Sesión 4: ¿Amigos en las redes?

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PROPÓSITO

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El propósito de esta sesión es orientar

a los estudiantes sobre el valor

de las amistades en las redes.

INTRODUCCIÓN

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¿Quieres ser mi amigo? Es una pregunta común en las redes sociales. Sin embargo, hay muchas dudas sobre el desarrollo de la amistad en las redes. ¿Qué valor tiene la amistad digital? ¿Destruyen nuestras amistades “auténticas”? ¿Ayudan a conservarlas? Realicemos un balance de pros y contras de su uso.

El concepto real de un amigo es que lo elegimos en función a nuestras afinidades y empatía. Es una relación que se construye a través del tiempo; el amor, la lealtad, la solidaridad y la sinceridad se prueban día a día, tanto en los tiempos buenos como en los momentos de prueba, evento tras evento; tiene diferentes pruebas que definen si se afianza o se diluye. “La vida está hecha de momentos, y cuando se comparten satisfacciones y tristezas, se construye el vínculo llamado amistad, y esos momentos tienden a ser en realidad las verdaderas pruebas”. Por ello, en las redes se duda de que haya verdaderos amigos, quizás llamarlos correctamente “conocidos”.

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Lee este artículo:

Nos estamos acostumbrando a vivir en dos mundos contrapuestos, pero interrelacionados porque las rupturas de barreras espaciales aproximan la realidad física a la apariencia de la realidad.

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La amistad, por ejemplo, solo se iniciaba entre dos personas que, como consecuencia de un primer contacto casual por motivos de trabajo, estudio o de simple diversión, establecían una corriente de simpatía y atracción mutua que solía desembocar en un mayor o menor grado de relación personal afectiva.

El mundo de la Internet, sin embargo, ha acercado a los seres humanos hasta extremos insospechados. Se llaman amigos a quienes, como en la red de Facebook, se solicitan amistad “virtual” y se conocen por los datos y fotografías que se intercambian en sus respectivos perfiles. El problema surge cuando, por el abuso de esa virtualidad, la apariencia deviene en falsedad y el “amigo” se convierte en un enemigo capaz de destruir la honra, la dignidad o el prestigio de una persona.

La extremada violencia doméstica que hoy sufre nuestra sociedad, por ejemplo, encuentra un terreno abonado en los encuentros virtuales de las redes. Hoy, muchas de las relaciones entre parejas se inician desde su primer contacto a través de Instagram, Facebook o WhatsApp.

Unas fotos más o menos recientes, una frase de corta y pega y una simple “sensación” de empatía son suficientes para iniciar una amistad virtual que puede culminar en un encuentro físico que, o bien podría desembocar en un conocimiento mutuo de la personalidad, gustos y aficiones de cada uno –que no suele ser lo habitual–, o en una rápida intimidad sexoafectiva, que comporta los riesgos propios de quien entrega su yo a alguien desconocido en la vida real.

También hoy combatimos la soledad con las múltiples conexiones que ofrece la Internet, lo cual lo hace a veces desde una adicción desorbitada a los smartphone o a las redes sociales, que incluso puede producir daños psicológicos, como si del consumo de una droga se tratara.

Lo importante es darse cuenta que desconectar de la tecnología, en ocasiones, nos permite disfrutar de aquellos momentos de soledad en los que aprendemos a concentrarnos, pensar y conocernos a nosotros mismos. Esa es la única forma de que los poderosos aparatos tecnológicos transmitan con fidelidad lo que realmente somos y no lo que parecemos ser.

Pero el mundo digital tiene también aspectos muy positivos. Uno de ellos es la enorme posibilidad que ofrecen los reencuentros entre buenos amigos perdidos en el tiempo o el de encontrar, en ese mundo, un campo abonado para sembrar las semillas de una auténtica amistad real: “Entre otras cosas, significa sembrar de amistad el mundo digital, superando así el riesgo de la despersonalización”, afirma Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei.

Uno de los importantes efectos positivos de la pandemia que venimos sufriendo es el gran protagonismo que están teniendo las relaciones digitales que, a través de plataformas o videoconferencias, facilitan encuentros personales, conferencias, tertulias o reuniones profesionales, que permiten hablar, dialogar o debatir a miles de kilómetros de distancia entre personas conocidas o desconocidas.

“Podemos tener muchas conexiones a nuestro alrededor, pero si no son significativas, si no se basan en la intimidad emocional y la confianza, si no son recíprocas, entonces no van a servirnos de nada” (Caroline Anderson, escritora y novelista).

Adaptado de https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/la_voz_del_lector/la-amistad-virtual/20210427134415235844.html

Escucha ahora la explicación del profesor

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Vamos a ver la reciente investigación en España sobre la presión social digital: Tener muchos amigos en redes sociales es un factor de riesgo para desarrollar adicción al celular

Un estudio en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha vinculado la presión social digital y el número de seguidores o amigos que una persona tiene en las redes con sus posibilidades de desarrollar una adicción a las nuevas tecnologías.

Como parte de su trabajo, los investigadores analizaron el comportamiento en las redes sociales de 2.820 usuarios españoles de smartphones.

“Basándonos en la literatura científica reciente sobre la ecología social de la adicción a los teléfonos inteligentes, hemos examinado la relación empírica entre la presión social digital (SDP) y la adicción a los teléfonos inteligentes, observando también la influencia de variables como las personalidades de los usuarios, la angustia psicológica, el apoyo social y condiciones de vida social residencial en esta adicción”, explica Alberto Urueña, del Grupo de Organización, Administración de Empresas y Estadística de la ETSI Industriales de la UPM y uno de los autores de este estudio.

En contra de lo que muchos pudieran pensar, el mero hecho de tener muchos amigos en las redes sociales puede convertirse por sí solo en un factor de riesgo para desarrollar una adicción al smartphone.

“Los resultados de los análisis indican que la Presión Social Digital (SDP, por sus siglas en inglés) se relaciona positivamente con la adicción a los teléfonos inteligentes y que esta influencia es independiente de los efectos que pueden tener otras variables como los rasgos de personalidad la depresión o el bajo apoyo social”, detalla Urueña.

Como consecuencia de los datos obtenidos, para los investigadores la presión social digital (la presión de los amigos en Whatsapp, Facebook, Instagram, etc.) puede ser una variable relevante para comprender el riesgo potencial de adicción a los teléfonos inteligentes en los casos en que el usuario tenga gran necesidad de conexión social digital.

El entorno sí influye

Sin embargo, pese a que la presión social digital se constituye como factor de riesgo independiente de otros elementos analizados, no sucede lo mismo con un factor que sí ha demostrado ejercer una importante influencia en el riesgo de desarrollo de una adicción al smartphone: el nivel de desorden o desestructuración social del barrio en el que se vive.

“Nuestros resultados indican que cuando se vive en un barrio con altos niveles de desorden social hay también mayores niveles de PSD. Es algo que ya habíamos constatado en estudios previos sobre las condiciones sociales residenciales y la adicción a los teléfonos inteligentes en los que anticipamos que podría haber un potencial empírico positivo entre desorden social y SDP: el contexto comunitario aumenta el potencial de situaciones estresantes para los residentes”, asegura el investigador de la UPM.

Debido al desorden social existente en sus lugares de residencia, estas personas pueden refugiarse en sus “amigos virtuales” como medida para evitar la vida comunitaria cara a cara y reducir su participación en las actividades de su vecindario.

“El uso de teléfonos inteligentes ayudaría a estos usuarios a llenar este vacío (que antes llenaba la televisión y que ahora llena el móvil), lo que llevaría a algunos de ellos a interactuar en contextos de elevada presión social digital y les pondría en una posición mucho más vulnerable frente a las adicciones”, añade Urueña.[[1]]

Actividades de refuerzo

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Nos gustan que en las redes nos sigan, nos den un like. Nos encanta que los amigos de nuestras mejores amigas también estén en nuestros contactos y casi siempre vamos viendo cuando van posteando y publicando nuevas fotos.

Pero también hay contactos de chicas(os) que no los conocemos y se hacen muy cercanos desde las conversaciones que tenemos, finalmente muchas ceden a propuestas de enamorados y luego van enviando su fotografía semidesnuda etc….

[[2]] (El peligro y riesgo de aceptar amigos desconocidos en las redes sociales.)

Resumen

Me quedo con este fragmento del experimento: En contra de lo que muchos pudieran pensar, el mero hecho de tener muchos amigos en las redes sociales puede convertirse por sí solo en un factor de riesgo para desarrollar una adicción al smartphone.

“Los resultados de los análisis indican que la Presión Social Digital (SDP, por sus siglas en inglés) se relaciona positivamente con la adicción a los teléfonos inteligentes y que esta influencia es independiente de los efectos que pueden tener otras variables como los rasgos de personalidad la depresión o el bajo apoyo social”, detalla Urueña.

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Las redes son tendencia para uds. Y termina de llenando sus horas de estudio, son los distractores que les aleja de la responsabilidad personal que tienen en familia, en el colegio, veo que no saben equilibrar el tiempo de uso y el chat con los contactos, esto les va generando ansiedad y molestia cuando sus padres les ponen límites en el uso.




Actividad para la casa

[[3]] (El Riesgo de las redes sociales)

Haz un resumen de este caso y enumera los riesgos que presenta el agregar a tus redes personas que no conoces.

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