Sesión 1: Cuidando nuestros derechos humanos

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PROPÓSITO El estudiante comprenda que la dignidad de la persona humana es el fundamento de los derechos humanos.

Introducción

En el hospital Juan y Betty se encuentran con casos que reflejan situaciones de injusticia y sufrimiento. Surge así una diálogo con Gina sobre los derechos humanos y la importancia de respetarlos.

Lectura

Juan y Betty pensaron que Gina (y la llamaremos Gina porque a pesar de ser una señora no era tan mayor) era una persona sumamente interesante. El paseo por «Nueva Vida» comenzó con los niños recién nacidos. –Aquí recibimos a muchas madres con problemas. Madres a veces muy jóvenes, solteras o en extrema pobreza. Por lo general llegan aquí porque han decidido no abortar. De hecho en este campo trabajamos en colaboración con algunas ONG’s «Pro–Vida» que lo que suelen hacer es ayudar a que este tipo de mujeres comprendan el tesoro tan valioso que llevan en su seno. –Será valioso pero muchas veces trae más problemas que soluciones. Incluso he sabido que hay veces que un embarazo pone en peligro la vida de la madre –cuestionó Juan. –Eso. También son muy discutidos los embarazos por violación – agregó Betty–. Sé que la vida es muy importante, pero en estos casos me quedo desconcertada. –El derecho a la vida es el primero y más importante derecho humano. Todos los demás derechos se basan en este. Nadie puede garantizar mi derecho a la libertad o a la igualdad si estoy muerta. –¿Pero y los casos complicados? –insistió Juan. –Son muchos menos de los que ciertos medios nos quieren hacer creer. Pero incluso en estos pocos casos la generosidad, sumada a la claridad de saber que estamos frente a una vida que ya late y tiene derechos ha sido oportunidad para manifestar de las mejores muestras de humanidad en este tiempo. Claro que se debe buscar salvar a los dos, porque los dos tienen derecho a la vida. Si en el camino uno muere, será por algún problema o alguna complicación particular propia de ése embarazo en especial, pero no como resultado de una intención de matar. Buscamos respetar el derecho a la vida de una persona que ya desde el momento de la concepción tiene vida. En este sentido puedo empezar a responder a la tercera pregunta. Comenzaron a caminar por los pasillos. –Nuestra ONG tiene una declaración de principios que es lo que nos rige en todo lo que hacemos. Uno de esos puntos dice más o menos así: “El respeto de la persona humana pasa por el respeto del principio: «Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando, en primer lugar, su vida y los medios necesarios para vivir dignamente.»” A veces respetar este principio cuesta, pero en esto creo que tenemos que ser terminantes. Con respecto al caso de violación, ciertamente es un punto difícil. Lo primero que deben saber es que son muy extraños los casos de violación en los que las mujeres quedan embarazadas. Son muchos los factores que intervienen para decir esto: que la mujer no esté fértil, que el violador no llegue a depositar esperma, que si la mujer está ovulando la tensión psicológica es tan intensa que llega a inhibir el óvulo... Los novios se quedaron pensando. Gina continuó –Ciertamente defender los derechos humanos cuesta. No todo mundo los entiende. Cuando alguien quiere violar el derecho de otro siempre se da una situación complicada que hay que resolver siendo fieles a la dignidad de la persona humana. Esto mismo se aplica con respecto a la igualdad, a la libertad, a la no discriminación, el derecho a la educación, a la vivienda y tantos y tantos que en su conjunto son los llamados derechos humanos. –¿De dónde nacen los derechos humanos? –preguntó muy interesada Betty. –De la naturaleza humana. Para que me entiendan: un derecho nace de darse cuenta del fin a que está orientada toda persona humana. Cuando digo derecho a la vida o derecho a la libertad no se trata de inventar nada sino básicamente de descubrir. Descubrir cómo es objetivamente la persona humana para poder respetar siempre esta naturaleza o forma de ser. En ese momento se detuvieron frente a una pizarra de encargos. Gina aprovechó para escribir los elementos básicos allí. –Entonces, si se fijan bien, tenemos dos conceptos de base para entender los derechos humanos: la naturaleza de la persona humana (o forma permanente de ser de toda persona humana) y la justicia que nace de ver objetivamente esa naturaleza. Para entenderlo podemos partir de la famosa regla de oro... –Hacer con los demás lo que quieras que hagan contigo... – completó Juan.

–Que en este caso sería: “defender para los demás los derechos que quieres que los demás defiendan en ti”. De ahí que sea tan necesario para toda la humanidad defender y respetar los derechos humanos. Incluso cuando la situación sea difícil. –Pero no siempre es así. Bueno, he oído que hay lugares donde se atacan los derechos humanos... incluso he oído que aquí mismo, en nuestra patria, algunos derechos humanos no están bien defendidos... ¿cómo es eso? –Betty iba hablando conforme pensaba. –Hay lugares donde no se respeta la libertad, por ejemplo. Países con regímenes totalitarios en dónde es necesario buscar que se respete ese derecho. Puede ser peligroso denunciar para que se respete, pero se debe hacer. Lo mismo el derecho a la vida frente al aborto o la eutanasia. En estos casos no son países con tiranos, sino sistemas económicos o de rendimiento o simplemente formas de pensar de muchos (egoísmo, para ser más precisos). O el derecho al trabajo frente al desempleo. O el derecho a la igualdad frente a la discriminación. Y así todos los derechos. Por eso hay en nuestro país todavía mucho por hacer para defender los derechos humanos, por más que algunos estén respetados. –¿Y qué tiene que ver las Naciones Unidas en todo esto? – preguntó Juan. –Habrás oído hablar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. –No. –Esa declaración es un intento de poner un escrito válido para todos en el que se reconozcan los derechos humanos más básicos. En ese momento habían llegado a una oficina. Gina los hizo tomar asiento y ella se ubicó tras un escritorio. Tomó un par de libros de un estante y los abrió frente a ellos. Comenzó a leer. –“El 10 de diciembre de 1948, después de largas y fatigosas negociaciones entre los países que entonces formaban la ONU, se llegó a un consenso mínimo para poder promulgar este conjunto de enunciados jurídicos que versan sobre los derechos humanos que se reconocían como fundamentales. Fue ciertamente un hito importante en la historia de la humanidad, no obstante que de los 56 países que entonces eran miembros de la naciente ONU –la que había sido fundada en 1945– 4 se abstuvieron de votar a favor. El recuerdo fresco de los innumerables horrores de la Segunda Guerra Mundial fue ciertamente un acicate. No cabe la menor duda de que fue un triunfo para la humanidad que los gobernantes de la mayoría de los países del mundo descubrieran la necesidad de tipificar un elenco básico de derechos humanos.

Pero no debe caerse en el engaño. La existencia de una Declaración Universal de los Derechos Humanos no garantiza que los derechos se respeten y que en verdad se tutelen.” –No entiendo –interrumpió Juan–. Existe la Declaración pero de todos modos los derechos no se garantizan. ¿De qué sirve? –Es una referencia, Juan. Que no los garantiza es lo que veníamos hablando antes. El porqué es lo que te tiene que cuestionar. Miren, la Declaración en realidad no es una ley ni un tratado por tanto no tiene fuerza de coacción. En realidad es una recomendación. Como dice en el preámbulo: «ideal por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse». Algunos países han formado comisiones para ver por estos derechos, pero otros no. –No me responde de qué sirven, entonces –Juan se impacientó un poco. –Hacia allá voy. Ese intento es muy bueno, sobre todo para poder mostrar a todo el mundo unas reglas básicas necesarias para la convivencia. Lo que de algún modo se busca es evitar que cada persona «invente» sus propios derechos y con ellos no reconozca el derecho del vecino. En este sentido esta no es la primera declaración de derechos. Hay una mucho más antigua. Seguro conocen los diez mandamientos. Bueno esa es la primera declaración de derechos humanos que ha tenido la humanidad y de algún modo son tan acertados que siguen rigiendo en las relaciones entre los hombres. –Pero eso es religión –objetó Betty–. No todos lo siguen. –Sí y no. Es religión en cuanto fue dado al pueblo judío y luego fue heredado por el cristianismo. Pero no es solamente religión en el sentido de que es un código universal que brota de la misma naturaleza... como decíamos hace rato de los derechos humanos. –¿Y por qué lo menciona? –Porque en algo se deben parecer todos los derechos básicos y es que nadie los inventa, son descubiertos y de allí viene su fuerza. En todo caso la ONU nos recuerda los derechos humanos, pero no los inventa. Esto se le ha olvidado a varios países. Y ésta es la segunda razón por la que no se aplican como debieran: como para algunos es un invento, como tal se puede cambiar, con tal de tener mayoría. –¿Y eso no se puede hacer? –Juan estaba verdaderamente metido en una discusión con Gina.

–No. Matar siempre será malo, lo diga o no lo diga la ONU. Por ejemplo, últimamente hay gente que quiere hacer incluir el derecho al aborto como un derecho humano. Eso no se puede hacer... imagínate el caos que sería la sociedad si todas las mañanas tuvieras el derecho de matar a todo aquél que ves en la calle y te cae mal. El panorama que le vino a la mente a Juan fue sombrío. –Por eso para poder entender qué es un derecho humano siempre tienes que preguntarte no quien redactó el enunciado, sino si respeta la naturaleza humana sin excepción. Es decir, si respeta la dignidad de cada persona humana. Gina sabía que los había dejado pensando. Se puso de pie y con un gesto los guió hacia la última sala –La defensa de la dignidad humana no parte de una actitud pasiva. Hay que salir al encuentro de los que nos rodean y necesitan sentir que nosotros, los que somos la sociedad, los respetamos como personas. Todos los derechos humanos «viajan» por decirlo de alguna manera, sobre los rieles de la reciprocidad, del respeto hacia el otro . De lo contrario son discurso e hipocresía. Es precisamente por eso que me metí en esta ONG y no en otra, porque un discurso sobre derechos humanos sin acción desde la ayuda a los demás es como no hacer ni escribir nada. Ahora les quiero mostrar las razones por las que yo apuesto por estos derechos.

Escucha ahora la explicación del profesor

La Declaración Universal de los Derechos Humanos

La Declaración Universal de los Derechos Humanos elaborada por la ONU es un intento de crear un escrito universal por el cual se reconozcan los derechos básicos de la persona. La historia de la declaración es la siguiente: “El 10 de diciembre de 1948, después de largas y fatigosas negociaciones entre los países que entonces formaban la ONU, se llegó a un consenso mínimo para poder promulgar este conjunto de enunciados jurídicos que versan sobre los derechos humanos que se reconocían como fundamentales. Fue ciertamente un hito importante en la historia de la humanidad, no obstante que de los 56 países que entonces eran miembros de la naciente ONU –la que había sido fundada en 1945– 4 se abstuvieron de votar a favor. El recuerdo fresco de los innumerables horrores de la Segunda Guerra Mundial fue ciertamente un acicate. No cabe la menor duda de que fue un triunfo para la humanidad que los gobernantes de la mayoría de los países del mundo descubrieran la necesidad de tipificar un elenco básico de derechos humanos.

Pero no debe caerse en el engaño. La existencia de una Declaración Universal de los Derechos Humanos no garantiza que los derechos se respeten y que en verdad se tutelen.” La Declaración en sí misma carece de valor si no hay un compromiso de parte de los países y las personas por cumplirla. No es un fin en sí misma, debemos entenderla como un medio que nos recuerda la realidad de la naturaleza humana y sus necesidades para sobrevivir. Si se entiende bien se verá que no es una ley ni una obligación sino un recordatorio de lo que es mejor para toda persona, una recomendación de cómo vivir mejor entre los seres humanos. Un poco lo que busca es generar un mínimo para que así nadie «invente» sus propios derechos o exija arbitrariamente privilegios que pueden perjudicar a los demás, haciendo la convivencia injusta.

Si analizamos otras declaraciones de derechos (los diez mandamientos es el ejemplo más antíguo), encontraremos que se dan grandes coincidencias y que no hay nada inventado, que comparten un código universal que nace de la misma naturaleza del hombre. Esto lo encontramos en el libro del alumno de la siguiente manera: ...en algo se deben parecer todos los derechos básicos y es que nadie los inventa, son descubiertos y de allí viene su fuerza. En todo caso la ONU nos recuerda los derechos humanos, pero no los inventa. Esto se le ha olvidado a varios países. Y este es la segunda razón por la que no se aplican como debieran: como para algunos es un invento, como tal se puede cambiar, con tal de tener mayoría. ...para poder entender qué es un derecho humano siempre tienes que preguntarte no quien redactó el enunciado, sino si respeta la naturaleza humana sin excepción. Es decir, si respeta la dignidad de cada persona humana. Todos somos protagonistas

La defensa de la dignidad humana no parte de una actitud pasiva. Hay que salir al encuentro de los que nos rodean y necesitan sentir que nosotros, los que somos la sociedad, los respetamos como personas. Todos los derechos humanos «viajan» por decirlo de alguna manera, sobre los rieles de la reciprocidad, del respeto hacia el otro . De lo contrario son discurso e hipocresía. Los derechos se concretan en cada persona ya sea porque los vive o porque los cumple en el prójimo. El hecho es que han sido creados para el ser humano y es él el principal responsable de concretarlos. Somos los principales protagonistas porque los derechos humanos parten de nuestra naturaleza. No podemos vivir esperando que «otros» cumplan primero con algo que nos compete directamente.

Actividades de refuerzo

Declaración de los derechos humanos

Nota: recordar que la ONU hace una declaración que es lo mismo que reconocer que no los inventa sino que los enuncia de la propia naturaleza humana. Declaración Universal de Derechos Humanos Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.

Preámbulo

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias, Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión, Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones, Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,

La Asamblea General

Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

Resumen

El primero de los derechos: el derecho a la vida

El primer derecho que fundamenta los demás es el derecho a la vida, es el más importante de todos los derechos ya que sin él no habría ser humano a quien defender.

Esto significa a sumir la vida misma como un don y una responsabilidad. Una vez que la persona existe y es reconocida como tal, desde el seno materno, van surgiendo todos los demás derechos a partir de la vida misma: derecho a la igualdad, a la alimentación, a la libertad, al cuidado y seguridad, derecho a luchar por llevar una vida digna y ser respetados como personas valiosas y capaces de aportar a la sociedad. Cuando hablamos del derecho a la vida no podemos dejar de hablar del derecho de las personas que están por nacer, sobre todo de aquellos casos que la sociedad muestra como «difíciles» y por lo tanto sujetos de ser abortados.

Por eso es necesario hacer algunas aclaraciones para poner las cosas en su lugar: en primer lugar, los casos en los cuales la presencia del bebé pone en riesgo la vida de la madre son muy escasos, no son tantos como los medios nos quieren hacer creer. Cuando uno de estos casos, poco comunes, se presenta debemos tener como punto de partida que tanto la madre como el hijo tienen derecho a la vida por igual, por lo tanto en todo momento se debe apuntar a ayudar a ambos. Si en el camino se da alguna complicación y uno de los dos muere será por la complicación misma del proceso pero no como resultado de una intención de matar. En todo momento se debe buscar respetar el principio de la vida, principio que está presente en todo ser humano por igual y que debemos aplicar a todos de la misma manera no importando la edad o el tiempo de desarrollo que tenga.

Por eso no es fácil defender los derechos humanos (aunque sí muy necesarios) ya que no todo el mundo los entiende y pueden distorsionar su interpretación, sobre todo cuando nos encontramos ante situaciones complicadas las cuales se deben solucionar sin perder de vista la dignidad de la persona humana. Hay que tener cuidado en buscar caminos de «ayuda» fáciles, que lejos de brindar ayuda introduce a la persona en una dinámica de respuestas rápidas y fáciles que la alejan de su dignidad (como por ejemplo el aborto, el afán de venganza, el revanchismo, la ambición).

Actividad para la casa

Cada grupo debe analizar el texto buscando responder a las siguientes preguntas:

a ¿Cuál es el fundamento reconocido por la Declaración?

b ¿Qué busca evitar la Declaración?

c ¿Cuáles son los objetivos de la Declaración?

d ¿Cuál tiene que ser el compromiso de los países frente a la Declaración?

4. Pedir que luego establezcan un debate acerca del real cumplimiento de esta carta de intención actualmente y qué faltaría para que realmente todos gozaran de estos derechos.