Sesión 1: Eligiendo el nombre de mi promoción

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PROPÓSITO

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Comprender la diferencia entre dominio y adicción en las redes sociales, reconocer que las redes sociales son muy útiles y debemos aprender a controlarlos, así como utilizarlos para lo necesario.

INTRODUCCIÓN

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El nombre de la promoción es un símbolo de lo que significará para Uds. su experiencia en el colegio. Me atrevo a comparar: es como ese padre que espera con ansia la llegada de su bebé y elige el nombre que tiene un significado exclusivo sólo para él.

Es costumbre en los colegios de COPRODELI que la promoción de 5.º de secundaria elija el nombre de algún santo, en especial: Carlo Acutis, Santo Domingo Savio, San Juan Pablo II, Madre Teresa de Calcuta, San Vicente de Paúl, San Roque, entre otros. También se pueden elegir personajes ilustres cuya vida ayudó a formar una sociedad justa y reconciliada: Martin Luther King, Ricardo Palma, entre otros.

ECHA UN VISTAZO

Esta lectura de Christus vivit, la santidad es una flor joven, pone en evidencia que la santidad no es cosa de extraterrestres y que sí, hay personas que son dignas de ser emuladas por todos. Leamos.

Un año después del Sínodo sobre los jóvenes, chicos y chicas de todo el mundo se confrontan con la “Christus vivit”, la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, quien nos recuerda que no sirven muchos años para convertirse en santos. Francisco de Asís y Juana de Arco eran jóvenes, como Kateri Tekakwitha y Pier Giorgio Frassati. Joven era Chiara Badano, cuya historia cautiva desde hace tiempo a Chiara Van Voorst tot Voorst, 24 años de los Países Bajos.

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Jóvenes santos El corazón de la Iglesia también está lleno de jóvenes santos, que entregaron su vida por Cristo, muchos de ellos hasta el martirio. Ellos fueron preciosos reflejos de Cristo joven que brillan para estimularnos y para sacarnos de la modorra. El Sínodo destacó que «muchos jóvenes santos han hecho brillar los rasgos de la edad juvenil en toda su belleza y en su época fueron verdaderos profetas de cambio; su ejemplo muestra de qué son capaces los jóvenes cuando se abren al encuentro con Cristo».

«A través de la santidad de los jóvenes la Iglesia puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico. El bálsamo de la santidad generada por la vida buena de tantos jóvenes puede curar las heridas de la Iglesia y del mundo, devolviéndonos a aquella plenitud del amor al que desde siempre hemos sido llamados: los jóvenes santos nos animan a volver a nuestro amor primero (cf. Ap 2, 4)». Hay santos que no conocieron la vida adulta, y nos dejaron el testimonio de otra forma de vivir la juventud. Recordemos al menos a algunos de ellos, de distintos momentos de la historia, que vivieron la santidad cada uno a su modo.

En el siglo III, san Sebastián era un joven capitán de la guardia pretoriana. Cuentan que hablaba de Cristo por todas partes y trataba de convertir a sus compañeros, hasta que le ordenaron renunciar a su fe. Como no aceptó, lanzaron sobre él una lluvia de flechas, pero sobrevivió y siguió anunciando a Cristo sin miedo. Finalmente lo azotaron hasta matarlo.

San Francisco de Asís, siendo muy joven y lleno de sueños, escuchó el llamado de Jesús a ser pobre como Él y a restaurar la Iglesia con su testimonio. Renunció a todo con alegría y es el santo de la fraternidad universal, el hermano de todos, que alababa al Señor por sus creaturas. Murió en 1226.

Santa Juana de Arco nació en 1412. Era una joven campesina que, a pesar de su corta edad, luchó para defender a Francia de los invasores. Incomprendida por su aspecto y por su forma de vivir la fe, murió en la hoguera.

El beato Andrés Phû Yên era un joven vietnamita del siglo XVII. Era catequista y ayudaba a los misioneros. Fue hecho prisionero por su fe, y debido a que no quiso renunciar a ella fue asesinado. Murió diciendo: “Jesús”.

En ese mismo siglo, santa Catalina Tekakwitha, una joven laica nativa de América del Norte, sufrió una persecución por su fe y huyó caminando más de 300 kilómetros a través de bosques espesos. Se consagró a Dios y murió diciendo: “¡Jesús, te amo!”.

Santo Domingo Savio le ofrecía a María todos sus sufrimientos. Cuando san Juan Bosco le enseñó que la santidad supone estar siempre alegres, abrió su corazón a una alegría contagiosa. Procuraba estar cerca de sus compañeros más marginados y enfermos. Murió en 1857 a los catorce años, diciendo: “¡Qué maravilla estoy viendo!”.

Santa Teresa del Niño Jesús nació en 1873. A los 15 años, atravesando muchas dificultades, logró ingresar a un convento carmelita. Vivió el caminito de la confianza total en el amor del Señor y se propuso alimentar con su oración el fuego del amor que mueve la Iglesia.

El beato Ceferino Namuncurá era un joven argentino, hijo de un destacado cacique de los pueblos originarios. Llegó a ser seminarista salesiano, lleno de deseos de volver a su tribu para llevar a Jesucristo. Murió en 1905.

El beato Isidoro Bakanja era un laico del Congo que daba testimonio de su fe. Fue torturado durante largo tiempo por haber propuesto el cristianismo a otros jóvenes. Murió perdonando a su verdugo en 1909.

El beato Pier Giorgio Frassati, que murió en 1925, «era un joven de una alegría contagiosa, una alegría que superaba también tantas dificultades de su vida». Decía que él intentaba retribuir el amor de Jesús que recibía en la comunión, visitando y ayudando a los pobres.

El beato Marcel Callo era un joven francés que murió en 1945. En Austria fue encerrado en un campo de concentración donde confortaba en la fe a sus compañeros de cautiverio, en medio de duros trabajos. La joven beata Chiara Badano, que murió en 1990, «experimentó cómo el dolor puede ser transfigurado por el amor. La clave de su paz y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa expresión de su voluntad para su bien y el de los demás».

Que ellos y también muchos jóvenes que quizás desde el silencio y el anonimato vivieron a fondo el Evangelio, intercedan por la Iglesia, para que esté llena de jóvenes alegres, valientes y entregados que regalen al mundo nuevos testimonios de santidad.

Adaptado de: https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2019-11/christus-vivit-jovenes-sinodo-papa-francisco-carta-video1.html

CONÉCTATE

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El docente invita a la reflexión: chicos quizá cause asombro e incógnitas ¿Por qué se está considerado esta lectura para este tema? Porque ustedes están eligiendo un nombre para la promoción, es importante que ese nombre tenga sentido y una explicación. Es por ello que el nombre que van a elegir ha de ser objetivo, con sentido y digno de emular.

Probablemente muchos quieran elegir el nombre de otro personaje, porque suena bien al oído. Antes de elegir, deseo que lean su historia, su legado y si realmente sus obras trascendieron para el bien común y no se dejen simplemente llevar por la moda o por el momento.

Finalmente, el nombre de la promoción nos debe invitar a emular en cosas concretas para hacer el bien en favor de los demás, vale decir, ser esos hijos dignos del santo cuyo nombre lleva la promoción. Entonces, ¿qué nombre elegiremos para nuestra promoción? ¿Por qué estamos eligiendo ese nombre?

REFUERZA

Este video nos cuenta el motivo por el que el Papa quiso ser llamado Francisco. Veamos

https://www.youtube.com/watch?v=D6h--_FV7nQ&t=18s

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Bergoglio eligió Francisco porque quiere 'una Iglesia pobre y para los pobres'.

Responde a estas preguntas en grupo:

  • ¿Por qué Mario Bergoglio eligió el nombre de Papa Francisco?
  • ¿Qué significa para el papa, ser Francisco?
  • ¿Cuáles fueron los aspectos fundamentales que le motivaron a tomar el nombre de Francisco?
  • ¿Crees que de la misma manera debes elegir el nombre para la promoción?

ATERRIZA

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QUÉ DEBO CONOCER ANTES DE ELEGIR EL NOMBRE DE LA PROMOCIÓN?

  • ¿Cuáles son sus obras?
  • ¿Qué aspectos de su vida te llegan al corazón?
  • ¿Te inspira a ser mejor persona?
  • ¿En qué se le puede imitar concretamente?
  • LA VIDA DEL PERSONAJE


COMPARTE

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Lee la vida del santo o del personaje que deseas, para tu promoción.

Escribe y sustenta ante tus compañeros el motivo por el cual deseas escoger el nombre que propones.