Dios, San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras”; si realmente se ama a Dios, no hay necesidad de hacer el mal. Esto comprendieron claramente los santos, por ello, tuvieron una vida ejemplar; mientras vivieron aquí en la tierra, amaron a sus hermanos sin importar que fuesen extranjeros porque en ellos reconocían la imagen de un Dios vivo.

Las otras virtudes son la humildad, la sencillez, la perseverancia y la fidelidad.


COMPARTE

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Reflexiona y socializa con tus amigos sobre la vida de los santos:

En tu agenda escribe seis virtudes sobresalientes del santo patrón de tu colegio. Después de reflexionar sobre su vida y entrega a Cristo escribe tres virtudes que puedas imitar. Consulta con tu confesor o con el pastoralista de tu colegio sobre este tema para que te oriente de la mejor manera.