Sin violencia interior
Ninguna familia es perfecta, y sin embargo esto no es del todo malo. Como dice Tolstoi, "todas las familias dichosas se parecen, pero cada familia infeliz es desdichada a su manera". Si bien es frecuente que las familias se enfrenten a innumerables problemas que se acumulan, y que causan estrés, tensión e incluso trastornos en sus integrantes, estas dificultades y estos problemas son también grandes oportunidades de crecimiento.
Los problemas gordos en la pareja son: problemas de faldas, problemas económicosy problemas psicológicos las cuales necesitan solucionar con la ayuda de Dios, ayuda profesional y acompañamiento tutorial. Con frecuencia surgen dificultades como: diferencia de opiniones y desacuerdos en la pareja, pérdida de la tranquilidad debido a conflictos, problemas de educación,problemas financieros, pérdida de trabajo, divorcio, adicción enfermedad mental o física, etc. Afortunadamente, los problemas de familia tienen solución, si los miembros aceptan: que necesitan ayuda, que dejaron de ser familia, porque no comparten alguno de los momentos del desayuno, almuerzo o la cena, por que se alejaron de Dios; no asisten a Misa, no hacen oración, no hay comunicación....en fin dejaron tantos momentos de compartir juntos. Veamos qué nos dice el Papa Francisco en la encíclica Amoris laetitia" [1]
Rezo y bienvenida
Oración a la Sagrada Familia
Jesús, María y José en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret,
haz tomar conciencia a todos
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.
Tema de fondo: audio o video
- Observamos el video para contestar las preguntas.
Mana. El verdadero amor perdona
Preguntas para el trabajo grupal
- Contestamos a las preguntas:
- ¿Cómo reaccionas cuando te sientes herida(o)?
- ¿Crees que las heridas del pasado no te permiten ser feliz?
- ¿Qué tenemos que hacer para rechazar la violencia interior?
- ¿Crees que en algún momento es sana la indignación?
- ¿Qué ocurre si sigo alimentando mi resentimiento y mi agresividad?
- ¿Cómo puedo reconciliarme o hacer las pases?
Plenario
Contestan y comentan de forma ordenada a las preguntas.
Lectura reflexiva
- Leemos y reflexionamos en silencio:
Sin violencia interior
Para el que quiere crecer en el amor... qué mejor que la aproximación de San Pablo: en una de sus propuestas del cántico leemos: La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe;
El Papa Francisco coge el texto del Cántico de la Caridad y lo interpreta en Amoris Laetitia :
Si la primera expresión del himno nos invitaba a la paciencia que evita reaccionar bruscamente ante las debilidades o errores de los demás, ahora aparece otra palabra —paroxýnetai—, que se refiere a una reacción interior de indignación provocada por algo externo. Se trata de una violencia interna, de una irritación no manifiesta que nos coloca a la defensiva ante los otros, como si fueran enemigos molestos que hay que evitar. Alimentar esa agresividad íntima no sirve para nada. Sólo nos enferma y termina aislándonos. La indignación es sana cuando nos lleva a reaccionar ante una grave injusticia, pero es dañina cuando tiende a impregnar todas nuestras actitudes ante los otros.
Por ello, nunca hay que terminar el día sin hacer las paces en la familia. Y, «¿cómo debo hacer las paces? ¿Ponerme de rodillas? ¡No! Sólo un pequeño gesto, algo pequeño, y vuelve la armonía familiar. Basta una caricia, sin palabras. Pero nunca terminar el día en familia sin hacer las paces».
El Evangelio invita más bien a mirar la viga en el propio ojo (cf. Mt 7,5), y los cristianos no podemos ignorar la constante invitación de la Palabra de Dios a no alimentar la ira: « No te dejes vencer por el mal » (Rm 12,21). « No nos cansemos de hacer el bien » (Ga 6,9). Una cosa es sentir la fuerza de la agresividad que brota y otra es consentirla, dejar que se convierta en una actitud permanente: « Si os indignáis, no llegareis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo » (Ef 4,26). Por ello, nunca hay que terminar el día sin hacer las paces en la familia. Y, « ¿cómo debo hacer las paces? ¿Ponerme de rodillas? ¡No! Sólo un pequeño gesto, algo pequeño, y vuelve la armonía familiar. Basta una caricia, sin palabras. Pero nunca terminar el día en familia sin hacer las paces ».112 La reacción interior ante una molestia que nos causen los demás debería ser ante todo bendecir en el corazón, desear el bien del otro, pedir a Dios que lo libere y lo sane: « Responded con una bendición, porque para esto habéis sido llamados: para heredar una bendición » (1 P 3,9). Si tenemos que luchar contra un mal, hagámoslo, pero siempre digamos « no » a la violencia interior.
Compromiso personal
- Compromiso
Después de haber participado en esta charla ¿Cuál es tu compromiso? ¿Qué debes mejorar como esposo(a), como padre o madre y como hijo(a)?
Oración final
Oración
Agradecemos a Dios que nos brinda la oportunidad de participar en esta charla y le pedimos que nos ayude a mejorar en nuestras relaciones personales: en la familia, en el trabajo y le decimos juntos:
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra,
Padre, que eres Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta,
por medio de tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo,
fuente de caridad divina, en verdadero santuario de la vida y del amor
para las generaciones porque siempre se renuevan.
Haz que tu gracia guíe a los pensamientos y las obras
de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia
un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio,
se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis,
por las que a veces pasan nuestras familias.
Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret,
que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente
su misión en la familia y por medio de la familia.
Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor,
en la unidad del Hijo y del Espíritu santo. Amén