Diferencia entre revisiones de «Sesión 5: El poder del cariño»

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–No veo cuál sea el problema –dijo con casi brutal sinceridad un
–No veo cuál sea el problema –dijo con casi brutal sinceridad un

Revisión del 16:23 9 ago 2021

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PROPÓSITO Que aprendan que el amor genuino y gratuito es una energía vital científicamente comprobada.

Introducción

Motivación

Hacer una lluvia de idea sobre las caricias y su contenido: ¿cómo las definirían?; ¿cuál es su sentido?; ¿quiénes son más cariñosos: los chicos o las chicas?; ¿son buenas o malas?

Contexto del relato del alumno

Andrés lamenta no haber podido hablar con Elena cuando la vio al visitar su colegio. Sonia lleva la clase a entender la importancia de los gestos de amor, y que ese amor si es genuino y generoso tiene un poder reconocido por la ciencia. Lucía huye de la clase.

Lectura

Mientras tanto la vida no se simplificaba para las emociones de Elena. Era tradicional que después de clases se juntaran en la puerta del colegio alumnos de otros colegios que, por terminar antes, se daban su «vuelta» para conversar. Claro que estas apariciones no eran casuales. Como quiera que fuera, para Elena era una rutina tener que caminar un poco a los empujones para pasar la puerta. Pero ese día algo fue distinto.

–¡Oye, Elena, mira quién está ahí! –le dijo Betty al oído mientras salían.

Era cierto, «ahí» estaba el chico del lago, hablando despreocupadamente con Paco y Alberto, dos compañeros de curso de las chicas. Al verlo Elena sintió que los colores se le subían a la cabeza. Deseó que no se le notara. No sabía cómo actuar. En un momento él la vio pero no se movió, simplemente sonrió levemente y con una inclinación muy leve de cabeza la saludó. Ella instintivamente respondió el saludo. Sin apurar el paso y tratando de disimular la emoción, se alejó. El corazón le latía muy fuerte.

Llegó a su casa y no sabía qué pensar. Definitivamente el chico le gustaba. ¿Habría ido por ella a la puerta de la escuela? Se notaba que era amigo de los otros. De alguna manera le parecía conocido, de antes, pero no lograba recordar si era uno de los alumnos que había sido un problema unos años antes. ¿Realmente la había saludado, o era su idea? Todo dio vueltas en su cabeza buena parte de la tarde.

Por su parte Andrés también pasó el resto de esa semana pensando en su incursión al colegio de Elena. Lamentaba no haberla abordado, pero en el momento no supo qué decirle. Además no quería mostrar que estaba allí por ella. En fin, no supo cómo actuar. Pero ella lo vio. Hasta podía asegurar que le había respondido el saludo. ¡Qué contento estaba esa tarde!

Al día siguiente, mientras se acercaban a la clase de Liderazgo y Personalidad, se lo comentó a Juan, uno de sus grandes amigos.

–A ver si entiendo, jefe –le puso en blanco y negro su compañero–. Dices que ella estaba en el lago el sábado que fuiste a cabalgar. La viste, te quisiste hacer el listo y casi te partes la cabeza. Con lo cual ella se murió de risa. O sea, hiciste el payaso.

–Todo excepto lo último –confirmó Andrés–, que es tu apreciación.

–Y el miércoles fuiste a la salida del colegio, «casualmente», a ver a Paco y Alberto –continuó Juan–. «Casualmente» te la cruzaste.

–Así es –respondió Andrés buscando no dar a entender que le interesaba.

–Y «casualmente» solamente moviste la cabeza cuando la viste... – completó su amigo, quien al haber comprobado que había entendido bien no tuvo más remedio que alzar las manos y mirar al cielo–. ¡Creo que eres un fracaso, hermano! Así jamás vas a llegar a nada.

Y agregó con sarcasmo al tomar su puesto en el aula:

–¡Buen comienzo!

–Suerte que eres mi amigo –dijo Andrés simulando fastidio. Mientras cuchicheaban Sonia había comenzado a hablar.

–En las semanas pasadas hemos hablado de liderazgo en el peligro, liderazgo en la pareja, familia, empresa y creo que ya tenemos bien plasmada la idea de la confiabilidad y el empeño para ser exitoso en cualquier campo de la vida. Hoy quisiera entrar en algo práctico, viendo una cantidad de comentarios. El asunto de la libertad sexual todavía se ve que está sin aclarar bien. Por eso he traído el data-display para ver algunas cosas puntuales. Para empezar el tema de hoy quisiera que me dijeran qué creen que es una caricia –desafió Sonia.

–Es un gesto que le hacemos a alguien que queremos, ¿no? –contestó una de las chicas.

–Así es –dijo la profesora–. Es una muestra de cariño, un gesto, como bien dijo Cintia. Por la caricia alguien que quiere a otra persona le demuestra su afecto y entre ellos se fortalece el vínculo. Prendió el aparato y las diapositivas estaban proyectadas por el data display de fondo. En este caso se trataba de un bebé en manos de su mamá, viéndose mutuamente.

–Las caricias son un código de comunicación muy efectivo y necesario entre los padres y sus bebés –explicó Sonia–. Estudios científicos han demostrado que un niño pequeño sin caricias no se desarrolla bien y puede llegar incluso a morir de causas físicamente inexplicables. Vean este cuadro bastante usual de la mama y su bebe, mirándose.

Hay algo incluso misterioso en el valor de la mirada. Ahora se sabe que la mirada de la madre a los ojos del bebe y el amor que se trasmite en esa mirada tiene un efecto de estimulación del cerebro del bebe; y esta estimulación produce el crecimiento de los lóbulos límbicos. A la vez que produce estas neuronas del cerebro del bebe, simultaneamente desencadenan la producción de endorfinas y dopaminas que causan mucho placer a ambos. Las madres y bebes se quedan así por ratos largos, mientras ella le da de comer, lo limpia… o simplemente se miran porque sí produciendo estos sistemas cerebrales en el bebe. El hecho es que si no tuviera durante los primeros meses este intercambio constante con la madre, el niño no tendría nunca el desarrollo del sistema límbico y por tanto estaría limitado en su capacidad de crear vínculos de amor, como también de conocerse a sí mismo, o sus sentimientos. Así es que la caricia es importante, y la mirada amorosa también.

Luego pasó a una fotografía donde se veía a un niño y una niña de unos nueve años.

–Durante nuestro crecimiento las caricias van tomando, como si dijéramos, un valor diferente –continuó la profesora–. Cuando niños y niñas están en la edad de la escuela primaria suelen ser un poco más independientes de las caricias de los padres, siempre siguen por el amor de la madre… aunque como sabemos, los varones protesten cuando las reciben delante de su pandilla. Aquí y allá se escuchó una tímida risa entre varias de las chicas y unos gruñidos de los varones.

–Cuando llegan a la adolescencia tanto chicos como chicas quieren saber muy poco de las caricias de sus padres –les dijo Sonia mientras a sus espaldas aparecía una muy graciosa foto de un chico de unos catorce años, claramente adolescente, tratando de huir de un cariñoso pero al mismo tiempo incómodo intento de abrazo de parte de su madre. La imagen era cómica y causó la risa de los muchachos.

–Bien, pasamos a una etapa más delicada –dijo la profesora–. En la adolescencia, con los noviazgos o pseudo-noviazgos entre adolescentes, las caricias pasan a darse entre chicos y chicas. La imagen mostraba a dos adolescentes de la mano.

–Las caricias son algo que a los novios les gusta mucho, naturalmente –continuó Sonia–Cuando un noviazgo empieza, los novios están «encantados» por el enamoramiento. Es tan grande lo que sienten que quieren expresarlo mediante caricias. Esto es parte del irse conociendo y anticipa de alguna manera la entrega a la que se preparan. Hay caricias físicas… las que conocemos como tal y que actúan sobre el nivel corporal. Y hay caricias de actuaciones… esos gestos de consideración o generosidad que actúan directamente sobre el nivel emocional y espiritual. Como sabemos, las caricias corporales actúan desde lo físico hacia lo emocional; es decir, en nuestra pirámide, de abajo hacia arriba.

Sucede que, nos demos cuenta o no, los gestos exteriores pueden sacarnos del camino hacia el amor en lugar de introducirnos en él. Estos gestos son tan placenteros que pueden captar demasiado nuestra atención y desviarnos del amor mismo. Por nuestra naturaleza toda expresión de cariño, aun las superficiales, nos encantan e ilusionan, haciéndonos perder objetividad.

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–No veo cuál sea el problema –dijo con casi brutal sinceridad un muchacho alto que nunca se sacaba la gorra. Sonia sonrió. Le gustaba que los muchachos fueran directos.

–Lo más importante que una persona tiene es su interior –respondió–. El cuerpo también es importante, pero siempre en la medida en que expresa el interior. Si un gesto o un deseo se queda en la superficie, no conduce al amor y más bien te aleja de él. Si en la relación con mi novio o con mi novia lo único que importa es lo «bien» que me pueda hacer «sentir» por ser muy mimoso o cariñoso, entonces difícilmente buscaremos conocer más de él o de ella. Cada caricia reemplazará esa función con la búsqueda de una «satisfacción» placentera cada vez mayor. Entonces lo único importante seré «yo» y mi propia satisfacción. Y todo queda en el nivel físico.

–¿Cómo se debe actuar? Imagino que quieres decir que aunque la pareja se quiera mucho hay un límite… –preguntó Cintia. –Mira la siguiente diapositiva –dijo Sonia para responder–. Es una cita: Lo fundamental no es hasta dónde se puede llegar, sino de dónde hay que partir. Si tomas a la otra persona como un medio para satisfacer tu avidez erótica te equivocas desde el principio.

–O sea… –insistió la alumna.

–Que tenemos que ser muy honestos –resumió la profesora–. Miren: si no hay honestidad, nada de lo que les pueda estar diciendo servirá de mucho. Primero tienen que ser honestos con ustedes mismos y exigirle al otro que también lo sea. La honestidad les costará algunos sacrificios, pero vale la pena. Así se cuidarán constantemente uno al otro y a sí mismos… y no sólo en el plano sexual.

–Pero, ¿es bueno «controlar» al amor? –preguntó nuevamente el muchacho de la gorra.

–El amor no se controla, la pasión sí, Arturo –respondió Sonia–. Los impulsos que no tienen nada que ver con tu inteligencia y tu voluntad, ni tu capacidad de compromiso, dejados a su antojo, te impiden llegar a amar. Si realmente eres honesto tus acciones dirán: te quiero por lo que hay en tu interior más que por lo bien que me haces sentir. O, en otro caso, tus acciones dirán: me gustas y me das placer, aunque no me importa mucho quien eres en tu interior. Ahora bien, si no quieres ser honesto… bueno, poco de lo que aquí digamos te va a parecer bien. Cada uno es libre de forjar el carácter que desee. Aquí solo intentamos mostrar caminos más directos para conformarla mejor y para integrar tu carácter de tal forma que seas una persona que sabe y se conoce como confiable.

–Entonces en concreto, ¿qué podemos hacer? –preguntó Sonia, más interesada en propuestas que en debatir.

–Lo principal es la sinceridad, el respeto de la persona y saber qué en realidad es lo que están buscando. Si el beso o las caricias son simplemente para sentirse bien, ¡olvídenlo!, eso no es amor sino otra cosa meramente física. Pero además es bueno recordar que el cariño de verdad se puede expresar de muchas otras maneras: los gestos de deferencia y delicadeza, las ayudas, y… no están del todo pasados de moda… las flores, un poema, una canción, llevar una serenata... e incluso gestos más exigentes, como acompañar al otro en una enfermedad o respetar si la novia o el novio tienen que estudiar y pequeños sacrificios por el estilo. No quiero que vuelvan los «otros tiempos», pero sí me parece genial que no se pierda el romanticismo que es la caricia emocional. También es parte de la magia del amor... El amor romántico involucra los niveles emocionales y espirituales de la inteligencia y la voluntad. Y el bailar: ¿sabían? Cuando los muchachos y muchachas no tenían la libertad de estar solos, ni de expresarse corporalmente todo el ardor y el amor que se tenían, el cariño, etc., se necesitaba más inventiva y era muy divertido. Los bailes “pegados” siempre fueron una manera excelente de estar bien cerca y ver que tal lidera el hombre y como sigue la mujer ¡las piruetas que el inventaba! Simbólicamente era muy útil!

Todavía me encanta bailar… no sola, sino con “una persona especial”. Hubo risas y comentarios varios entre los alumnos hasta que Gustavo, muy serio, preguntó en tono desafiante:

–Pero se puede expresar todo eso con relaciones sexuales, ¿no?

Todos voltearon a verlo un poco conmocionados por la dureza del desafío. Entonces Álvaro vio a Alicia. No sabía si estaba emocionado por lo extraño de la situación o por la presencia de la chica. Un poco para disimular y otro poco para ver qué contestaba Sonia, volteó inmediatamente y fijó su mirada en la profesora que se había quedado pensando. Pero Alicia no lo miraba a él: vio como Lucía salía casi corriendo del salón.

Escucha ahora la explicación del profesor

1. La caricia, muestra de cariño

No podemos dejar de hablar, como un elemento propio del noviazgo, de la muestra de afecto más frecuente entre la pareja: las caricias. Hay que partir diciendo que en sí mismas no son malas ya que responden a la necesidad afectiva del ser humano.

Desde que uno es niño busca el contacto físico como muestra de afecto y seguridad. Es lógico que entre los novios las caricias sean una manera de expresar esto... y más. Es parte de ir entrando en la intimidad del otro, es el conocimiento especial del otro al que sólo su pareja puede acceder. Definitivamente están llamadas a fortalecer el vínculo.

El problema se da cuando nos quedamos en las caricias y centramos la dinámica de la relación en ellas. Esto se da por la fuerza del impulso de atracción, la fuerza del encanto del enamoramiento y por lo placentero que resulta el dar y recibir cariño de esta manera.

Un índice de que se ha entrado en el terreno de la distorsión del sentido de las caricias lo tenemos cuando ellas dejan de ser una muestra de cariño para pasar a ser sólo búsqueda del placer. Entonces ya no importa la persona ni como se sienta: prima el «pasarla» con ella y «cómo me sienta yo».

2. Caricias y cosificación

Las caricias son tan placenteras que pueden sacar a la pareja del camino del amor y llevarla al de la «cosificación». Nos quedamos en el placer que el cuerpo del otro puede producir y no en el bienestar general (más cercano a la verdadera felicidad) que toda la persona produce en nosotros. Nos olvidamos que el cuerpo expresa ésa realidad interior que nos atrajo desde un inicio. Las caricias deben ayudarnos a buscar al otro; es más: acercarnos más a él por medio de lazos particulares de especial afecto y cercanía. Me acerco al otro para conocerlo más y crecer en el amor, no para crecer en la búsqueda de mí mismo.

Por eso el noviazgo es un proceso en el que también aprendemos a que nuestros gestos sean genuinos, auténticos, ordenados a nuestro bien y al de la relación. Como lo indica el doctor Alvaro Susín: “El gesto amoroso debe respetar de forma honesta la autenticidad de la situación humana en que se encuentra. Lo fundamental no es hasta dónde se puede llegar, sino de dónde hay que partir. Si adoptas una actitud dominadora, si tomas a la otra persona como un medio para satisfacer tu avidez erótica, te equivocas desde el principio. Tu trato con esa persona está viciado de raíz.”

3. ¿Es bueno «controlar» al amor?

Muchas personas asocian equivocadamente caricias con amor, cuando en realidad aquellas conforman una parte de éste. Por eso es necesario ayudar al adolescente a diferenciar entre amor y pasión. Una clave para identificar esta diferencia la podemos encontrar justamente en el análisis de lo que buscan las muestras de cariño. Estas se deben centrar en expresar a la otra persona: “te quiero por lo que hay en tu interior más que por lo bien que me haces sentir”. La clave en este punto es la honestidad con el otro y con uno mismo, las intenciones que priman en el interior de la persona hacia el otro y cómo se expresen objetivamente esas intenciones.

4. Criterios concretos

No se trata de una medida, como si el camino al amor se redujera en: “si beso 21 segundos a mi novio, pero con 20 estoy a salvo” ...para saber hasta que punto qué muestra de cariño es buena y cuál es peligrosa, una clave es preguntarse si esa caricia la harían frente a los papás de su novia o novio o en plena calle, donde todos miran.

Lo principal es el respeto y la búsqueda del verdadero amor. Rescatar que existen otras formas de expresar afecto que también ayudan a canalizar toda esa energía y orientarla hacia la persona. Hacer cosas por el otro (desde acompañarla o acompañarlo el médico si está enferma o enfermo hasta dejar de comer un dulce delante de ella porque está a dieta), renunciar a algo por el bien del otro (el cariño no sólo es hacer, también implica dejar de hacer cosas que se quisieran por el bien de la pareja), teniendo detalles románticos, velando por los problemas que se puedan surgir

Actividades de refuerzo

Leer la lectura de la ficha La neurociencia ha descrito el amor como una energía casi medible y cientos de estudios han descrito recientemente el efecto del amor sobre el cerebro de los recién nacidos. El amor que describen no es un amor físico, sino una energía intensa que se transmite por los ojos. Es el amor de quien daría su vida por ese bébé. Ese amor tiene un efecto físico en él que efectúa la producción de lóbulos límbicos que son el hardware de la parte de nuestros cerebros que gobiernan las emociones, nuestro sentido de quiénes somos, nuestra capacidad de crear vínculos con otras personas y de ser felices.Sin el amor de quien nos cuidó en nuestros primeros meses, no tendríamos estas capacidades por estar ese órgano subdesarrollado. Ese amor no es un placer egoísta, sino que es devoción por el otro. Es amor abnegado. La madre esta dispuesta a pasar todas las incomodidades de dolor, cansancio e incomodidad para el bien de su hijo. Es un amor puro. Lo interesante es que el intercambio de mirada le produce igual endorfinas y un gran placer a la madre también.

El placer es parte de la esencia del amor. El dar y recibir amor da felicidad. ¿Creen que el amor es algo necesario para el ser humano? ¿Por qué?

Resumen

La persona humana es un ser inteligente y libre, al que le es propio un modo de subjetividad que germina del hecho de que cada persona se experimenta a sí misma como responsable de sus propias acciones; la dignidad de la persona humana es la medida de la moral completa, de la ciencia y la tecnología. De modo que el ser del hombre es lo que importa y no las opiniones. El hombre no es una cosa entre las cosas; el hombre es realidad corpórea,cuando habla no habla solamente el cuerpo, sino su yo. El cuerpo es signo, lugar y fenómeno del ser. El hombre es ser en el mundo, con y para los demás. Un individuo solo en el mundo no existe (Personalismo cristiano).

Actividad para la casa

Desarrolla las siguientes preguntas:

1. ¿Por qué es importante equilibrar nuestro corazón con nuestro cerebro?

2. ¿Qué relación tiene la discusión de Gustavo y Sonia con la formación del carácter? Organiza tu respuesta por puntos.

3. Haz una lista de maneras de mostrar cariño y amor que involucren el contacto físico.

4. Señala tres aprendizajes que ha dejado este capítulo para tu vida.