Sesión 3: Una explosión en el colegio

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PROPÓSITO Que comprendan que un buen líder asume las consecuencias de sus errores y el débil las evade.

Introducción

Pregunte a los alumnos si han escuchado alguna vez que la estrella de la televisión, Simon Cowell, considera que cometió una equivocación. Observe que a pesar de cuán crítico pueda ser con los demás, Cowell mismo comete y ha cometido equivocaciones, las que libremente admite y de las cuales trata de aprender.

El Sr. Pérez, el director, ha cometido una gran equivocación. Les pide a Sonia, Alicia y Mariana que no digan nada y ellas aceptan darle una segunda oportunidad, porque creen que todos se equivocan y esta equivocación no ocasionó daños duraderos.

Lectura

Cuando Sonia, Alicia y Mariana llegaron a la entrada del salón lleno de humo, el señor Pérez, el nuevo director, miraba el desorden que había causado la explosión. Por detrás de su hombro, vieron a Andrés. –¡No entren, chicas! –les advirtió el señor Pérez–. Hay vidrios por todas partes. Él y Andrés estaban realizando un experimento de laboratorio. Ninguno de los dos sabía lo que estaban haciendo y muchos vasos de precipitado explotaron a causa de los productos químicos que habían mezclado. El traje del señor Pérez estaba cubierto de un polvo grisáceo. Sonia pidió a Mariana que buscara al conserje e ingresó al salón abriendo las ventanas para dejar salir el humo y el olor de los productos químicos quemados. El señor Pérez y Andrés parecían estar demasiado aturdidos como para hablar.

–No entiendo –le dijo Sonia al señor Pérez–. Ya terminaron las clases, ¿por qué están haciendo experimentos? Y ¡usted no enseña química! El señor Pérez parecía avergonzado. –La madre de Andrés me llamó y me dijo que había reprobado ciencias el año pasado y que volvió a reprobar en el curso de verano. Trataba de darle una pequeña ventaja en el año escolar, fomentando su interés por los experimentos. Andrés, el payaso de la clase, no se reía. Se había cortado la mejilla con un vidrio y estaba extremadamente pálido en contraste con el corte carmesí. –Me alegro de que ambos usaran los lentes de laboratorio –señaló Sonia–. Podrías haberte lastimado un ojo, Andrés. Al parecer ella aún no podía creer lo que estaba viendo. El señor Pérez, avergonzado, dijo: –Profesora Sonia, ¡usted no tiene el derecho a venir y actuar como si usted estuviera a cargo! Alicia quedó boquiabierta. El que cometió el error fue el señor Pérez; Sonia simplemente había tomado las riendas para limpiar y ordenar las cosas y él le estaba tratando como si ella fuera la culpable. Alicia sentía que gruñía por dentro. Sonia, pálida, simplemente dijo: –Andrés, creo que la enfermera aún está aquí. Será mejor que vayas para que te revise. –Gracias a Dios, fue después de clases –dijo el señor Pérez pensando en voz alta. Al darse cuenta de lo que había dicho, miró a Alicia y Sonia incómodamente. Se alegraba de que no hubiera mucha gente alrededor para enterarse de lo sucedido. –Sí, sí, Andrés, ve a la enfermería. Sólo es un pequeño corte, pero por si acaso... –dijo tratando de cubrir su último error–. Escuchen, señorita Sonia y Alicia. Olvidemos que esto pasó. Fue un error. Andrés no está gravemente herido. Los accidentes suceden. Sonia negó con la cabeza. –Creo que hay que informar al director del distrito escolar. –Pero… Sonia –dijo el señor Pérez en tono adulador –, usted también se equivoca ¿no es cierto? Aquí corresponde extender un poco de perdón. Después de todo, no le gustaría que el director del distrito escolar pensará que usted está en contra mío, porque su novio no obtuvo el cargo de director. Sonia lo miró fijamente. Luego recordó que Alicia estaba escuchando. –Tal vez deberíamos discutir esto en su oficina, señor Pérez –sugirió Sonia fríamente. El señor Pérez miró a Alicia. Ella podría contar el chisme. Pensó que era mejor solucionar el tema ahí en ese momento, frente a Alicia. –Alicia, ve a ver si Andrés está bien –dijo Sonia–. Tiene un corte feo y no estoy segura de la enfermera aún esté aquí. Alicia hizo amago de obedecer y el señor Pérez dijo: –¡Quédate aquí, Alicia! Alicia estaba atrapada entre su profesora y el director. No sabía qué decir ni qué hacer. Miró a Sonia sin poder hacer nada. Sonia intentó otra táctica con el señor Pérez: –¿Podemos al menos llamar a la enfermería, para asegurarnos de que están atendiendo a Andrés? –Por supuesto, por supuesto –dijo el señor Pérez, agitando la mano con un gesto generoso–. Llamaré con mi celular. La enfermera no se había ido aún y estaba limpiando la mejilla de Andrés. Dijo que no había vidrio y que no creía que necesitara puntos. Tanto Sonia como el señor Pérez suspiraron aliviados. Sonia estaba ge - nuinamente preocupada por Andrés; al señor Pérez le preocupaba más su cargo en la escuela. Con cierto recelo los tres se sentaron a hablar. Alicia no quería estar ahí, pero al mismo tiempo, quería apoyar a Sonia. Al final, el señor Pérez persuadió a Sonia y a Alicia para que perdonaran su error y no dijeran nada más al respecto. Andrés tenía un rasguño; el conserje llegó y limpió los vidrios y los productos químicos (el señor Pérez le dijo que uno de los estudiantes había cometido un error). Alicia y Sonia estuvieron de acuerdo a regañadientes. Sonia más que nada aceptó por dar un ejemplo a Alicia. No sería bueno empezar el año escolar negándose a darle al nuevo líder de la escuela una segunda oportunidad después de haber cometido una equivocación. –¡Qué intenso! –comentó Alicia, y junto con Sonia y Mariana volvieron al salón. –En fin, todos se equivocan, incluso los directores –afirmó Sonia–. Los líderes se equivocan. Estudiaremos esto como parte de nuestra clase de liderazgo, chicas. Es muy necesario saber perdonar en todas las relaciones, especialmente en los matrimonios y en las familias. No queremos causar explosiones en el laboratorio de nuestra vida –dijo riendo Sonia. –¿Explosiones como el divorcio, quiere decir? –preguntó Mariana. –Sí, exactamente –Sonia puso las manos en los hombros de las chicas–. ¿Están bien? Estaban un poco agitadas, pero estaban bien. Sonia recalcó: –Aunque no le contemos a los demás sobre el incidente, temo que Andrés va a contárselo a toda la escuela, porque cree que es gracioso. Alicia sintió un poco, aunque sólo un poco, de compasión por el señor Pérez. Por su lado, en efecto, después de enterarse de que su cortada no era grave, Andrés pensó que todo lo sucedido era muy gracioso y le daba risa el señor Pérez.

Escucha ahora la explicación del profesor

Todos nos equivocamos

No existe una persona viva que no se equivoque. Todos se equivocan. Algunas personas cometen equivocaciones graves que afectan su vida o la de otros por largo tiempo. Pregúnteles a los alumnos si pueden nombrar algunos ejemplos de equivocaciones serias que cambien la vida para siempre. Si no se les ocurre nada, empiece por mencionar el conducir sin cuidado y matar o herir permanentemente a otra persona, embarazarse o embarazar a alguien fuera del matrimonio, hacer un acto temerario como saltar de un acantilado a unas rocas y quedar lisiado permanentemente, hacer algo que te pueda meter a la cárcel, etcétera. Señale que la mayoría de las personas no comete equivocaciones tan serias en su vida, aunque todos comenten equivocaciones grandes y pequeñas. Mencione que el perdón es parte importante de equivocarse. Es importante que nos perdonemos y perdonemos a los demás por sus equivocaciones. Esto no significa que podremos eludir todas las consecuencias, pero sí significa que todos merecen una oportunidad para enmendar el daño causado por sus equivocaciones y aprender de ellas para hacerlo mejor la próxima vez. Pregúnteles a los alumnos qué equivocación cometió el señor Riley. ¿Por qué cometió esta equivocación? ¿Estaba quizás tratando demasiado ser un director exitoso? Si ése fuera el caso, ¿no sería un poco más fácil perdonarlo, sabiendo que actuó así por la inseguridad y la duda de su propia capacidad para tener éxito? Mencione que a veces, cuando conocemos las verdaderas razones por las cuales la gente hace las cosas, es más fácil perdonar. A veces hacen las cosas por miedo o ignorancia o porque tienen sentimientos negativos hacia sí mismos o en reacción a algo malo que les sucedió o que temen que les pueda pasar. Escriba en el pizarrón lo que decía Henry Wadsworth Longfellow: “Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos que la pena y sufrimiento de la vida de cada hombre es suficiente para desarmar toda la hostilidad”. Pida a los alumnos que interpreten este dicho.


Actividades de refuerzo

Resumen

Aprender a palos

Comente que a veces la gente aprende las cosas de la manera más difícil, a través del fracaso o teniendo que pasar por momentos difíciles a causa de las equivocaciones. Esto se llama “aprender a palos”. Pida a los alumnos que lean la Nota al Margen sobre Simon Cowell. ¿Qué momento difícil pasó Cowell en la vida? ¿No conoce lo que es fracasar y equivocarse? Señale que Cowell es un buen ejemplo de cómo incluso en los momentos más duros de la vida, cuando nos equivocamos y fallamos, aún podemos salir de eso y triunfar en el futuro si estamos dispuestos a aprender de nuestros errores.

Actividad para la casa