El desafío de la crisis
La historia de una familia está surcada por crisis de todo tipo, que son parte de la historia matrimonial. Hay que ayudar a descubrir que una crisis superada no lleva a una relación con menor intensidad sino a mejorar, asentar y madurar el vino de la unión. No se convive para ser cada vez menos felices, sino para aprender a ser felices de un modo nuevo, a partir de las posibilidades que abre una nueva etapa.
Cada crisis implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, o al menos encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial. De ningún modo hay que resignarse a una curva descendente, a un deterioro inevitable, a una soportable mediocridad.
Al contrario, cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también superar obstáculos, cada crisis se percibe como la ocasión para llegar a beber juntos el mejor vino. Es bueno acompañar a los cónyugues para que puedan aceptar las crisis que lleguen, tomar el guante y hacerles un lugar en la vida familiar.
Los matrimonios experimentados y formados deben estar dispuestos a acompañar a otros en este descubrimiento, de manera que las crisis no los asusten ni los lleven a tomar decisiones apresuradas. Cada crisis esconde una buena noticia que hay que saber escuchar afinando el oído del corazón.
Rezo y bienvenida
Señor, hoy me acerco a ti,
llena de angustia y miedo porque siento
que mi matrimonio se está acabando.
Siento Señor Jesús, que ya no está en mis manos
poder salvar mi matrimonio.
Pero también sé, que para ti todo es posible y que el día
que nos unimos en este santo sacramento, lo hicimos
con mucho amor y con la mejor intensión de agradarte
con nuestra vida matrimonial, de formar un hogar
verdaderamente cristiano y unir nuestras vidas
con tu bendición para alabarte.
Amadísimo Señor, con toda mi fe en ti,
pongo en este momento mi matrimonio
en tus manos, para que tú lo restaures Señor.
Ayúdanos a encontrar el camino de la reconciliación,
el perdón y el amor.
Restaura nuestro matrimonio para nuestro bien
y el de nuestra familia.
Restaura nuestro amor y derrama sobre nuestro matrimonio
una lluvia de bendiciones.
Señor Jesús, tú que haces nuevas todas las cosas,
te pido, que hagas nuevos nuestros sentimientos,
nuestro amor y nuestra confianza en el otro.
Que nuestro compromiso no sea solo con el otro,
sino también contigo y con nosotros mismos.
Divino Señor Jesucristo, ayúdanos a desprendernos
de todo el dolor que nos hemos causado y a sanar
nuestros corazones para darnos una segunda oportunidad
basada en el respeto, la confianza y el amor.
Vivifica la llama del amor en nuestros corazones,
que no haya dobles intensiones entre nosotros, sino que
nuestro deseo de salvar nuestro matrimonio sea mutuo,
sincero y transparente.
Señor, enséñanos a cada uno a amarnos,
valorarnos y respetarnos de verdad,
para así también saber amar,
valorar y respetar al otro y a nuestro matrimonio. Amén
Tema de fondo: audio o video
- Observamos el video para contestar las preguntas.
¿Cómo superar una crisis matrimonial?-Desde el Corazón
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Preguntas para el trabajo grupal
- Contestamos a las preguntas:
1. ¿Porqué crees que en el matrimonio hay crisis?
2. ¿Qué actitud tomas frente a las crisis que se presentan en tu relación conyugal?
3. ¿En tiempos de crisis con tu pareja acudes Dios?
4. ¿Te has preguntado si tú has contribuido a esas crisis?
5. ¿Cuándo hay crisis en tu matrimonio buscas ayuda para solucionarlas?
6. ¿Crees qué en las crisis se pone a prueba el amor de los esposos?
Plenario
Contestan y comentan de forma ordenada a las preguntas.
Lectura reflexiva
- Leemos y reflexionamos en silencio:
En el camino del matrimonio y la vida conyugal, existen diversas situaciones que plantean nuevos desafíos. Además de las ya indicadas, tenemos los siguientes:
- A la función educativa, que se ve dificultada, entre otras causas, porque los padres llegan a su casa cansados y sin ganas de conversar.
- Ofertas de distracción además de la adicción a la televisión, en muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer juntos y esto dificulta la transmisión de la fe de padres a hijos.
- Crece una enorme ansiedad parece haber más preocupación por prevenir problemas futuros que por compartir el presente, se agrava debido a un futuro profesional incierto, a la inseguridad económica, o al temor por el porvenir de los hijos.
- La drogodependencia como una de las plagas de nuestra época, que hace sufrir a muchas familias, y no pocas veces termina destruyéndolas.
- Algo semejante ocurre con el alcoholismo, el juego y otras adicciones
La familia podría ser el lugar de la prevención y de la contención, pero la sociedad y la política no terminan de percatarse de que una familia en riesgo « pierde la capacidad de reacción para ayudar a sus miembros […] Notamos las graves consecuencias de esta ruptura en familias destrozadas, hijos desarraigados, ancianos abandonados, niños huérfanos de padres vivos, adolescentes y jóvenes desorientados y sin reglas ».
Reacción ante el Desafío
La reacción inmediata es resistirse ante el desafío de una crisis, ponerse a la defensiva ponerse a la defensiva por sentir que escapa al propio control, porque muestra la insuficiencia de la propia manera de vivir, y eso incomoda.
Entonces se usa el recurso de negar los problemas, esconderlos,relativizar su importancia, apostar sólo al paso del tiempo. Pero eso retarda la solución y lleva a consumir mucha energía en un ocultamiento inútil que complicará todavía más las cosas.
Los vínculos se van deteriorando y se va consolidando un aislamiento que daña la intimidad. En una crisis no asumida, lo que más se perjudica es la comunicación. De ese modo, poco a poco, alguien que era «la persona que amo» pasa a ser «quien me acompaña siempre en la vida», luego sólo «el padre o la madre de mis hijos», y, al final, un extraño.
Cómo enfrentar la Crisis
Para enfrentar una crisis se necesita estar presentes. Es difícil, porque a veces las personas se aíslan para no manifestar lo que sienten, se arrinconan en el silencio mezquino y tramposo.
En estos momentos es necesario crear espacios para comunicarse de corazón a corazón. El problema es que se vuelve más difícil comunicarse así en un momento de crisis si nunca se aprendió a hacerlo. Es todo un arte que se aprende en tiempos de calma, para ponerlo en práctica en los tiempos duros.
Hay que ayudar a descubrir las causas más ocultas en los corazones de los cónyuges, y a enfrentarlas como un parto que pasará y dejará un nuevo tesoro. Pero las respuestas a las consultas realizadas remarcan que en situaciones difíciles o críticas la mayoría no acude al compañamiento pastoral, ya que no lo siente comprensivo, cercano, realista, encarnado.
Por eso, tratemos ahora de acercarnos a las crisis matrimoniales con una mirada que no ignore su carga de dolor y de angustia.
Compromiso personal
- Compromiso
Después de haber participado en esta charla ¿Cuál es tu compromiso? ¿Qué debes mejorar como esposo(a)?
Oración final
Agradecemos a Dios que nos brinda la oportunidad de participar en esta charla
le pedimos que nos ayude a mejorar en nuestras relaciones personales:
en la familia, en el trabajo y le decimos juntos:
Oración
Jesús, te pido que, con tu poder, alejes de nuestro hogar
cualquier cosa, persona o situación que este amenazando la
estabilidad de nuestro matrimonio.
Inunda nuestros corazones Señor, con tu dulzura, tu paz y tu
luz, para que podamos reflejarla en nuestras nuevas vidas y
aprendamos a vivir sin hacernos daño, sino con la mejor
intensión de vivir la experiencia de un matrimonio feliz.
Ayúdanos a encontrar el camino de la reconciliación sincera y
que nuestro matrimonio se convierta en un verdadero motivo
de orgullo, felicidad y motivación en nuestras vidas.
Con la confianza que siento ahora que mi matrimonio está en
tus manos, decido soltar cualquier emoción negativa que se
quiera apoderar de mí, me pongo a tu servicio y te doy
gracias, Señor
Amén.