Diferencia entre revisiones de «Sesión 4: ¿Amigos en las redes?»

De Wiki Coprodeli
Ir a la navegación Ir a la búsqueda
Línea 18: Línea 18:
El concepto real de un amigo es que lo elegimos en función a nuestras afinidades y empatía. Es una relación que se construye a través del tiempo; el amor, la lealtad, la solidaridad y la sinceridad se prueban día a día, tanto en los tiempos buenos como en los momentos de prueba, evento tras evento; tiene diferentes pruebas que definen si se afianza o se diluye. “La vida está hecha de momentos, y cuando se comparten satisfacciones y tristezas, se construye el vínculo llamado amistad, y esos momentos tienden a ser en realidad las verdaderas pruebas”. Por ello, en las redes se duda de que haya verdaderos amigos, quizás llamarlos correctamente “conocidos”.
El concepto real de un amigo es que lo elegimos en función a nuestras afinidades y empatía. Es una relación que se construye a través del tiempo; el amor, la lealtad, la solidaridad y la sinceridad se prueban día a día, tanto en los tiempos buenos como en los momentos de prueba, evento tras evento; tiene diferentes pruebas que definen si se afianza o se diluye. “La vida está hecha de momentos, y cuando se comparten satisfacciones y tristezas, se construye el vínculo llamado amistad, y esos momentos tienden a ser en realidad las verdaderas pruebas”. Por ello, en las redes se duda de que haya verdaderos amigos, quizás llamarlos correctamente “conocidos”.


== Lectura ==
== ECHA UN VISTAZO ==


<big>'''¿Un amigo en las redes sociales es un amigo?'''</big>
Lee este artículo:
 
Nos estamos acostumbrando a vivir en dos mundos contrapuestos, pero interrelacionados porque las rupturas de barreras espaciales aproximan la realidad física a la apariencia de la realidad.


A principios de enero de 2017, el Tribunal de Casación francés dio una respuesta legal a esta pregunta, mencionando en un fallo que “el término ‘amigo’ empleado para designar a las personas que aceptan entrar en contacto a través de redes sociales no refiere a relaciones de amistad en el sentido tradicional del término”.
[[Archivo:R3V.PNG|izquierda|400px]]
[[Archivo:R3V.PNG|izquierda|400px]]


Con la cuestión tan legalmente aclarada, podemos concretar valorando que un amigo de la vida real puede ser también un amigo en línea. Pero no todos nuestros “amigos” en línea son necesariamente amigos en la vida real.
La amistad, por ejemplo, solo se iniciaba entre dos personas que, como consecuencia de un primer contacto casual por motivos de trabajo, estudio o de simple diversión, establecían una corriente de simpatía y atracción mutua que solía desembocar en un mayor o menor grado de relación personal afectiva.
En efecto, estamos conectados con viejos conocidos, colegas del trabajo, familiares más o menos cercanos… La noción de amistad tal y como la veníamos conociendo se pone en tela de juicio.
 
<big>¿Pierde su valor en las redes sociales? ¿Las redes contribuyen a su pérdida o mantenimiento?</big>
En el transcurso de nuestra investigación, encontramos varios discursos. Algunas personas consideran positiva la expansión de las amistades a través de las redes sociales, mientras que otras ven las redes digitales con peores ojos.
He aquí algunos pros y contras que permitirán matizar la perspectiva de los lectores.
En contra: las redes sociales destruyen y distorsionan las amistades
Una noción de amistad que despierta dudas
En las redes sociales, a veces podemos tener cientos de “amigos”. Aristóteles dijo: “El amigo de todo el mundo no es un amigo”.
 
Pero, <big>¿qué significa el término “amigo”?</big> Según el diccionario Larousse, es una persona con la que nos une la amistad.
 
Sin embargo, entre nuestros muchos “amigos” en línea, a veces están presentes simples conocidos, colegas de trabajo, compañeros de clase, familiares… Una mezcla enorme que constituye nuestro entorno de allegados, reales y/o virtuales.
 
Al final, la noción de amistad parece alterarse: ¿sigue significando lo mismo o algo en absoluto? Porque, en un principio, un amigo es alguien con quien compartimos algo más que una simple pantalla…
 
<big>Una intimidad al descubierto:</big>
 
Cuando aceptamos registrarnos en las redes sociales, también aceptamos compartir información que nos concierne. Así como tenemos acceso a la privacidad del otro,él puede acceder a la nuestra.
 
Es cierto que podemos controlar lo que publicamos, pero nuestra presencia en las redes ya marca el inicio de una incursión en nuestro espacio personal.
 
Participamos en un grupo, creamos un círculo de amigos, nos gustan publicaciones o las comentamos y, así, nuestras opiniones se hacen abiertamente públicas. Esto puede ser una fuente de conflicto y crear problemas con los amigos en la vida real, si se producen malentendidos o malinterpretaciones.
 
[[Archivo:R5V.PNG|derecha|400px]]
 
<big>La obligación de formalizar:</big>
 
La muy solemne petición de amistad nos obliga a tomar una decisión: responder sí o no.
 
A partir del momento en que aceptamos, estamos “formalizando” nuestra relación con esa persona, según explica Antonio Casilli, sociólogo, en el reportaje Treize minutes después de la publicación de su libro Les liaisons numériques, vers une nouvelle sociabilité ?[Los vínculos digitales, ¿hacia una nueva sociabilidad?].
 
Por lo tanto, después de nuestra confirmación, todo nuestro círculo de conocidos sabrá que tenemos una conexión con una u otra persona, ya no hay discreción.
 
Fue precisamente después de un conflicto surgido a raíz de este problema que el Tribunal de Casación de Francia dictó su sentencia a principios de este año.
 
De hecho, varios casos habían suscitado preocupación en los tribunales, ya que, por ejemplo, los jueces eran “amigos” en las redes sociales de abogados de uno u otro lado en el momento de un juicio.
 
Por tanto, era necesario redefinir el término “amigo”, ya que el que los contactos fueran visibles públicamente podría provocar conflictos de intereses.
 
<big>Una mayor dificultad para comprender la soledad:</big>
 
La filósofa Anne Dalsuet es autora deT’es sur Facebook ? – Qu’est-ce que les réseaux sociaux ont changé à l’amitié ?[¿Estás en Facebook? ¿Cómo han cambiado la amistad las redes sociales?]. En una entrevista para les Inrockuptibles, valora que “la soledad se deprecia o se dificulta”.
 
Según ella, de hecho, “esta inmersión digital nos impide ver el mundo de otra manera que no sea bajo el régimen de proximidad y disponibilidad. Las redes sociales han marcado el fin de un mundo de separación”.
 
Así, favoreciendo los contactos continuos y permanentes, perdemos el hábito de disfrutar de momentos de soledad y, a veces, cuando llegan, no los toleramos bien.
 
Vivimos en la hiperconexión y perdemos nuestras referencias tan pronto dejamos de tener noticias instantáneas de esos amigos o familiares, generalmente disponibles en unos pocos clics.
 
<big>'''A favor:'''</big> las redes sociales son un plus para las amistades
Un medio de comunicación rápido y eficaz
A pesar de los aspectos negativos de las redes sociales, debemos reconocer que constituyen un excelente medio de comunicación.
 
En el pasado, solíamos escribir cartas a nuestros amigos, ahora todo está digitalizado, es más rápido y eficiente.
 
Incluso podemos utilizar comunicaciones de grupo en las que todos pueden participar activa y regularmente.
 
Podemos compartir fotos, historias y archivos con nuestros amigos al instante. ¡Todo un ahorro de tiempo!
 
Una relación de amistad a pesar del tiempo y la distancia.
Internet, ¿qué mejor medio para conservar el contacto? Anne Dalsuet, también durante su entrevista, añade que “la noción de distancia o lejanía se ha transformado”.
 
Will Reader, doctor en psicología en el Reino Unido, dice que aunque la mayoría de las amistades se hacen fuera de las redes sociales, las redes pueden ayudar a mantener relaciones que antes se perdían por dificultades geográficas y falta de tiempo.
 
Así pues, las redes sociales son una ventaja innegable en el mantenimiento de las amistades ya existentes. Gracias a su facilidad y rapidez, permiten a los amigos enfrentarse a dos cosas que podrían perjudicar su relación: el tiempo y la distancia.
 
<big>Sin perjuicios a una amistad preexistente</big>
 
En el mencionado reportaje, Antonio Casilli añade que las amistades preexistentes no se ven modificadas por estas redes sociales. Según él, “se añaden pero no la sustituyen”.
 
Por lo tanto, es posible poseer y ampliar una red de amigos en línea sin afectar a nuestras amistades en la vida real. La amistad puede incluso verse realzada en línea, ya que se ha vuelto más “oficial”.
 
<big>Dos realidades que se complementan</big>
 
Al final, en la práctica de nuestra vida cotidiana, parece que las dos realidades pueden complementarse.
 
Estamos conectados, pero todavía podemos continuar disfrutando de momentos con nuestros amigos en la vida real.
 
Las redes sociales te permiten almacenar recuerdos, compartir anécdotas, crear otra forma de comunicación entre amigos, adicional a las actividades de la vida real.
 
<big>El caso de las amistades nacidas en línea:</big>
 
Otro aspecto que se puede abordar es el de la amistad nacida en las redes sociales.


De hecho, se nos conduce y anima a conocer a otras personas a través de estas plataformas, por el hecho de ser amigos de un amigo o compartir grupos de interés sobre un determinado tema.
El mundo de la Internet, sin embargo, ha acercado a los seres humanos hasta extremos insospechados. Se llaman amigos a quienes, como en la red de Facebook, se solicitan amistad “virtual” y se conocen por los datos y fotografías que se intercambian en sus respectivos perfiles. El problema surge cuando, por el abuso de esa virtualidad, la apariencia deviene en falsedad y el “amigo” se convierte en un enemigo capaz de destruir la honra, la dignidad o el prestigio de una persona.


Algunas personas se muestran escépticas, mientras que otras crean lazos muy sólidos.
La extremada violencia doméstica que hoy sufre nuestra sociedad, por ejemplo, encuentra un terreno abonado en los encuentros virtuales de las redes. Hoy, muchas de las relaciones entre parejas se inician desde su primer contacto a través de Instagram, Facebook o WhatsApp.


En cualquier caso, parece que mientras se respeten los fundamentos de la amistad, es decir, saber compartir, confiar, respetar… sería posible establecer una relación duradera con alguien.
Unas fotos más o menos recientes, una frase de corta y pega y una simple “sensación” de empatía son suficientes para iniciar una amistad virtual que puede culminar en un encuentro físico que, o bien podría desembocar en un conocimiento mutuo de la personalidad, gustos y aficiones de cada uno –que no suele ser lo habitual–, o en una rápida intimidad sexoafectiva, que comporta los riesgos propios de quien entrega su yo a alguien desconocido en la vida real.


Esto es lo que podríamos llamar la “magia” de Internet.
También hoy combatimos la soledad con las múltiples conexiones que ofrece la Internet, lo cual lo hace a veces desde una adicción desorbitada a los smartphone o a las redes sociales, que incluso puede producir daños psicológicos, como si del consumo de una droga se tratara.


Con la desmaterialización, es posible tener amigos que nunca hemos conocido en persona, pero que sin embargo son oídos atentos y personas de confianza.
Lo importante es darse cuenta que desconectar de la tecnología, en ocasiones, nos permite disfrutar de aquellos momentos de soledad en los que aprendemos a concentrarnos, pensar y conocernos a nosotros mismos. Esa es la única forma de que los poderosos aparatos tecnológicos transmitan con fidelidad lo que realmente somos y no lo que parecemos ser.


'''<big>La cuestión está en saber protegerse y respetar las opiniones de cada uno.</big>'''
Pero el mundo digital tiene también aspectos muy positivos. Uno de ellos es la enorme posibilidad que ofrecen los reencuentros entre buenos amigos perdidos en el tiempo o el de encontrar, en ese mundo, un campo abonado para sembrar las semillas de una auténtica amistad real: “Entre otras cosas, significa sembrar de amistad el mundo digital, superando así el riesgo de la despersonalización”, afirma Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei.


En lo que respecta a las redes sociales, depende de cada uno matizar su visión y adoptar el comportamiento que mejor le convenga.
Uno de los importantes efectos positivos de la pandemia que venimos sufriendo es el gran protagonismo que están teniendo las relaciones digitales que, a través de plataformas o videoconferencias, facilitan encuentros personales, conferencias, tertulias o reuniones profesionales, que permiten hablar, dialogar o debatir a miles de kilómetros de distancia entre personas conocidas o desconocidas.


Ya sea real o virtual, lo importante es respetar, protegerse y actuar con libertad y confianza.
“Podemos tener muchas conexiones a nuestro alrededor, pero si no son significativas, si no se basan en la intimidad emocional y la confianza, si no son recíprocas, entonces no van a servirnos de nada” (Caroline Anderson, escritora y novelista).


[[https://es.aleteia.org/2017/11/28/como-es-esto-de-la-amistad-en-las-redes-sociales/]]
Adaptado de https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/la_voz_del_lector/la-amistad-virtual/20210427134415235844.html


== Escucha ahora la explicación del profesor ==
== Escucha ahora la explicación del profesor ==

Revisión del 21:29 25 abr 2022

R0V.PNG

PROPÓSITO

R4A.PNG

El propósito de esta sesión es orientar

a los estudiantes sobre el valor

de las amistades en las redes.

INTRODUCCIÓN

R2V.PNG


¿Quieres ser mi amigo? Es una pregunta común en las redes sociales. Sin embargo, hay muchas dudas sobre el desarrollo de la amistad en las redes. ¿Qué valor tiene la amistad digital? ¿Destruyen nuestras amistades “auténticas”? ¿Ayudan a conservarlas? Realicemos un balance de pros y contras de su uso.

El concepto real de un amigo es que lo elegimos en función a nuestras afinidades y empatía. Es una relación que se construye a través del tiempo; el amor, la lealtad, la solidaridad y la sinceridad se prueban día a día, tanto en los tiempos buenos como en los momentos de prueba, evento tras evento; tiene diferentes pruebas que definen si se afianza o se diluye. “La vida está hecha de momentos, y cuando se comparten satisfacciones y tristezas, se construye el vínculo llamado amistad, y esos momentos tienden a ser en realidad las verdaderas pruebas”. Por ello, en las redes se duda de que haya verdaderos amigos, quizás llamarlos correctamente “conocidos”.

ECHA UN VISTAZO

Lee este artículo:

Nos estamos acostumbrando a vivir en dos mundos contrapuestos, pero interrelacionados porque las rupturas de barreras espaciales aproximan la realidad física a la apariencia de la realidad.

R3V.PNG

La amistad, por ejemplo, solo se iniciaba entre dos personas que, como consecuencia de un primer contacto casual por motivos de trabajo, estudio o de simple diversión, establecían una corriente de simpatía y atracción mutua que solía desembocar en un mayor o menor grado de relación personal afectiva.

El mundo de la Internet, sin embargo, ha acercado a los seres humanos hasta extremos insospechados. Se llaman amigos a quienes, como en la red de Facebook, se solicitan amistad “virtual” y se conocen por los datos y fotografías que se intercambian en sus respectivos perfiles. El problema surge cuando, por el abuso de esa virtualidad, la apariencia deviene en falsedad y el “amigo” se convierte en un enemigo capaz de destruir la honra, la dignidad o el prestigio de una persona.

La extremada violencia doméstica que hoy sufre nuestra sociedad, por ejemplo, encuentra un terreno abonado en los encuentros virtuales de las redes. Hoy, muchas de las relaciones entre parejas se inician desde su primer contacto a través de Instagram, Facebook o WhatsApp.

Unas fotos más o menos recientes, una frase de corta y pega y una simple “sensación” de empatía son suficientes para iniciar una amistad virtual que puede culminar en un encuentro físico que, o bien podría desembocar en un conocimiento mutuo de la personalidad, gustos y aficiones de cada uno –que no suele ser lo habitual–, o en una rápida intimidad sexoafectiva, que comporta los riesgos propios de quien entrega su yo a alguien desconocido en la vida real.

También hoy combatimos la soledad con las múltiples conexiones que ofrece la Internet, lo cual lo hace a veces desde una adicción desorbitada a los smartphone o a las redes sociales, que incluso puede producir daños psicológicos, como si del consumo de una droga se tratara.

Lo importante es darse cuenta que desconectar de la tecnología, en ocasiones, nos permite disfrutar de aquellos momentos de soledad en los que aprendemos a concentrarnos, pensar y conocernos a nosotros mismos. Esa es la única forma de que los poderosos aparatos tecnológicos transmitan con fidelidad lo que realmente somos y no lo que parecemos ser.

Pero el mundo digital tiene también aspectos muy positivos. Uno de ellos es la enorme posibilidad que ofrecen los reencuentros entre buenos amigos perdidos en el tiempo o el de encontrar, en ese mundo, un campo abonado para sembrar las semillas de una auténtica amistad real: “Entre otras cosas, significa sembrar de amistad el mundo digital, superando así el riesgo de la despersonalización”, afirma Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei.

Uno de los importantes efectos positivos de la pandemia que venimos sufriendo es el gran protagonismo que están teniendo las relaciones digitales que, a través de plataformas o videoconferencias, facilitan encuentros personales, conferencias, tertulias o reuniones profesionales, que permiten hablar, dialogar o debatir a miles de kilómetros de distancia entre personas conocidas o desconocidas.

“Podemos tener muchas conexiones a nuestro alrededor, pero si no son significativas, si no se basan en la intimidad emocional y la confianza, si no son recíprocas, entonces no van a servirnos de nada” (Caroline Anderson, escritora y novelista).

Adaptado de https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/la_voz_del_lector/la-amistad-virtual/20210427134415235844.html

Escucha ahora la explicación del profesor

R6V.PNG

Vamos a ver la reciente investigación en España sobre la presión social digital: Tener muchos amigos en redes sociales es un factor de riesgo para desarrollar adicción al celular

Un estudio en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha vinculado la presión social digital y el número de seguidores o amigos que una persona tiene en las redes con sus posibilidades de desarrollar una adicción a las nuevas tecnologías.

Como parte de su trabajo, los investigadores analizaron el comportamiento en las redes sociales de 2.820 usuarios españoles de smartphones.

“Basándonos en la literatura científica reciente sobre la ecología social de la adicción a los teléfonos inteligentes, hemos examinado la relación empírica entre la presión social digital (SDP) y la adicción a los teléfonos inteligentes, observando también la influencia de variables como las personalidades de los usuarios, la angustia psicológica, el apoyo social y condiciones de vida social residencial en esta adicción”, explica Alberto Urueña, del Grupo de Organización, Administración de Empresas y Estadística de la ETSI Industriales de la UPM y uno de los autores de este estudio.

En contra de lo que muchos pudieran pensar, el mero hecho de tener muchos amigos en las redes sociales puede convertirse por sí solo en un factor de riesgo para desarrollar una adicción al smartphone.

“Los resultados de los análisis indican que la Presión Social Digital (SDP, por sus siglas en inglés) se relaciona positivamente con la adicción a los teléfonos inteligentes y que esta influencia es independiente de los efectos que pueden tener otras variables como los rasgos de personalidad la depresión o el bajo apoyo social”, detalla Urueña.

Como consecuencia de los datos obtenidos, para los investigadores la presión social digital (la presión de los amigos en Whatsapp, Facebook, Instagram, etc.) puede ser una variable relevante para comprender el riesgo potencial de adicción a los teléfonos inteligentes en los casos en que el usuario tenga gran necesidad de conexión social digital.

El entorno sí influye

Sin embargo, pese a que la presión social digital se constituye como factor de riesgo independiente de otros elementos analizados, no sucede lo mismo con un factor que sí ha demostrado ejercer una importante influencia en el riesgo de desarrollo de una adicción al smartphone: el nivel de desorden o desestructuración social del barrio en el que se vive.

“Nuestros resultados indican que cuando se vive en un barrio con altos niveles de desorden social hay también mayores niveles de PSD. Es algo que ya habíamos constatado en estudios previos sobre las condiciones sociales residenciales y la adicción a los teléfonos inteligentes en los que anticipamos que podría haber un potencial empírico positivo entre desorden social y SDP: el contexto comunitario aumenta el potencial de situaciones estresantes para los residentes”, asegura el investigador de la UPM.

Debido al desorden social existente en sus lugares de residencia, estas personas pueden refugiarse en sus “amigos virtuales” como medida para evitar la vida comunitaria cara a cara y reducir su participación en las actividades de su vecindario.

“El uso de teléfonos inteligentes ayudaría a estos usuarios a llenar este vacío (que antes llenaba la televisión y que ahora llena el móvil), lo que llevaría a algunos de ellos a interactuar en contextos de elevada presión social digital y les pondría en una posición mucho más vulnerable frente a las adicciones”, añade Urueña.[[1]]

Actividades de refuerzo

R7A.PNG

Nos gustan que en las redes nos sigan, nos den un like. Nos encanta que los amigos de nuestras mejores amigas también estén en nuestros contactos y casi siempre vamos viendo cuando van posteando y publicando nuevas fotos.

Pero también hay contactos de chicas(os) que no los conocemos y se hacen muy cercanos desde las conversaciones que tenemos, finalmente muchas ceden a propuestas de enamorados y luego van enviando su fotografía semidesnuda etc….

[[2]] (El peligro y riesgo de aceptar amigos desconocidos en las redes sociales.)

Resumen

Me quedo con este fragmento del experimento: En contra de lo que muchos pudieran pensar, el mero hecho de tener muchos amigos en las redes sociales puede convertirse por sí solo en un factor de riesgo para desarrollar una adicción al smartphone.

“Los resultados de los análisis indican que la Presión Social Digital (SDP, por sus siglas en inglés) se relaciona positivamente con la adicción a los teléfonos inteligentes y que esta influencia es independiente de los efectos que pueden tener otras variables como los rasgos de personalidad la depresión o el bajo apoyo social”, detalla Urueña.

R09A.JPG

Las redes son tendencia para uds. Y termina de llenando sus horas de estudio, son los distractores que les aleja de la responsabilidad personal que tienen en familia, en el colegio, veo que no saben equilibrar el tiempo de uso y el chat con los contactos, esto les va generando ansiedad y molestia cuando sus padres les ponen límites en el uso.




Actividad para la casa

[[3]] (El Riesgo de las redes sociales)

Haz un resumen de este caso y enumera los riesgos que presenta el agregar a tus redes personas que no conoces.

R05A.JPG