Sesión 3: Conociendo mis raíces

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PROPÓSITO

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Esta sesión tiene como propósito promover en los adolescentes

la importancia de valorar nuestras raíces,

para afianzar nuestra identidad

INTRODUCCIÓN

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Nuestro hogar es el primer lugar donde aprendemos a amar, los hábitos, los valores, a relacionarnos con los demás, también, demostramos cariño, respeto, gustos y preferencias.

¿Por qué conocer nuestras raíces nos ayuda a comprender nuestras características como personas únicas? Saber nuestros antecedentes culturales y de dónde venimos nos ayudará a desarrollar un fuerte sentido de quiénes somos en realidad. La forma como nos relacionamos con las historias familiares y creamos relatos acerca de nosotros mismos nos ayuda a establecer nuestra identidad esencial única y auténtica.

Lectura

Leamos esta lectura:

MI FAMILIA, MI PUEBLO, MIS RAICES

Después de leer un montón de definiciones de raíz me quedo con la siguiente: Parte oculta de algo, de la que procede la parte visible.

Las raíces son lo que te sujetan y te atan a la tierra, no a una tierra en concreto sino a ellas porque te dan la vida, te forman y te educan. Las raíces de una persona son esas sujeciones a la vida que te hacen feliz que te empujan a seguir adelante, a vivir la vida como merece ser vivida. La familia, los que yo he elegido que estén y los que siempre están sin necesidad de llamarlos. Los que me soportan y a los que me gusta ver sonreír, a los que me gusta hacer felices y tener cerca. Los que hacen de mis raíces algo tan etéreo, tan suspendido y a la vez tan terrenal como el lugar en el que se encuentran.

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Los que hacen de mis raíces el hogar seguro al que siempre puedo volver. Mi raíz como felicidad que me da vida, como motor para caminar y tropezar, como ilusión para conocer y como seguro al que volver y en el que recogerme.

Las raíces permiten que el árbol viva, le dan fuerzas para crecer y hacerse fuerte. Entonces el árbol devuelve todo lo recibido y respira para ellas.

Mi raíz princesa con la que siento la delgada línea que separa la protección, el querer, el miedo y la confianza. Con la que entiendo el resto de ramas. La que siempre ha descansado y sonreído a mi lado. Con la que he aprendido a mejorar y a cambiar. La que siempre me perdona y me permite. Con la que hice fuego antes de nacer y con la que lo compartiré siempre, porque es mi compañera de vida, mi no soledad.

Mi raíz maestra la que nunca ha necesitado hablar para ser un modelo y tener mi admiración silenciosa. La que sabe observar los errores en la distancia y recoger las consecuencias con un abrazo. La que me ha visto tropezar mil veces y la que me ha visto cambiar. La que ha entendido mis sueños y con la que me comparo. La que quiero que me dé su aprobación. La que, apuesta por el vuelo libre, pero prepara comida y cobijo.

Mi raíz bastón, la que nunca ha pedido nada a cambio y a la que más quiero devolver. La que conspira con la tierra para hacerme feliz. La que se entrega sin reservas y aguanta el peso de todas mis cargas. La que todo lo sabe y nada pregunta, la única que puede leerme las pupilas. La que atraviesa todas las puertas sin preguntar y siempre tiene razón. El árbol para las demás ramas. La que siempre tiene un hueco y todo el tiempo del mundo guardados en un cajón.

Mi raíz libertad, la que he encontrado en el camino y no quiero soltar. La que me permite olvidarme de todo y dejarme llevar, ser, sentir. Por la que pienso en doble. La que camina a mi lado cogida de mi mano y comparte mis sueños. La que no necesita dar razones ni las pide. La que alimenta mi ilusión y la que construye mi futuro. La que todo lo comparte y no necesita pedirme nada para tenerlo todo.

A ellas cuatro en especial sin olvidarme del resto que tengo la suerte de tener o haber encontrado a lo largo de mi camino. Todas ellas forman parte de mi camino y de mis proyectos. Todas ellas a su manera son importantes y me arraigan, me dan sentido, me enseñan, y me completan. Algunas ya no están, pero su recuerdo me acompaña. Con ellas me gusta compartirlo todo y allá donde vaya me acuerdo de ellos [[1]]

Escucha ahora la explicación del profesor

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Un pueblo, una familia o una persona sin pasado, es como un árbol sin raíces. No posee vida, es frágil y cualquier viento lo puede derribar. Saber de dónde viene uno es fundamental para poder enfrentar los desafíos del presente y del futuro. Es estar “bien plantado”, firme y seguro de todo lo que hemos sido, orgullosos de todo lo que somos ahora y confiado de todo lo que se deseamos ser para el futuro.

Todos los seres humanos necesitamos sentir la seguridad y el orgullo de nuestro pasado. Pues todo lo que hemos sido, como pueblo y como persona, explica lo que en la actualidad somos. Todos los pueblos del mundo tienen una antigua historia. Lo mismo que todas las personas y las familias tenemos un pasado que explica lo que estamos haciendo en este momento. Nuestra historia nos dice de dónde venimos, nos enseña a entender en dónde estamos ahora y nos permite pensar a dónde en verdad queremos ir.

Un pueblo, una familia o una persona que no conozca su pasado, se encuentran perdidos y desolados. Pues en el milagro de la vida, todos formamos parte de una continuidad genética, histórica y espiritual. Una larga cadena de cadenas que se entrelazan unas con otras, nos unen y nos fortalecen. Lo que hicieron, aprendieron y crearon nuestro ante pasado ahora es parte fundamental de lo que hoy somos, aunque a veces no lo entendamos puntualmente…[[2]]

Actividades de refuerzo

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Observa este video [](CHOCQUIBTOWN-DE DONDE VENGO YO)

Comentamos en el aula, sobre el contenido de sus letras.

Resumen

Chicos, cada uno de nosotros recorre distintos caminos a lo largo de la vida. Ahora bien, el origen de todos ellos está en nuestras raíces, las cuales determinan en parte la dirección de nuestros senderos y el proyecto de vida que nos marcamos a lo largo de nuestra vida.

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Al dar valor a nuestra cultura, aceptamos y reconocemos una parte integral y significativa de nosotros mismos; ya que pertenecer a una cultura determinada, nos aporta:

Creencias.

Valores y saberes.

Conductas y maneras de comportarse.

Poco a poco, estos aspectos van configurándose en nuestro interior y determinan parte de nuestra forma de ser, a medida que crecemos y evolucionamos.

Ahora bien, de nuestra cultura nativa no heredamos absolutamente todo, aunque sea de ahí de donde provenimos. Por eso, darle valor es reconocer abiertamente cuál es nuestro origen.

Las personas de nuestro alrededor también forman parte del universo de nuestras raíces. Ellas nos enseñan a través de sus comportamientos y de aquello que nos dicen. Nos muestran el mundo y cómo afrontarlo, aunque también tengamos nuestras propias estrategias. Así, una parte de lo vivido con ellas, también permanecerá en nosotros.

De esta forma, la forma de resolver los problemas también es mostrada por nuestra cultura y las personas cercanas a nosotros. Todo lo que hemos observado y lo que hemos recibido nos ha influido para ser quienes somos ahora.

Actividad para la casa

Conversa con tus padres sobre: la historia de tu familia, pueblo natal de tus abuelos, sus costumbres y compara ¿Qué costumbres aun permanecen en tu hogar?

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