Sesión 1: Influencia efectiva

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PROPÓSITO Con expresiones de interés los alumnos desean conocer mejor a los demás al entender que todos poseen belleza y talentos particulares.

Introducción

Pregunte a los estudiantes cuántos de ellos han hecho que un padre vaya a la escuela por un problema. El Sr. Pérez no entiende por qué las notas de Alicia están bajando. La mamá de Alicia habla con el director y demuestra tanto tacto que logra recortar las tareas de Alicia. Sonia logra que su trabajo de voluntario le de calificaciones.

Lectura

A Alicia no le agradaba del todo la idea de que su madre se sintiera obligada a ir a la escuela para defenderla, pero de hecho iría a la reunión de representantes debido a la caída vertiginosa de sus notas.

También sabía que el señor Pérez le prestaría más atención a su madre que a ella. Los padres tenían influencia. Entraron con Sonia, quien se mantuvo discretamente al margen dejando que la mamá de Alicia hablara. Alicia se maravilló por la forma como su madre manejó la situación usando la técnica del “emparedado” o “sándwich”, que le había explicado a Alicia:

“Cada vez que tengas algo crítico que decirle a alguien, ponlo en un emparedado. Con esto quiero decir que la crítica es la carne; encima y debajo de ella, coloca un buen pan: ¡elogios! Eso hace que la carne se coma más fácil”.

Su madre estaba bien vestida y sonreía dulcemente, pero no demasiado, y ella misma comenzó la conversación. De esta manera el señor Pérez tuvo que esperar a que terminara para empezar a hablar.

–Señor Pérez –comenzó a decir la mamá de Alicia–, yo sólo quería decir que entiendo la gran responsabilidad que tiene como director al encargarse de esta escuela en su primer año. Creo que está haciendo un buen trabajo. Nunca había visto la escuela brillar tanto ¡hasta los pisos están brillantes! Todo se ve muy limpio y bien organizado.

Alicia frunció sus labios. Ella no se había dado cuenta de eso, y en realidad su mamá estaba en lo correcto; el señor Pérez había mejorado la apariencia externa de la escuela. Alicia miró a su mamá con sincera admiración y su respeto por el señor Pérez se incrementó también.

–Usted –continuó la mamá de Alicia–, es una persona muy bien organizada y estoy segura de que llegará a realizar más de lo que una persona promedio podría hacer. Me pregunto, sin embargo, si usted entiende bien la clase de presiones que una adolescente siente y cómo un horario que no le costaría a usted, podría ser demasiado para una joven. Claro, sé que usted es una persona con empatía, que tiene mucha experiencia trabajando con gente joven, así que estoy segura de que entiende la situación de mi hija.

Vaya. Alicia casi sacudía su cabeza. Su madre se las había ingeniado para decir muchos elogios que hicieron que el señor Pérez se sintiera fabuloso. Él casi se estaba ruborizando. Al mismo tiempo, Alicia se daba cuenta de que su madre era sincera y estaba diciendo la verdad. Su madre no era una persona manipuladora.

–Hay muchas personas que se benefician del patio de recreo y de la campaña de distribución de alimentos, estoy segura que nadie quiere que estos proyectos se vengan abajo. Pero entenderá que a Alicia le cuesta estar encargada de todo eso y mantener sus notas.

–Bueno –dijo el señor Pérez finalmente–. Creo que debe haber una razón más profunda que explique por qué las notas de Alicia están bajando. Sonia tosió discretamente, y aunque trató de no mostrar cuánto discrepaba con el señor Pérez, él lo sintió y giró hacia ella. Sonia se sorprendió cuando le pidió su opinión respetuosamente.

–Yo no pienso que exista una razón más profunda –dijo ella –. Creo que Alicia está haciendo demasiado y naturalmente “quien mucho abarca poco aprieta”. Y eso se ha notado en sus calificaciones.

–Bueno, cuando un padre y uno de nuestros mejores profesores tienen una misma opinión, tengo que escuchar –dijo el señor Pérez con una humildad que impresionó a las tres mujeres presentes.

Sonia, con valor, dijo: –Tengo una idea. Luego miró vacilante al señor Pérez. –Por favor –contestó él haciendo un gesto alentador –, ¡dinos! Sonia le sonrió agradablemente y planteó su propuesta:

–Creo que se le debería permitir a Alicia dejar dos de sus cursos electivos y usar su trabajo altruista como créditos. De esa forma, la carga de sus cursos será más ligera y ella podría continuar con el patio de recreo y la campaña de alimentos.

Alicia no podía creer lo que oía. Estaba tomando dos cursos electivos que encontraba aburridos y sin sentido.

–Creo que lo podríamos arreglar así –dijo el señor Pérez. Al salir de la reunión todos estaban sonriendo. Alicia casi lloraba, estaba tan aliviada. Le susurró a su madre:

–¡La verdad es que odio esos cursos electivos! Cuando me inscribí para ellos, casi no quedaban opciones y me tocaron lo que nadie quería. Su madre la abrazo rápidamente y se despidió de Sonia agradeciendo su ayuda.

–No esperaba que aceptara –se maravilló Sonia–. La verdad es que está mejorando cada vez más como líder, ahora escucha, otorga poder, delega, confía en sus subordinados y nos permite algo de creatividad, aun cuando se reserva la decisión final para sí mismo. Está empezando a tratar a los profesores como asesores de confianza y se está volviendo un placer trabajar con él.

–Es una solución perfecta, Sonia. Gracias –dijo la madre de Alicia–. ¿Sabes? pienso que sería estupendo que el señor Miguel fuera director y tú fueras jefe de maestros o incluso sub-director. –Sub-director –sonrió Sonia.

–Así la escuela sería dirigida por una pareja de esposos, serían como los padres –se entusiasmó la madre de Alicia–. Estoy segura de que los chicos apreciarían una escuela dirigida más como una familia.

–Eso sería fenomenal –reconoció Sonia–. De todos modos, tú también has hecho un buen trabajo. Los padres tienen mucho poder. El señor Pérez realmente prestó atención a tus palabras.

–Bueno, cuando mi niña, quiero decir, cuando una señorita, mi hija Alicia, se queda dormida sobre sus libros y tiene ojeras bajo sus ojos, como padre, simplemente tengo que intervenir. Después de todo, no se trata de que Alicia sea una floja o una mala estudiante.

Las dos mujeres se separaron amigablemente. Alicia estuvo feliz toda la tarde. ¡No tenía que dejar el patio de recreo o la campaña de distribución de alimentos; además iba a obtener calificación por ello, en lugar de asignaturas que le fastidiaban. Álvaro no estaba enojado con ella después de todo; y de hecho, los momentos con él habían sido de los mejores que había tenido en la semana. Su madre y Sonia habían trabajado bien juntas para ayudarla a tener un horario más razonable, y el señor Pérez mostró un buen liderazgo al reconocer las preocupaciones del padre y el profesor.

–La vida es buena –pensó, repitiendo una de las expresiones favoritas de su primo Carlos–. Hay cosas que realmente funcionan bien. ¡Especialmente con el “poder de una madre” como respaldo!

Escucha ahora la explicación del profesor

A. Lo cortés no quita lo valiente

Vimos que Alicia tiene un problema de tiempos y horarios por las actividades asumidas. Ante su evidente cansancio su madre decide ir al colegio para apoyarla. Si bien la conversación podía no ser fácil, la madre de Alicia confía en que va a tener éxito y va a lograr que el director no sólo la escuche sino que comprenda su petición. ¿De dónde nace la seguridad? De la certeza de entender las cosas como son y saber expresaras con lógica y objetividad. Dicha objetividad demanda, de parte de la madre de Alicia, que en su discurso no sólo se toque el tema en cuestión sino que se parte del contexto en general.

Cuando el punto de partida de un tema abarca el contexto del mismo es más simple hacer ver la lógica de nuestro razonamiento y lograr mayor comprensión de parte del interlocutor. Hablar a veces no resulta fácil, sobre todo cuando lo que se tiene que decir no puede parecer agradable para la otra persona, pero dicha dificultad no es razón para no decir lo que se piensa. La mejor actitud ante una conversación que nos puede parecer difícil es la de la sana distancia. La distancia nos permitirá ver todo el contexto y partir de lo positivo para después tratar lo negativo, as í el discurso evidenciará algo que está pasando y se tendrá a mano los recursos positivos de la situación para buscar una solución.

B. Practicando la asertividad

Nos comunicamos todos los días, pero no siempre nos dejamos entender. Esta dificultad se acrecienta cuando lo que queremos decir nos resulta difícil por la interferencia emocional que dicha dificultad genera. Para mejorar las habilidades de comunicación es necesario ser asertivos.

La asertividad es la habilidad por la cual podemos expresar el propio sentir con claridad y de manera abierta sin incomodar o faltarle el respeto a la otra persona. Se caracteriza por tener un discurso claro, sereno y orientado a que la otra persona comprenda el mensaje.

La asertividad es una herramienta útil que nos permite presentar de la manera más idónea aquellos mensajes difíciles de transmitir como pueden ser: una corrección, una crítica, un desacuerdo, el rechazar algo.

Para ser asertivos debemos ser conscientes de porqué ésa corrección que vamos a hacer nos incomoda. Identificar la idea que nos afecta y hacerla objetiva para poder expresarla con mayor tranquilidad y menos carga emocional.

Actividades de refuerzo

Practiquemos la asertividad:

1. Dibuja a tu compañero o compañera completa en una hoja de tu cuaderno

2. Distínganse un compañero como “A” y el otro como “B”.

3. “A” le corrige asertivamente a “B” todos los defectos que encuentra en la figura de “B”.

4. “B” le dice a “A” todos los buenos trazos y detalles interesantes que tiene la figura de “B”.

5. ¿Cómo se ha sentido “B” cuando “A “ le corregía?¿Creen que A fue asertivo? ¿Cómo se sintió “A” cuando “B” lo halagaba? Comenten sus experiencias.

Resumen

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Actividad para la casa

Busque frases sobre asertividad y escríbalas en su cuaderno.