Sesión 3: Manejando los medios de comunicación

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PROPÓSITO El estudiante aprende cuales son las requerimientos mínimas para la instalación de programa a utilizar en clase para la edición de los vídeos.

Introducción



¿Cuales son las características mínimas para que el programa funcione? Lo primero que se debe de ver son los requerimientos mínimos que el programa requiere y de esta manera el programa se ejecute de manera optima en el ordenador.


Lectura

En cuanto salieron de «Nueva Vida» Juan y Betty se dirigieron otra vez a la puerta principal del hospital. En ese momento notaron un movimiento extraño entre sus compañeros. –¿Qué pasa? –preguntaron a Julieta en cuanto llegaron al grupo. –Don Alejo acaba de decir que los dos ya están fuera de peligro... ¡Se salvaron, Betty! Las dos amigas, como muchos otros de los chicos, se abrazaron de pura felicidad mientras Juan se informaba de lo sucedido con sus compañeros. Entonces volvió a salir Don Alejo. –¡Muchachos...! Un momento de atención. Esta tarde van a trasladar a Ramón a un cuarto común –el grupo rompió en un aplauso–. En cuanto a Julia, se quedará en observación hasta mañana. Lo que me pide el director del hospital es que despejen la entrada. Sabemos que quieren estar cerca de sus amigos, pero por ahora es poco lo que pueden hacer. Y como saben, los enfermos suelen requerir tranquilidad para recuperarse. Así que dejen a alguno que se quede de guardia. Cualquier novedad les avisaremos. Inmediatamente los chicos se arremolinaron sobre el profesor para saber más. Juan se acercó para oír detalles. –... Hubo un momento crítico –decía don Alejo–. Necesitábamos sangre de tipo A, RH negativo. Ésta es la sangre más difícil de conseguir. No aparecía donante y eso hizo peligrar la vida de Julia. Pero felizmente alguien contactó a la televisión local y durante los últimos dos días estuvieron constantemente pidiendo un dador de sangre. –Yo vi esos anuncios... –interrumpió emocionado Manuel. –Creo que varios los vimos. Lo importante fue que lo vio una persona generosa con ese tipo de sangre y esta mañana se pudo juntar lo suficiente como para considerar que Julia está fuera de peligro. Otra vez todo mundo aplaudió. –¡Por una vez la televisión sirvió para algo bueno! –comentó una de las chicas. De inmediato se armó una discusión muy alegre sobre si la televisión «siempre» servía para algo o solamente a veces. Este tipo de fenómenos suele darse luego de mucha presión y cuando sabes que la cosa se ha resuelto bien: te pones a hablar como loco de otra cosa. Don Alejo, con esfuerzo, pidió que siguieran la discusión en otro lado. El grupo se fue disgregando. La mayoría se fue a la casa de Esteban. Su papá era parte del equipo del noticiero local. Precisamente él fue el contacto para que los llamados solidarios salieran al aire. Esa casa era el lugar perfecto para seguir la discusión acerca de la televisión: ¿es buena o es mala? En cuanto llegaron la mamá del anfitrión sacó jugo para to-dos y se armó un muy buen ambiente. El señor Luis Capurro (así se llamaba el papá de Esteban), fue convocado para intervenir en la discusión. Había generado tal interés el tema que todos los presentes estaban atentos a lo que dijera Luis. –Papá –presentó Esteban el caso–, Julia está bien. Tu aviso consiguió el dador de sangre. –Me alegro. Pero no es mi aviso, lo sacó el canal –aclaró Luis. –Para mí es tu aviso. Pero el punto es que discutíamos sobre si la tele es buena o mala. El muchacho se quedó mirándolo. –¿Quieren que diga algo? –preguntó Luis, desconcertado por lo corto de la exposición. Todos asintieron. –Bueno, es todo un tema. Lo primero que les puedo decir es que en sí misma, la tele no es ni buena ni mala. Es un medio de comunicación. Es como el teléfono: siempre depende de qué digas. Si pides auxilio, el teléfono es bueno. Si lo usas para amenazar, el teléfono es malo. En realidad es malo quien habla. En la televisión es lo mismo: depende de los contenidos que se le dé y de la capacidad crítica del televidente para entender el mensaje. –Explica esto último –interrumpió Esteban, que tampoco había entendido nada. Su padre pensó un poco. –La actitud crítica es la capacidad que tiene la gente que ve televisión o se enfrenta a cualquier medio (pienso en escuchar radio o leer periódico) para entender correctamente lo que se está transmitiendo. No todas las noticias, películas o propagandas se hacen con objetividad, algunas de ellas dependen de los intereses de quienes las trabajan o pagan para que salgan al aire. Por eso hay que ser críticos ante lo que los medios dices.

Muchas veces el mensaje, para apuntar «ratings» o ganar más espectadores, es de anti–valores: sensualidad, ansia de poder, egoísmo y muerte violenta. –¿Por qué pasa eso? –preguntó Juan. –Recuerden que la televisión vive de la publicidad. A mayor rating, más cara es la publicidad. Y las publicidades ¿qué es lo que quieren? Vender. A ellos no les importa si tú eres mejor o peor, sólo quieren vender. Así que apelan a todos los trucos para convencerte. Algunos son creativos y sanos. Otros estimulan los impulsos más básicos. El problema de estos impulsos es que son ciegos. Normal-mente los gobierna la mente, pero si los separas, la persona termina haciendo cosas no necesariamente lógicas y ahí está la ganancia del comercio. La idea es que terminemos comprando lo que tal vez no nos hace falta. Para llegar a ese absurdo no se puede apelar a la inteligencia: por eso se explotan las sensaciones. –Entonces ¿nos engañan todo el tiempo? –intervino Ramón mientras se servía el tercer vaso de jugo. –No necesariamente. Ciertamente muchas veces explotan ponerte en situación de no pensar. Otras veces parten de necesidades válidas pero las sobredimensionan, volviendo lo no necesario «muy necesario» y así pueden manipular con más facilidad a esas personas. Lo que no te dicen es que eso que te presentan no es lo único, ni lo más necesario para vivir bien. –¿Qué hacer? –cuestionó Betty. –Debemos aprender a ver televisión. Hay buenos programas que nos enseñan cosas nuevas y nos ayudan a valorar lo positivo de la vida, programas que rescatan lo noble y heroico de las personas y nos recuerdan que son cualidades que nosotros podemos vivir. El problema debe preocuparnos porque en general la gente cree que todo lo que la televisión dice es verdad. Muchos confunden lo que es bello con lo que es bueno o verdadero. –Pero ¿cómo diferenciarlo? –La televisión juega con el «denominador común». Las personas con vida intelectual mayor no tienen tiempo, ni interés en la tele salvo excepciones: las noticias, algún evento deportivo, etc., porque están leyendo, conversando con sus hijos, mejorando su casa, etc. Por lo tanto la televisión apunta a la gente menos formada. Por tanto bajan el nivel a este público que llaman el «denominador común». Lo peor es que en vez de tratar de subir su nivel con buena programación, se lo bajan más todavía para captar su atención por medio del sensacionalismo. Es la única empresa que demasiadas veces apunta a bajar la calidad del producto para vender. Luis hizo un alto y tomó un poco de jugo. –Papá, pero... tú trabajas ahí.... –Si. Pero mi trabajo está en relación al área de servicios a la comunidad. La televisión tiene cosas buenas y porque rescato eso (su espíritu original) es que sigo trabajando ahí, para recordarles a los que están equivocados que podemos hacer cosas buenas desde ella. Como mostrar la realidad a otras personas para que se solidaricen, como en el caso de Julia. Piénsenlo un poco: sacamos el pedido para Julia por la tele y entonces es importante. ¿Qué hubiera pasado si no lo poníamos? –Hubiera sido menos importante –contestó automáticamente Esteban. –¡No! –contestó de golpe su papá–. Hubiera sido igual de importante pero no hubiera salido en la tele. Ése es el error. Se nos está creando un mal hábito, a todos, y es el considerar que el mundo «real» sale por televisión. Fuera de la televisión existe un mundo real que necesita de nosotros. Por eso no nos podemos quedar con el mundo actuado de la televisión. Porque hoy día hasta las entrevistas son actuadas. –¿Y cuál es el problema? –cuestionó Manuel–. Al fin y al cabo la televisión está para comunicar sucesos. No veo por qué no pueda reflejar la realidad. –Reflejar sí, reemplazar no. El problema de la televisión es que la pantalla tiene dos dimensiones: alto y ancho. En cambio la vida real tiene tres dimensiones: alto, ancho y profundidad. Es como una metáfora pero que te puede ayudar a entender la diferencia. Es en lo profundo que nos encontramos con la realidad de nuestros sentimientos y anhelos más humanos, más íntimos. Por eso la televisión, por buena que sea, no nos dará todo lo que necesitamos para ser felices. Tenemos que aprender a vivir con intensidad nuestra propia vida, al margen de la televisión. –O sea que no es ni buena ni mala –concluyó «muy inteligente» Julieta. –Eso es lo que intento decir desde hace un rato. Todo depende de nosotros. Ahora si me disculpan –dijo parándose–, no quiero aburrirlos más. Me voy a ver televisión... no, es un chiste.Voy a leer un poco para despejarme. Hasta luego. Todos se despidieron amablemente. Entre los chicos la discusión continuó incluso sobre lo que dijo Luis. Pero al rato trajeron un par de juegos de mesa y todos cambiaron la atención, sin la presión del estado de salud de los amigos, todos se divirtieron con más ganas.

Escucha ahora la explicación del profesor

REQUERIMIENTOS

  • Sistema Operativo: A partir de Windows 7 en adelantarte. Mac OSX 10.11 o Superior
  • Procesador: Core i3 o superior, 2 GHz o superior
  • RAM: Al menos 4GB de RAM



Actividades de refuerzo

OTRAS FUNCIONES

  • Ajustes de los colores.
  • Detección de escenas.
  • Corregir.
  • Reparar.
  • Efecto en la velocidad.
  • Pantalla Croma.
  • Pantalla partida.
  • Efectos de color.
  • Captura de pantalla de la PC.
  • Estabilizador del video.


Resumen

Hemos aprendido a reconocer los requerimientos mínimos para la instalación y las características de nuestro ordenador

Actividad para la casa

Sé creativa/o y busca los insumos necesarios para la creación del vídeo según el tema tratado en clase.