Sesión 3: Cumplir, vencer y ser alguien en la vida

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PROPÓSITO El estudiante practique acciones encaminadas a las facetas de la integridad.

Introducción

Presente 5 personajes del deporte que sean reconocidos y admirados por sus cualidades en el campo deportivo. Pregunte a los alumnos porqué son admirados y considerados un ejemplo a seguir ¿qué cualidades ven en ellos? Cuestionar si no están libres de defectos.

El Coronel Marcano regresa y a partir de una anécdota real habla de las grandes virtudes de un buen líder contrastadas con los vicios y hace un paralela con la vida del deportista y del buen soldado


Lectura

Cuando entraron en la siguiente clase de Personalidad y Liderazgo, varios de los alumnos tenían los sentimientos vueltos un lío. Carlos lo había expresado de una manera confusa pero que Ramón y Álvaro entendieron perfectamente cuando él, antes de la clase, les dijo: ––Yo no sé lo que nos están haciendo en esta clase… Primero Sonia nos corta en pedazos… personalidad, talentos, carácter, temperamento; y luego Miguel y el Coronel nos lanzan unas ideas que a mí, francamente, me van a hacer explotar la cabeza. ¿Cómo vamos a armar este rompecabezas con tantos elementos que quieren que tomemos en consideración? Me pregunto qué sorpresa nos tendrán preparada para hoy.

No sabía si alegrarse o no al ver al Coronel Marcano de nuevo, conversando y riendo con Sonia. “¡Será entonces el Coronel el encargado hoy de confundirnos más!” pensó Carlos mientras se sentaba. –Como probablemente ninguno de ustedes vaya estar nunca en un ejército –empezó con una gran sonrisa–, les contaré otra experiencia, no mía, sino de un joven que tuve bajo mi mando. Luego analizaremos las motivaciones y razonamientos de este caso que sonó bastante en el ejército a pesar de que no hubo ni balas ni heridos. Es un relato en el que se ve bien lo que es la integridad y el carácter de un líder… que es algo difícil de describir bien.

Es sobre un Teniente joven, nuevo en defensa aérea de artillería. Estaba en una estación de radar de importantes misiles en una colina bastante alta. Le habían asignado, entre otras cosas, la responsabilidad de quemar cada madrugada el código del día anterior que usaban con los aviones amigos. Era una responsabilidad importantísima, porque si el enemigo de alguna manera lo conseguía, podrían descodificar la clave y atacar sin miedo a nuestras defensas. La forma de destruir el código era prendiéndolo con un encendedor de cigarrillos, quemarlo completamente y dejarlo caer en un tambor para basura. Hacía mucho frio a las 5 de la mañana, ahí arriba donde estaba el radar. Y un día, mientras este Teniente estaba por encender el papel


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una ráfaga de viento le arrancó la página de su guante y lo mandó debajo de un camión. Primero tuvo que terminar de quemar las demás páginas y luego ir por la primera, que no pudo conseguir.

Pasó un tiempo buscando y entonces pidió a un Sargento que lo ayudara. Nada. Por fin se dio cuenta que no lo iban a encontrar y que tenía que llamar al Coronel en Jefe de la Batería. Era las 8 de la mañana y era domingo. El Coronel estaba durmiendo cuando su esposa lo buscó. No estaba contento, pero dijo que iría. El Coronel también buscó por un tiempo y por fin le dijo al Teniente que llamara a todos los hombres de la unidad para que fueran a ayudar a buscar el papel. Como era domingo, muchos estaban todavía dormidos y nadie había desayunado.

Al mediodía, llamaron a todos del pueblito de al lado para que fueran también a ayudar. Esa tarde, cuando empezó a oscurecer, el Coronel se dio cuenta de que iba a tener que reportar esta pérdida estratégica al General, que a su vez lo tendría que reportar al Centro de Defensa Aérea, que lo reportaría al Ministerio. Todos los hombres tenían frío y hambre y miraban a este joven Teniente más con lástima por haber arruinado su futuro y su carrera, que con rabia por su domingo arruinado.

De repente a 300 metros, oyeron un gritos y vieron a un Sargento cargado en hombros que había visto una esquina de la página casi cubierta de nieve ¡había recuperado el código perdido!

El Teniente fue llamado a reportarse al Coronel, quien empezó diciendo que el código no había debido extraviarse; y que reconocía que el Teniente había hecho todo lo que pudo para encontrarlo. “Pero lo más importante –dijo– es que usted ha reportado el chasco, cuando hubiera sido muy fácil decir que lo había quemado”. Como resultado, el Teniente fue promovido a una posición de más responsabilidad: la de jefe del pelotón más grande y más importante de la Batería. Ahora era el encargado de disparar el misil. ¡Vaya premio!

Bueno, tuvo suerte, porque su Coronel era un oficial justo, pero pudo haber tenido otro injusto y ser castigado indebidamente. Y como dijo un gran General, el soldado tiene que aceptar la injusticia, como acepta también heridas o la muerte, como parte de su deber de obediencia. A veces, muchachos, la honestidad y la integridad nos cuestan caro; al menos a corto plazo. Pero tiene grandes ventajas.

Y les recuerdo lo que indiqué la clase anterior: cuando un Teniente en un combate lleva sus hombres a un ataque atravesando 200 metros del fuego de las defensas enemigas, cruzando por alambre púa, peligro de minas y granadas, no puede obligar a ninguno a seguirlo. Sólo puede decir “síganme” y empezar a avanzar. Sus hombres lo seguirán si, y solo si, él ha creado un vínculo de confianza con ellos. Una confianza fundada en que él está dispuesto a sufrir lo mismo que ellos y que nunca los abandonará a su suerte.

Andrés y Álvaro levantaron la mano al mismo tiempo, y de hecho tenían la misma pregunta. Fue Andrés quien habló primero: –Coronel, lo que usted cuenta como si fuera liderazgo normal, a nosotros nos parece, bueno, casi el suicidio. No parece realista, es decir, no podemos entender estas palabras de integridad, carácter, y eso. Yo quisiera entender lo que significa “integridad” para un militar como usted, de tradición… bueno, eh… de integridad.

–Claro, entiendo –asintió el Coronel–. Esto que llamas tradición de integridad es algo que a veces pensamos que se está perdiendo. Pero no, nunca se perderá, porque es la única forma de preservar lo bueno que hay en el mundo. No todos los héroes y heroínas están en los ejércitos. Hay muchísimas personas viviendo su deber heroicamente en todas partes. Estoy seguro de que ustedes pueden reconocer los rasgos que yo les describo, en personas en su mismo barrio… tal vez incluso en sus mismas familias. Vamos a hacer un ejercicio. Pero primero contestaré a la pregunta: ¿Qué es la integridad? Como sabemos, tiene mucho que ver con la honestidad y la sinceridad, ¿verdad? Tiene también que ver con la pureza de las intenciones.

Es decir: antes que nada hay que tener humildad. ¿Saben lo que es la humildad? ¿es un concepto que manejan? –¡Sí! –contestaron todos. – Es clave para el deporte. Es tener el valor de ver tus fallas –se escuchó decir a un alumno. –Excelente. Es una virtud clave para todo en la vida –añadió el Coronel–. Hace falta en la pareja, también. Neutraliza la soberbia. Luego está la magnanimidad… que es la falta de envidia, ¿no es así?

–¡Si! –respondieron todos, entusiasmándose. –Eso también es importante para el buen jugador – se volvió a escuchar. –Muy bien – continuó el Coronel–. Luego también es muy importante la paciencia. La ira es algo muy negativo en un líder. La buena planificación, explicación y supervisión requieren paciencia, y evita las ocasiones de perder el temple y ponerse furioso, que no lleva a nada. Cosa también importante para el capitán de equipo, ¿cierto? –¡Cierto! –contestó un coro.

–Bueno, y la generosidad es bien importante. Consiste en darnos a los demás de manera habitual y decidida, con las ventajas que tenemos, incluyendo nuestra posición, bienes materiales, talentos y atención personal. En contraste, la codicia o avidez de tenerlo todo para uno mismo, te despoja rápidamente de tu autoridad porque todos pueden ver que tu interés es puramente egoísta. ¿Lógico?

–¡Claro! –respondieron todos. –Bueno, la integridad requiere también de lo que podemos llamar diligencia… esa cualidad de seguir hasta terminar el trabajo; el esmero, si quieren; la dedicación para hacer las cosas bien. Porque nadie quiere seguir a un flojo. ¿De acuerdo? –¡De acuerdo! –contestaron al unísono.

–Ya hemos visto seis cualidades y hay otra, que es la pureza de intención para cumplir el deber. Si un líder… –explicó el Coronel– aunque parezca que está haciendo su trabajo más bien está buscando beneficios y placeres personales -y esto pasa en todos los ámbitos- los demás se darán cuenta de su lujuria y perderá el respeto de sus subordinados.

Lamentándolo mucho, los tengo que dejar con estas consideraciones, porque mi visita termina mañana. Pero los invito a pensar en lo que hemos hablado y a aplicarlo en diferentes ámbitos de la vida, por ejemplo a la familia, la empresa, la política. Ustedes evidentemente lo entienden bien. Ahora sólo falta aplicarlo a la vida profesional y privada… y todo les ira muy bien. Es el desafío de nuestra existencia, no es fácil, pero lo van a disfrutar, porque se van a sentir hombres y mujeres de gran valor… para sí mismos, para sus familias, y para su país. Gracias por su hospitalidad y su atención. Gracias, sobrina, ¡he disfrutado este rato con estos magníficos jóvenes!

Escucha ahora la explicación del profesor

1. Integridad y carácter ante todo

La intención de la anécdota narrada por el coronel es mostrar de menara cercana y con hechos concretos que ser una persona íntegra no siempre es fácil y que existen momentos en los que la honestidad de esa persona aparentemente va a perjudicarla pero con el tiempo esa honestidad habla de lo íntegra que es y de su carácter a prueba de todo; lo que la convierte en una persona digna de confianza.

En la anécdota el Teniente comete un error en su misión y lejos de ocultarlo lo comunica porque entiende que por encima de la seguridad personal está la seguridad de toda la comunidad y del grupo de personas que dependen de él. Al final es recompensado, no por el error sino por la integridad moral que demostró en su actuar. Los errores son humanos, todas las personas somos susceptibles a cometerlos lo que nos diferencia de los demás, para bien o para mal, es cómo actuemos ante ellos: con valentía o cobardía, orgullo o humildad, engaño u honestidad.

Actividades de refuerzo

Resumen

Facetas de la Integridad

Una persona íntegra es aquella que sabe responder con unidad de creencias y acciones. En otras palabras la persona íntegra vive en unidad y concordancia con sus valores. Esto requiere valor al ser una persona intachable consecuente con lo que promete y fiel a su palabra. En consecuencia es una persona recta, honrada y digna de confianza.

Una persona íntegra puede vivir estas cualidades porque sabe ser humilde y por tanto identificar y aceptar sus errores para corregirlos, no se deja llevar por la soberbia gracias a la cual buscaos ocultar nuestras fallas para cuidar el amor propio. También es magnánimo porque sabe comprender los fallos de los demás y perdonar, no guarda rencor y busca la armonía con y entre los demás. Otra virtud de la persona íntegra es la paciencia, el saber analizar los hechos y escuchar a las personas si apresurarse por dejarse llevar por la primea impresión o emoción: La buena planificación, explicación y supervisión requieren paciencia, y evita las ocasiones de perder el temple y ponerse furioso, que no lleva a nada.

Cualidad que cuando es bien cultivada permite evitar caer en la ira. La generosidad es otra de las virtudes que se suelen encontrar en personas íntegras que saben entregarse y dirigir sus actos según los valores aprendidos y tiene como única recompensa la satisfacción de saber que están haciendo lo correcto. Es una virtud que vive el servicio a los demás y contrasta con la codicia porque, a diferencia de ésta, no espera ningún beneficio personal. Al mencionar el servicio no podemos dejar de mencionar la virtud de la diligencia. Una persona íntegra es diligente por su disposición a actuar con prontitud a favor de los valores o causa a la que sirve, no espera que otros actúen por ella:

Bueno, la integridad requiere también de lo que podemos llamar diligencia… esa cualidad de seguir hasta terminar el trabajo; el esmero, si quieren; la dedicación para hacer las cosas bien. Porque nadie quiere seguir a un flojo.

La pureza de intención es otro de los rasgos que caracteriza a una persona íntegra, pues el conjunto de sus valores e ideales no lo centran en sí misma sino en el bien que procura seguir y servir. Sus deseos no son mezquinos, no se quedan en la búsqueda del placer personal por el contrario la persona íntegra se entrega a la causa que sirve para lograr el ideal formado según sus valores altruistas. Si un líder…aunque parezca que está haciendo su trabajo más bien está buscando beneficios y placeres personales -y esto pasa en todos los ámbitos- los demás se darán cuenta de su lujuria y perderá el respeto de sus subordinados.


Actividad para la casa

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Las palabras son: • Generosidad • Humildad • Soberbia • Paciencia • Pureza • Envidia • Magnanimidad • Ira • Diligencia

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