Sesión 2: Matrimonio: distintas facetas de lo mismo

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PROPÓSITO El estudiante aprende cuales son las requerimientos mínimas para la instalación de programa a utilizar en clase para la edición de los vídeos.

Introducción



¿Cuales son las características mínimas para que el programa funcione? Lo primero que se debe de ver son los requerimientos mínimos que el programa requiere y de esta manera el programa se ejecute de manera optima en el ordenador.


Lectura

En la cabeza de Juan se iba armando un panorama nuevo. Cuando le hablaban de matrimonio él (como muchos) pensaba en ir a una iglesia, bien vestido, con una novia de blanco y un novio elegante... y fiesta después. Claro que también sabía algo acerca del registro civil y cosas así, pero no había pensado nunca que la definición del matrimonio era ser comunidad de amor.

Se fue al diccionario y buscó la palabra comunidad. Esta palabra se compone de otras dos: común y unidad. –Sacando conclusiones resultó ser que los que viven en el matrimonio comparten todo en el amor. Es mucho más grande que «vivir juntos». Requiere esfuerzo, ganas, paciencia. Amor de verdad, no imitaciones. Sus beneficios: el camino hacia la felicidad. Es estar siempre acompañado, comprendido, ayudado. Es la posibilidad de acompañar, ayudar, comprender a la persona amada, aún en los días que uno se sienta mal.

A pesar de todos los problemas que muchos puedan tener con el matrimonio éste sigue siendo el camino para vivir bien y para ser feliz. Por eso hay que prepararse muy bien. Un día, saliendo de clases, varios se quedaron en la puerta conversando. Todos eran del mismo año y en todos se notaba un cambio en la temática de conversación. Pronto saldrían del colegio y emprenderían una nueva vida. Juan quiso probar un poco cómo caían sus últimos «descubrimientos», así que fue llevando la conversación hacia el tema del matrimonio.

–¿Matrimonio? –se le tiró encima Ramón–. Creo que estás un poco atrasado. La gente ya no se casa. Mucho rollo. Mucho compromiso. –Pero es muy linda la ilusión, el vestido... la fiesta –opinó con tono de ingenuidad Marta.

–De acuerdo –concedió Ramón, que era el que encabezaba todas las discusiones–. Lo de la fiesta me parece muy bien pero no todo es fiesta. La fiesta no es lo más importante... aunque tiene su peso. –A mí me parece que está muy bien firmar algunos papeles para asegurarte –dijo Esteban. Recibió de inmediato un abucheo.

–No digas tonterías –atacó Ramón–. No creo que firmar papeles garantice el amor. Yo, no quiero ser tan hipócrita como esas que entran vestidas de blanco a una iglesia sólo por cumplir. No sé exactamente qué haré, pero odio la hipocresía y firmar papeles me parece de hipócritas... – un grito lo interrumpió.

–¡Ahí está mi mamá en la camioneta! –exclamó Julieta–. ¿Alguien quiere que lo dejemos en el camino? La oferta de transporte puso fin a la discusión. Juan y Ramón aceptaron la oferta. La mamá de Julieta los recibió con una amplia sonrisa.

–Hola, chicos, ¿cómo les fue? –Buenas tardes, señora Paredes. Margarita Paredes, además de ser madre de Julieta era una mujer a la que le gustaba conversar con los amigos y amigas de su hija. –¿De qué hablaban tan concentrados?– preguntó en un tono de sana curiosidad.

–Del matrimonio –contestó de inmediato la hija con tono cortante–. Pero la conversación se interrumpió. Era un tono de cierto reclamo. La sonrisa en el rostro de Margarita cambió de amable a sarcástica. ¿Y... qué piensan?– preguntó siguiendo su línea inocente. –Yo creo que eso de hacer tanta cosa para casarte es puro cuento... pero Juan creo que piensa otra cosa– contestó Ramón mirando a Juan de reojo.

–¿Y, Juan? ¿Qué opinas? –Tengo dudas. Creo que casarse es más de lo que imaginaba... Es que últimamente leí algo que me hizo cambiar de opinión. Empiezo a pensar que no sólo implica compromiso sino también trae muchas recompensas.

Margarita volvió a sonreír. De golpe llegaron a su mente to-dos los recuerdos de su matrimonio, la ilusión, los regalos, la alegría de los amigos, los primeros años de convivencia...

–¿Por qué te ríes mamá?– Julieta interrumpió sus pensamientos –Porque estoy recordando algunas cosas... Creo que les puedo ayudar a pensar mejor estas cosas...

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–Mi mamá es consejera matrimonial –acotó Julieta con tono de «ahí va de nuevo». Pero «ya era tarde» porque Juan y Ramón estaban interesados... y en el fondo Julieta también. –Lo primero es que el matrimonio no es un invento, responde a nuestra forma de ser más profunda. Como personas necesitamos vivir en comunidad para ser felices. Casarse no es otra cosa que la entrega mutua de un hombre y una mujer para siempre, de cara a los posibles hijos. Los papeles son sólo una expresión externa de una decisión que empieza en la voluntad y se expresa en la intimidad del cuerpo. Lo esencial radica en la voluntad de las personas de comprometerse libremente para siempre. Una vez dado el sí, es para siempre. Es parte de la naturaleza humana.

–¿Por qué?– preguntó Juan que recordaba lo «leído» con su padre. –La historia lo demuestra. La gente se ha casado desde siempre. Hombres y mujeres siempre han tenido la necesidad de formar familias y expresar su amor y decirle claramente a los que les rodean que esa mujer es «su mujer» o que ese hombre es «su hombre» y que esos son «sus hijos». –Pero para eso no se necesita el matrimonio, ¿o sí?– cuestionó Julieta, que en el fondo disfrutaba cuando su mamá hablaba.

–Aparentemente no. Pero la misma historia nos ha dado lecciones. Todas las sociedades han ido institucionalizando leyes para el ejercicio de la sexualidad. En base a esas normas han construido su entramado social. Esas sociedades por su mismo desarrollo han descubierto que la familia es lo más básico en cualquier grupo humano. No son leyes inventadas de la nada. –¿De dónde salen entonces? –preguntó con cierta impertinencia Ramón.

–De la necesidad. Cada ser humano es muy frágil durante la infancia. En los lugares donde no se respetaron estos límites, el no control causó un caos sexual que terminó afectando emocionalmente a los hijos y repercutió finalmente en la sociedad. Por ejemplo el Imperio Romano fue grande mientras hizo respetar el matrimonio y la familia. Pero en cuanto éstas costumbres se relajaron, la caída fue inevitable. No se trata de mi experiencia personal o de una opinión aislada, la naturaleza del hombre tiene una lógica propia la cual hay que respetar.

–¿Y cuál es esa lógica? –La de amar sin condiciones (ni siquiera de tiempo), Juan. El ser humano es el único en la naturaleza que puede amar y necesita ser amado. Si no hay voluntad de pasar el resto de los días con la persona amada, dando vida y educando a los hijos, entonces el amor que une a esas dos personas es discutible, no es auténtico o tal vez no es maduro. El amor lleva a compromisos reales y objetivos. Si no, se corre el riesgo de dejarlo caer en egoísmo.

Juan escuchaba con interés, “entonces papá no es el único que piensa así...”, pensó. Iba a preguntar algo pero Julieta se le adelantó. –¿Y qué relación hay entre ir a la iglesia y al registro civil y el amor, mamá?

–Vamos por partes. El matrimonio civil y el religioso son como las dos caras de una misma moneda. No es que haya dos categorías de matrimonio. Es el mismo matrimonio bajo dos aspectos. Ambos se refuerzan mutuamente: la pareja frente a la sociedad y frente a Dios. Como la familia es la célula de la sociedad es necesario que la decisión de formar una nueva familia sea comunicada al resto de los miembros de la sociedad. En algunos lugares se acostumbra que todo el pueblo le dedique todo un día de trabajo para ayudar a los que se van a casar. Así, ayudan a construir graneros, casas, preparar lugares de siembra, pintar, decorar, construir muebles y ver todo lo necesario para que ese nuevo hogar pueda comenzar. Este ejemplo es una señal de lo que significa el matrimonio civil.

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Cuando dos se casan por civil su situación frente a la sociedad cambia: la sociedad ya no los trata como «solos» (por eso ya no son solteros), si no como matrimonio, como el inicio de una familia. –Pero no asegura que sea para siempre –Ramón no terminaba de entender.

–Es verdad. El matrimonio civil no garantiza el amor (el amor es una tarea de los esposos en la que nadie los puede reemplazar). Pero al mismo tiempo es una señal objetiva de que la intención de casarse es seria. El comunicarlo compromete más a la pareja y los ayuda a madurar en su deseo de compromiso para siempre. –Sí, mami, pero ¿por qué tantos papeles? –Y ¿por qué no?... ¿O es que se le tiene miedo a algo?

Esa era una buena pregunta. –Si el amor es real y seguro la pareja quiere que todos lo sepan. Pero si hay miedo a que los demás sepan que se comprometen, entonces el amor no ha crecido lo suficiente. Si bien los papeles del «matrimonio civil» no garantizan el amor de esposos, el no querer firmarlos puede ser una prueba muy clara de que ese amor todavía no existe. –Entonces, lo mismo pasa con el matrimonio religioso...– preguntó cuestionado Juan.


–El matrimonio religioso es mucho más que un trámite. No lo hacen el hombre y la mujer solos: Dios está con ellos. Cuando dos personas se acercan a Dios en la comunidad de su Religión a casarse, no le están pidiendo permiso a Dios ni a sus representantes. Hombre y mujer se casan y ponen a Dios como testigo de que es una decisión bien pensada, madura y fruto del amor. El poner de «testigo» a Dios es muy inteligente. La vida matrimonial tiene dificultades. Convivir requiere su esfuerzo. Al poner a Dios como testigo los esposos quieren que Él los ayude en todo momento para que esa decisión se vaya haciendo cada vez más perfecta. Si la sociedad nos puede ayudar, ¡con cuánta mayor razón Dios! Margarita hizo un momento de silencio como para darle peso a su siguiente frase.

–Pero todo esto no tiene ningún sentido si no se cumple con el matrimonio natural. Si dos van a su iglesia o comunidad religiosa a casarse para cumplir con el requisito social toman a menos su religión y a Dios. –¿Y si alguien no cree en Dios? –fue el turno de Ramón –No tiene obligación de ir a ninguna iglesia, pero los compromisos del matrimonio son los mismos. Solamente que se pierde de todas las ayudas que tiene religión y Dios mismo para hacer que esa unión cumpla su objetivo: que dos personas sean felices y transmitan vida. En ese momento el auto paró, habían llegado a casa de Julieta. –Muchachos me gustaría hablar más con ustedes pero ahora tengo que preparar el almuerzo para la tropa.

La cara de Julieta indicaba que esa tarea era urgente... con o sin papeles. Los dos muchachos continuaron caminando hasta sus casas. Comenzaron a comentar otras cosas, pero internamente Juan pensaba en su padre... era mucho lo que le estaba enseñando.

Escucha ahora la explicación del profesor

REQUERIMIENTOS

  • Sistema Operativo: A partir de Windows 7 en adelantarte. Mac OSX 10.11 o Superior
  • Procesador: Core i3 o superior, 2 GHz o superior
  • RAM: Al menos 4GB de RAM



Actividades de refuerzo

OTRAS FUNCIONES

  • Ajustes de los colores.
  • Detección de escenas.
  • Corregir.
  • Reparar.
  • Efecto en la velocidad.
  • Pantalla Croma.
  • Pantalla partida.
  • Efectos de color.
  • Captura de pantalla de la PC.
  • Estabilizador del video.


Resumen

Hemos aprendido a reconocer los requerimientos mínimos para la instalación y las características de nuestro ordenador

Actividad para la casa

Sé creativa/o y busca los insumos necesarios para la creación del vídeo según el tema tratado en clase.