Sesión 2: Yo, sí le gano al tiempo
PROPÓSITO
El propósito de esta sesión es, que los estudiantes identifiquen en
que invierten su tiempo y aprendan a organizarse.
INTRODUCCIÓN
Cuando mamá o papá nos preguntan “¿Terminaste la tarea? ¿Terminaste de hacer lo que te dije?”. Apenas notamos que nada hicimos y no sabemos cómo responder a esas preguntas. La solución a ello está en elaborar un horario para hacer las tareas, ordenar la casa, ver nuestra serie favorita, salir a la cancha o al parque, jugar en internet, conectarnos con los compañeros para hacer las tareas, ir a la tienda… un sinfín de ocupaciones que podremos hacer si nos organizamos. ¿Cómo organizar nuestro tiempo? ¿Cuál será nuestra rutina diaria de lunes a viernes y cuál la de los fines de semana?
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Lee este interesante artículo:
AAprender a organizarse es una habilidad que se puede adquirir y perfeccionar
Si tienes realmente más tareas en tu rutina diaria de las que puedes abarcar, entonces estás organizando mal tu agenda.
Puede que haya un problema a la hora de decir que no a la hora de calcular el tiempo que te llevará cada cosa, de asumir responsabilidades que podrías delegar o que no son tuyas, de poner límites, o de pedir ayuda.
Si más bien el problema es que no encuentras hueco para cosas que consideras importantes, que haces mucho, pero sientes que no avanzas, que estás siempre ocupado, pero no eres productivo, o que pierdes el tiempo y no sabes en qué, etc., entonces, puede que haya que modificar varios hábitos para optimizar el uso de tu tiempo.
Ten en cuenta estos consejos:
1. Ten un horario real:
Los deberes son una parte fundamental en el proceso educativo. La existencia de tareas para el hogar tiene varios aspectos positivos: ayuda a crear hábitos de responsabilidad y disciplina, refuerza tu concentración, permite afianzar lo aprendido durante el día en clase y también sirve para estrechar la relación entre los tuyos.
Además, es indispensable organizar el tiempo de estudio para que las tareas escolares no abarquen toda la tarde; tan importante es, que refuerza y ayuda a adquirir hábitos de estudio como que aprendas a disfrutar de un tiempo de ocio muy necesario cada día, te ayuda a romper con la rutina y a renovar energías.
2. Evitar y eliminar distractores:
Eliminar las múltiples tareas y los distractores. Nuestro cerebro no tiene capacidad para procesar en paralelo: sino que va saltando su atención de una actividad a otra. Cuando las interrupciones son frecuentes o vamos saltando de una cosa a otra en poco tiempo, no conseguimos profundizar ni focalizarnos en ninguna.
3. Elimina las interrupciones:
Procura trabajar de forma continuada y en una sola cosa a la vez. Si estás escribiendo una tarea, no atiendas llamadas ni mires a cada momento el celular. Las interrupciones rompen la concentración y tardamos en volver a conectar, nos hacen más lentos, cometemos más errores y, además, nos generan ansiedad.
Es imposible, en algunos contextos, eliminar las interrupciones por completo, pero hemos de tener un método para evitar todas las que podamos:
Consultar el email/mensajes (personales y de trabajo) solo en momentos concretos y cuando sabemos que podremos responder (y no cada vez que recibimos uno). No te preocupes por “¿y si es algo urgente?”; de ser así, te llamarán varias veces o buscarán la forma de contactarte.
Cuando necesitamos concentrarnos, es necesario comunicar que no queremos ser interrumpidos para que los demás lo tengan en cuenta.
No empieces varias cosas a la vez. Si por ejemplo tienes demasiadas tareas, empieza por desarrollar las más urgentes “Una cosa a la vez”
Si estás cocinando no dejes lo que estás haciendo “un momento” para irte chatear o jugar en la compu; una cosa a la vez.
Si no te da tiempo de empezar y acabar algo, define mejor el tiempo o hasta dónde lo harás. (Por ejemplo: “Voy a ver a mi amigo un momento, tendré tiempo en media hora”, ”Voy a estudiar el temario de Sociales de 16:00 a 17:30″, “Voy a leer la primera unidad”, “Leeré el plan lector de la página que me toca”, “Estaré en la reunión de mi grupo de parroquia escolar”, etc.
Por supuesto, si estas en clases, conferencias o charlas necesitas concentrarte; elimina posibles interferencias: móvil, mascotas, redes sociales, internet, etc.
4. Organiza tu entorno:
Procura que tanto tu casa como tu espacio de trabajo estén limpios y ordenados, el orden de nuestro entorno físico ayuda al orden mental.
Reflexiona: ¿Cuáles son los distractores más habituales en tu día a día?
Adaptado de https://psicologia-estrategica.com/organizarme-mejor-sentir-aprovecho-tiempo/
Escucha ahora la explicación del profesor
Bien muchachos: primero: autoanálisis. ¿Cómo gasto mi tiempo? Revisa tu día a día, las actividades que realizas y las cosas que consumen tu tiempo, toma nota de ello. Puedes incluso (y te recomiendo) utilizar herramientas para hacerlo: un organizador de semana o de mes.
Evitar y eliminar distractores:
Mi primer consejo es eliminar las múltiples tareas y los distractores. Nuestro cerebro no tiene capacidad para procesar en paralelo: sino que va saltando su atención de una actividad a otra. Cuando las interrupciones son frecuentes o vamos saltando de una cosa a otra en poco tiempo, no conseguimos profundizar ni focalizarnos en ninguna.
Elimina las interrupciones: Procura trabajar de forma continuada y en una sola cosa a la vez. Si estás escribiendo una tarea, no atiendas llamadas ni mires a cada momento el celular. Las interrupciones rompen la concentración y tardamos en volver a conectar, nos hacen más lentos, cometemos más errores, y además nos generan ansiedad.
Es imposible en algunos contextos eliminar las interrupciones por completo, pero hemos de tener un método para evitar todas las que podamos:
Consultar el email/mensajes (personales y de trabajo) sólo en momentos concretos y cuando sabemos que podremos responder (y no cada vez que recibimos uno) No te preocupes por “¿y si es algo urgente?” de ser así llamarán varias veces o buscarán la forma de contactarte.
Cuando necesitamos estar concentrarnos, comunicar que no queremos ser interrumpidos para que los demás lo tengan en cuenta.
No empieces varias cosas a la vez. Si por ejemplo tienes demasiadas tareas, empieza por desarrollar las más urgentes “Una cosa a la vez”
Si estás cocinando no dejes lo que estás haciendo “un momento” para irte chatear o jugar en la compu una cosa a la vez.
Si no te da tiempo de empezar y acabar algo, define mejor el tiempo o hasta dónde lo harás. ( Por ejemplo: “voy a ver a mi amigo un momento lo que me de tiempo en media hora”.” Voy a estudiar el temario de Biología de 16 a 17.30″, “voy a leer el primer capítulo”, leeré el planlector la página que me toca, estaré en la reunión de mi grupo de Parroquia escolar etc.)
Por supuesto si estas en clases o conferencias o charlas necesitas concentrarte en algo elimina posibles interferencias: fuera móvil, mascotas, redes sociales, internet.. etc.
Organiza tu entorno:
procura que tanto tu casa como tu espacio de trabajo estén limpios y ordenados, el orden de nuestro entorno físico ayuda al orden mental.
Reflexiona: ¿Cuáles son los distractores más habituales en tu día a día?
Actividades de refuerzo
Diferenciar lo urgente de lo importante:
te sugiero que leas el cuento de las piedras y el frasco:
[[1]]psicologia-estrategica.com
¿Cuáles son tus piedras grandes?
¿qué cosas son importantes o prioritarias?
¿Familia, salud, amigos, el deporte, la música, los juegos en la red o tus redes sociales que te hace disfrutar, inquietudes intelectuales...?
Muchas veces estamos llenos de pequeñas cosas urgentes. (arenilla) que no nos deja lugar para lo realmente importante. Hacemos mil cosas y tenemos la sensación de no haber hecho nada.
Haz una lista de tus “piedras grandes”, de las cosas que son importantes en tu vida. Luego tradúcelo en acciones concretas que puedas incorporar en tu día a día (por ejemplo: horas concretas de hacer las tareas escolares y estudiar, ayudar a mi mamá o papá cada día después del almuerzo lavaré los platos, los sábados hacer deportes, los domingos escuchar Misa y luego ver una linda película)
Busca un método para organizarte. lleva agenda. Planifica. La planificación es fundamental. Planifica por escrito. Muchas veces confiamos en nuestra mente para todo y no recurrimos a soportes externos. Mal. No satures la “Ram” de tu cerebro con listas de tareas, usa herramientas externas: apps, agendas, calendarios, etc. Tanto para el estudio como para lo personal y familiar.
Puede ser difícil al principio si no tienes el hábito de hacerlo, pero puedes aprenderlo e incorporarlo en tu día a día.
Hay muchas herramientas que puedes utilizar, algunas de las que se utiliza por ejemplo son: Google Calendar, Trello, Evernote y libretas. ¡Toma nota de todo!¡Trabaja tus ideas por escrito! Tanto de las actividades que precisas realizar en tu día a día, como de tus ideas, proyectos a largo plazo, películas que te han recomendado, lugares que te gustaría visitar, libros que leer, objetivos personales.. etc. Por ejemplo: Tener una lista de películas recomendadas y echarle un vistazo cuando decidas pasar una noche de cine facilita las cosas. O ir desarrollando una idea que se te ha ocurrido de un nuevo proyecto en una libreta y juntar toda la información al respecto para plantearte el llevarla a cabo y cómo, evita que esa idea se pierda y facilita que puedas desarrollarla y concretarla mejor. Se trata de conseguir un buen equilibrio entre planificación e improvisación: ordenar y planificar tu día a día, tu ocio, tus ideas, pero sin ser rígido.
Resumen
A la hora de apuntar las tareas en tu agenda o planificador ten en cuenta:
¿Cuáles son las actividades/tareas más importantes y cuáles las rutinarias?
Divide las tareas grandes o a largo plazo en pequeños pasos hasta llegar a tareas que puedas ir colocando en tu agenda diaria. (Por ejemplo: “sacar buenas notas” se traduce en acciones como: hacer las tareas y presentarlas oportunamente, leer 30 minutos cada los temas hasta ahora avanzados, etc)
¿Qué quieres acabar hoy?
¿Cuánto tiempo te llevará cada cosa? ten en cuenta incluso un margen de imprevistos y/o tiempos de desplazamiento.
¿Cuál es tu mejor momento del día? Hay horas del día en las que rendimos más, tenemos más energía, y otras en las que no. Ten en cuenta tu nivel de energía a la hora de asignar las tareas en tu agenda.
Traduce tus objetivos en acciones concretas para llevar a cabo (Por ejemplo: “aprender hablar inglés” se puede traducir en: “no faltar a clases”, “escuchar cuentos o canciones en inglés”, “cada día aprender 5 palabras nuevas”)
Revisa. Detecta problemas y busca soluciones:
revisa tu agenda y evalúa cómo fue la semana.
¿Has cumplido todo lo que te has propuesto?
¿hay cosas para las que no has “encontrado hueco”?
¿Qué ha pasado?
Cambia los “Tengo” por “Quiero”:
Como he comentado en varias ocasiones, la forma que tenemos de contarnos a nosotros mismos las cosas determina cómo las vivimos emocionalmente. Si hay una palabra que quite energía esa es “Tengo”– Si planifico mi día usando este imperativo es probable que acabe agobiada y desmotivada:
Actividad para la casa
Organiza y escribe tu horario semanal en el organizador.