Diferencia entre revisiones de «Sesión 4: Buscando una auténtica ayuda»

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== Lectura ==
== Lectura ==
Todos conocían a Lucía y Gustavo. En la escuela se les
–Un momento, señor –interrumpió Bárbara–. Una vez oí por
conocía como “la pareja”, porque llevaban dos años de novios y siempre se
televisión que un doctor decía que como el «feto» depende de la madre,
les veía muy felices juntos. Lucía era una chica muy sociable, y Gustavo era
en realidad no se puede hablar de una nueva vida, sino de una parte
un chico muy seguro de sí mismo, de esos que siempre están en el centro
del cuerpo de ella. Como la madre es libre de hacer lo que quiera con su
de todo.
cuerpo, ella puede... «interrumpir su embarazo» sin problemas. No está
Pero de repente las cosas cambiaron. Por alguna extraña razón la
matando a nadie.
hermosa sonrisa de Lucía desapareció y cada día estaba más retraída. Sus
–Sabes, Bárbara, eso no es ni cierto ni tiene base científica –respondió
calificaciones comenzaron a bajar y siempre parecía cansada y aburrida.
Alfredo comprensivo–. Lo que sucede es que detrás del aborto hay un gran
Lucía y Elena eran amigas de chiquitas y aunque no frecuentaban el
negocio. Es realmente el negocio más sucio del mundo, junto con el nar
mismo colegio, su amistad, que había empezado en el parque infantil,
-
se había mantenido. Últimamente se habían convertido en amigas más
cotráfico. Los abortos son negocio y buscan su “venta” haciéndolo pasar
cercanas. Elena se dio cuenta de que Lucía necesitaba conversar con
como una “ayuda”. Pero el dolor que causan, no sólo a la vida que eliminan,
alguien, así que decidió prestarle ayuda sin hacerle preguntas.
sino a la mujer, no les importa para nada.
Sin embargo, el tamaño del problema de Lucía y la forma emocional
–Pero como al resto de la gente sí nos importa la vida y normalmente
en la que Lucía hablaba de ello, la abrumó completamente y no sabiendo
no queremos asesinar a nadie –complementó Sonia–, ellos nos tratan de
qué hacer ni con quien hablar, había huido al lago a estar sola y pensar.
engañar, disfrazando sus acciones de «científicas» y utilizando argumentos
Haber visto de repente a este muchacho con sus ojos llenos de afecto, la
sentimentales y un vocabulario especial para suavizar el concepto, como la
tomó por sorpresa y no pudo más que confiar en él… ya que él tenia cara
que usaste de «interrumpir» un embarazo, como si existiera la posibilidad
de querer oírla. Y es así que empezó a abrir su corazón y contarle todo lo
de volverlo a echar a andar. Y que es “parte del cuerpo de la mujer”… Mira,
que sabía.
por ejemplo, lo que dice este libro al respecto:
Lucía le había contado que luego de dos años de novios el tema de las
...el hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo necesite el
relaciones sexuales había salido, pero no mucho. A pesar de tener claro que
ambiente del vientre materno para subsistir no implica que sea una parte
no quería ese tipo de relación, como es normal, ella empezó a sentir ganas
de la madre. Desde la fecundación tiene ya su propio patrimonio genético,
de una experiencia nueva y más profunda. La curiosidad iba creciendo.
distinto del de la madre, y su propio sistema inmunológico diferente
“Esto va a acrecentar nuestro amor” –le decía Gustavo, aumentando la
también del de la madre, con quien mantiene una relación similar a la del
presión–. “Déjame mostrarte cuánto te amo. y yo ya no somos chiquillos
astronauta y su nave: si saliese de ella moriría, pero no por estar dentro
y nos amamos. Es hora de que lo hagamos de verdad. Además tú no sabes
forma parte de la nave.
lo que significa para un hombre que su novia lo bese y después lo mande
Bárbara se sintió acorralada.
a casa sin nada más. Ustedes las mujeres, como no les pasa lo mismo, son
–¿Y qué solución proponen? –exigió haciéndose la ofendida.
muy injustas. Suéltate y descubriremos un mundo nuevo”.
–Bueno –contestó sin perder la paz Sonia–, si la situación realmente es
–Todo fue en subida hasta hace un par de meses–continuó Elena–.
tan difícil, siempre cabe la posibilidad de dar al niño en adopción.
Una tarde los padres de Lucía tuvieron una pelea muy fuerte. Su papá salió
–¡Eso sería terrible! –saltó Bárbara de su asiento–. Sería un crimen.
de la casa a los gritos diciendo que allí nadie lo entendía, que mejor estaría con una amante. Su madre también gritaba y lloraba mientras lo echaba.
¿Cómo una madre podría tener un hijo y regalarlo? Es algo desnaturaliza
Fue muy fuerte para Lucía. Aunque era de noche fue a casa de Gustavo.
-
Este desgraciado abusó de la situación.
do. Para eso... mejor no tenerlo.
–Entiendo –Andrés iba molestándose cada vez más –. Sigue.
–Médicamente hablando lo que más se parece a un crimen es abortar
–Primero la recibió muy bien –explicó la muchacha–. La escuchó
–dijo Alfredo–. Esa criatura ya vive. No tienes que oírlo llorar para darte
un rato y le ofreció que se quedara con él todo el tiempo que quisiera.
cuenta de eso. Basta verlo en el ecógrafo.
No tendrían que preocuparse por sus papás: miraban televisión y no
Se hizo un silencio incómodo. Bárbara enfiló enojada y derrotada
molestarían. Verdaderamente la trató como a una reina... y también
hacia la puerta.
empezó con las caricias. En un momento, cuando ella vio que se pasaba de
–Bueno, hagan lo que quieran –dijo despectiva–. Allá ustedes si le
la raya, intentó poner su última defensa. Él se hizo el ofendido y le dijo que
complican la vida a esta pobre chica... yo me voy.
parecía que ella no lo quería. A Lucía estas palabras le sonaron muy duras.
Cuando Bárbara salió se notó una distensión en el ambiente. De todas
Era demasiado, dos veces de lo mismo. Así que cedió en todo...
formas la presión sobre Lucía había sido mucha. Sonia se dio cuenta.
–Entonces tuvieron relaciones –completó Andrés.
–Creo que mejor vamos a que descanses un rato –le ofreció–, ¿quieres,
–Sí –reconoció Elena con cierto tono de decepción–. Lo peor es que
Lucía?
ella no supo si sentirse feliz o enojada. Nadie notó que pasó gran parte
Lucía asintió mecánicamente. Ambas subieron al segundo piso de la
de la noche en casa de Gustavo. Teóricamente debía ser la noche más
casa.
hermosa de su vida, la que siempre había soñado, pero había pasado casi
Entonces Andrés y Betty entraron en la sala.
de contrabando... cuando me lo contó, lloraba. Estaba realmente triste.
–Parece que la ayudamos –dijo con emoción Betty.
Andrés callaba, tenía la mirada fija en una piedra.
–Hay que esperar –contestó pensativo Alfredo.
–Pero eso no es todo –continuó Elena–. Gustavo ya no la quiere como
–¿Cómo puede ser que una mujer llegue al extremo de pensar en
antes, o al menos eso siente ella. Ahora él sólo busca lugares solitarios y
matar a su hijo? –preguntó Andrés mientras se acomodaba junto a Elena.
no hablar… sino pasar nuevamente a la acción. Ella necesita hablar más
–Simplemente piensa en Lucía –le propuso su tío–: un error, la carencia de afecto, una idea errada de la sexualidad y se termina en un embarazo
que nunca. Además su papá volvió a la casa unos días después, muy
sin el contexto adecuado. La gente cree que insistir en el matrimonio como
arrepentido. En la familia hubo un cambio. Empezaron a ver a un terapeuta
parte fundamental de la sexualidad es una exageración... hasta que se
porque se dieron cuenta de que los problemas eran reales y ahora quieren
topan con esto y no saben ya qué hacer. Muchas mujeres son dejadas solas.
resolverlos. ¡Parece una broma del destino!
El misterio de la vida, que debería llenar de alegría, en vez, de angustia y
Elena estaba tan conmovida que no parecía de diecisiete años. –Y lo
temor. Lucía está teniendo una batalla interior terrible: sabe que su hijito
peor es….que… ¡resulta que Lucía ahora está esperando bebe!
sigue creciendo, pero al mismo tiempo piensa en sus propios padres que
–Vamos, mi tío Alfredo es el hombre… –dijo Andrés y se paró con
ella cree que se enojarán, en su novio que la dejó, y en la sociedad, que la
decisión–. Vamos a pedirle ayuda.
aislará. La sociedad tiene gran peso: primero invita a «liberar impulsos»
para luego recriminar a la mujer y dejarla sola.
Alfredo sentía que se había hecho médico precisamente para ayudar y
defender a vidas inocentes y hablaba con emoción sobre esto.
–Entonces la mujer –continuó–, que está preparada toda ella para ser
madre, entra en crisis. Pierde referencias y lo que es algo evidente: que
a los hijos se los ama y se los defiende, se convierte en algo sumamente
complicado que no sabe cómo resolver. Es entonces que proponen el
aborto como una solución. Se comete una doble barbaridad: al chico se
le quita la vida y al cuerpo de la madre, que se ha preparado para recibir
a este nuevo ser, ahora sabemos que queda dañada también. Si procura
abortar el primer embarazo, queda a riesgo del cáncer del seno
1
. Y no
todo queda ahí. A la madre se le daña psicológicamente y la mayoría de
las mujeres, luego de esta experiencia, terminan traumatizadas, muchas
veces con problemas graves de pesadillas y constantes recuerdos del
hijo que mataron. Los psicólogos lo llaman «síndrome post–aborto», que
puede llevar a depresiones y a una búsqueda enfermiza de «reponer» al
niño. Claro que hay madres desnaturalizadas que han perdido hasta tal
punto su conciencia que lo hacen aun sabiendo de qué se trata… pero
éste no es el caso de Lucía. Por eso la mejor forma de ayudarla es salvando
a su hijo.
–¿Pero cómo? –preguntó esperanzada Elena–. ¿Qué podemos hacer?
–Mucho –contestó Alfredo–. Ustedes son sus amigos. Ella necesita
apoyo, atención, alguien que esté alrededor mostrándole cariño y
comprensión, aunque el tema del embarazo no se toque. Piensen que ella
está asustada e insegura... pues entonces denle seguridad para que pueda
pensar bien las cosas y encuentre salidas a su problema. No hay que recri
-
minarle que haya llegado a este problema. Ella lo sabe mejor que nadie
y lo comprenderá mejor aún andando el tiempo. Ahora lo importante
es rescatar a la persona. Que se libere un poco de presiones para poder
pensar y, sobre todo, enamorarse de esa vida que está en su seno. Creo que
la mejor forma de ayudar a una mujer que está con dudas sobre si abortar o no es hacerle ver que hay alguien ahí dentro que la ama
por encima de cualquier cosa en el mundo. Alguien para
quien ella es especial e imprescindible y que, por tanto,
espera todo de ella. Porque está cerca de su corazón y ese
latido, ese «pum–pum» acompasado, es para él el sonido
más familiar, hermoso y seguro del mundo. Si una madre
se da cuenta de eso es capaz de defender a su hijo con
uñas y dientes. Hay que darle una oportunidad, que se
asome tal vez un poquito a ese mundo tan especial. En ella
despertará la madre que las circunstancias y los intereses
económicos quieren adormecer.
Entonces los tres se pusieron a hablar acerca de qué cosas deberían
hacer. Lo primero sería buscar a los demás, a los más allegados al grupo,
como Joaquín, a Juan. Organizarían salidas en las que Lucía estuviese bien
acompañada.
Por su parte Alfredo y Sonia estudiarían la problemática de los papás y
qué hacer con el niño. Había opciones. El último recurso sería dar el bebé
en adopción, asegurándose de que llegue a una familia sana que lo ame
y lo cuide. Pero Alfredo pensaba que no sería necesario, y que Lucía, al ver
a su hijo, se iba a jugar por él. Lo mismo pensaba sobre la actitud de los
nuevos «abuelos» que aún no sabían que lo eran. Claro que no sería un
trago fácil de pasar, sobre todo para una familia que salía de una crisis. Pero
él estaba convencido de que en situaciones de este tipo y con un poco de
esfuerzo y comprensión, la gente suele mostrar su mejor cara.
Andrés escuchaba todo con atención. Eran muchas cosas nuevas,
situaciones injustas y duras que iba descubriendo de un mundo complicado.
Pero de algún modo el hecho de que Alfredo los invitara a hacer algo para
ayudar lo hacía sentir mejor, con menos dudas. Era un comienzo.
* * *
* * *
Lucía había tenido un día difícil. Todo había comenzado con Bárbara,
Mientras tanto, arriba, en la habitación de Alfredo, otra batalla se
una chica de su colegio con fama de «conocedora de la vida» amiga de
estaba librando. En cuanto entraron Lucía se tiró a la cama y dio rienda
Gustavo y de Lucía.
suelta a su llanto.
–Y ahora estoy desesperada… –le dijo luego de contarle en pocas
–¿Por qué...? –gritaba–. ¿Cómo pude ser tan estúpida...? Esto me va a
palabras su problema–Mi familia saliendo a duras penas de sus problemas
arruinar la vida... ¡Soy una idiota! –y así siguió llorando por un largo rato.
y Gustavo no quiere saber nada. Estoy sola con el embarazo. No quiero
Sonia primero se mantuvo a prudente distancia, pero una vez que
ser el motivo de más peleas. ¿Cómo van a reaccionar mis viejos? ¡Justo
pasó el primer estallido se acercó y acarició su cabeza.
ahora...! –las lágrimas de impotencia brotaban de sus ojos.
–Tú sabes que en el fondo no quiero hacerlo, Sonia –dijo Lucía en
–Pero no tienen que enterarse... –el tono de Bárbara
cuanto se sintió un poco desahogada.
puso en guardia a Lucía. Pero al menos ella no la recriminaba.
–Lo sé, amiga –le dijo la profesora.
–¿Cómo? El embarazo se va ver en algunos meses –dijo
–Pero es tan difícil... –se quejó la muchacha.
Lucía preocupada.
–También lo sé –afirmó Sonia mientras enjugaba sus lágrimas–. Pero
–Existen muchas formas de hacer que tu panza «no se
piensa que no estarás sola. Además es mucho lo que tienes por ganar.
note» –dijo Bárbara enfática.
Lucía se fue tranquilizando. Finalmente se quedó dormida. Al poco
–¿A qué te refieres? –preguntó Lucía entre ingenua y
rato despertó con todos los pelos en la cara y los ojos hinchados. Levantó
atontada por la situación.
la vista y pudo sonreír.
–Déjalo en mis manos... –pidió su compañera–. Sé de
–No lo hará –pensó Sonia–. Ahora tenemos que apoyarla con más
alguien que nos puede ayudar. Te busco luego del colegio mañana.
fuerza.
* * *
–Alguien tendrá que decírselo a mis papás –dijo Lucía, dando a
Luego de clases Bárbara la había buscado. –Todo solucionado –le dijo
entender que su decisión estaba tomada.
casi emocionada–Mi amigo nos espera.
–Serás tú misma... –le dijo Sonia poniendo sus manos entre las suyas–.
–¿De qué se trata, Bar? –preguntó Lucía con poca energía.
Pero si quieres estaremos allí para ayudarte.
–Ya lo verás –respondió enigmática la muchacha–. Tenme confianza.
Lucía no pudo más y abrazó llorando a su inesperada amiga. Eran
Ven.
lágrimas de emoción. Después de tanta decisión tonta, sabía que por fin
Lucía estaba inquieta. Tuvo cuidado de evitar a Elena. Algo en su
empezaba a recuperar el control.
interior le decía que ella no estaría en la misma onda de Bárbara.
Caminaron en silencio un rato hasta llegar a una casa. Bárbara conocía
el lugar. Primero las atendió una secretaria. Había otra chica sentada frente
a ellas con cara de angustia. De pronto un hombre salió y las hizo pasar a
una oficina. Aunque sonreía no inspiraba confianza.
–Bárbara, ¿ésta es tu amiga? –preguntó–. Bueno, niña, sé que tienes
un problema. Nosotros te lo podemos resolver. Muchas chicas como tú
vienen desorientadas y aquí las ayudamos a salir adelante, eliminando su
problema.
Lucía empezó a sentir miedo en silencio.
–Tú no querías quedar embarazada –continuó el hombre–, «fue un
accidente» como suceden tantos a diario. ¿Por qué cargar con el resultado?
Tener un hijo es algo que se tiene que hacer con amor... y éste no es tu
caso. No te echo la culpa, sólo quiero facilitarte una salida «cómoda».
Lucía oía lejanamente. El doctor (por lo menos ella creyó que era
médico) continuó con su presentación.
–Por una modesta suma de dinero… –alcanzó a entender Lucía entre
su aturdimiento– y luego podrás continuar con tu vida normal. Piensa en
tu futuro... y en la tranquilidad de tus padres.
Lucía tardó en reaccionar.
–¿Usted quiere que me... haga un aborto? –dijo arrastrando cada
sílaba.
 
–Yo no lo llamaría así –corrigió el doctor, aumentando su esfuerzo por
parecer simpático–. Son apenas unas células. Se trata de tu propio cuerpo,
puedes hacer lo que quieras con él.
–Pero no tengo dinero... –se quejó la muchacha.
–No importa –respondió el hombre que aparentaba preocupación por
la situación de Lucía–. Sé que podrás conseguir. Tus buenos amigos te han
de ayudar... ¿no, Bárbara?
–Yo creo que sí –aportó la mencionada también con una sonrisa.
–Además hay tiempo... –completó el doctor–. Pero no demasiado, así
que espero verte pronto.
Lucía sentía que todo daba vueltas. En cuanto salieron de la clínica
clandestina de aborto tuvo un mareo y terminó vomitando en una esquina.
Se sentía totalmente atrapada en una pesadilla. No parecía haber salida
para la amenaza creciente que le venía encima.
–Tenemos que ver cómo conseguimos ese dinero –dijo Bárbara,
ignorando totalmente cómo se sentía su compañera–. ¿Quién nos podrá
ayudar?
En ese momento Lucía pensó en las dos únicas amigas que realmente
la conocían y la querían: Elena y Betty.
Andrés y Elena regresaron caminando a donde Alfredo estaba todavía
conversando con su novia. Éste, viendo caras de preocupación, colgó y
rápidamente le contaron el problema.
–¿Entonces quedaste con ella en encontrarte esta noche? –dijo
Alfredo– ¿Dónde?
–Todavía no dijimos –dijo Elena–. Tengo que llamarla para ver dónde.
–Perfecto –comentó el tío–. Ella no conoce mi casa, así que podrá ser
allí. Si piensa abortar, es bueno que sepa de qué se trata. No creo que un
abortero le diga las cosas con total verdad.
Tres horas más tarde Bárbara y Lucía eran recibidas por Elena en casa
de Alfredo. Lucía estaba pálida y con los ojos rojos de tanto llorar. Bárbara
habló primero.
–Vamos al grano –dijo–. Tú sabes que Lucía está embarazada... y
también sabes que ese embarazo no es posible. Pero hay formas de solu
-
cionarlo. Tengo un amigo… pero necesitamos dinero.
Lucía bajó la cabeza. No podía contener el llanto. Elena sabía lo que
tenía que preguntar.
–¿De qué se trata exactamente? –preguntó a Bárbara.
–Bueno, sabes. Mi amigo es un doctor –contestó evasiva la
muchacha.
–¿Doctor en qué? –insistió Elena.
Bárbara dejó de lado todo disimulo.
–Basta de rodeos –dijo amenazante–. ¿Nos vas a ayudar o no a pagar
el aborto?
En ese momento Lucía estalló en un llanto ahogado. La misma Elena
estaba impactada de la dureza de Bárbara.
–Con que era eso –dijo Elena–. ¿Ustedes saben lo que es un aborto?
Parece que no. Pues yo también tengo amigos –en ese momento fue hasta
la puerta y en un abrir y cerrar de ojos Alfredo y Sonia estaban adentro.
Lucía sintió un gran alivio. En cambio Bárbara le lanzó una mirada de furia
a Elena. Alfredo también fue al grano mientras Sonia se sentó junto a Lucía
y la abrazó.
–Me parece que ustedes estaban hablando del aborto, ¿no? –dijo con
autoridad–. Creo que las puedo ayudar… al fin y al cabo me dedico a la
medicina.
–Pero nadie pidió su ayuda –lo interrumpió Bárbara.
–Yo sí quiero oírlo –dijo desde el fondo de sus lágrimas Lucía. Y Bárbara
tuvo que comerse sus palabras.
–Gracias Lucía –dijo Alfredo–. Antes de que tomes una decisión, es
bueno que sepas exactamente qué es el aborto.
 
Alfredo se paró y trajo un libro médico que empezaron a hojear.
Explicaba muy claramente en qué consiste un aborto y cuáles son las
técnicas para llevarlo a cabo.
–En todos los métodos el chico sufre –dijo Alfredo al terminar–. Hay
estudios que nos hablan del sufrimiento fetal: las terminales nerviosas de
un bebé así son aptas para sentir dolor. Desde el momento de la concepción
ya tiene vida, ya es un ser, varón o nena, y todas sus características ya están
determinadas. Solamente le hacía falta crecer. Este individuo ya está en el
mundo y a todos nos toca cuidarlo. El milagro de la vida es tan grande...
pero a veces los problemas nos impiden verlo. Siento tener que mostrarles
esto, pero las cosas son así. Lucía, te enfrentas a una gran decisión y tienes
que ser valiente. Yo sé que puedes apostar por la vida de tu bebé.
–¿Ya sabes lo que vas hacer? –preguntó Elena.
–No, pero no me gustó ese lugar, Elena –respondió Lucía–. Había algo
ahí falso… no sé; como todo tan fácil y rápido y me sentí presionada. Me
enseñaron la máquina que aspira el bebé. Porque parece una aspiradora.
Eso tiene que doler…tiene que doler… a……
–¿Marcelo o Marcela? –completó Elena aclarando el panorama.
–Sí –respondió Lucía suspirando como aliviada–: Marcelo o Marcela.
Luego se tomó la cara con las manos un instante pero cuando las
separó las lágrimas se mezclaban con una sonrisa que anunciaba algo de
paz: no iba a ser fácil, pero ella veía lo que muchas veces se dice, que luego
de la lluvia sale el sol.


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Revisión del 16:19 11 ago 2021

Computadora 1.JPG


PROPÓSITO El estudiante aprende cuales son las requerimientos mínimas para la instalación de programa a utilizar en clase para la edición de los vídeos.

Introducción



¿Cuales son las características mínimas para que el programa funcione? Lo primero que se debe de ver son los requerimientos mínimos que el programa requiere y de esta manera el programa se ejecute de manera optima en el ordenador.


Lectura

–Un momento, señor –interrumpió Bárbara–. Una vez oí por televisión que un doctor decía que como el «feto» depende de la madre, en realidad no se puede hablar de una nueva vida, sino de una parte del cuerpo de ella. Como la madre es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo, ella puede... «interrumpir su embarazo» sin problemas. No está matando a nadie. –Sabes, Bárbara, eso no es ni cierto ni tiene base científica –respondió Alfredo comprensivo–. Lo que sucede es que detrás del aborto hay un gran negocio. Es realmente el negocio más sucio del mundo, junto con el nar - cotráfico. Los abortos son negocio y buscan su “venta” haciéndolo pasar como una “ayuda”. Pero el dolor que causan, no sólo a la vida que eliminan, sino a la mujer, no les importa para nada. –Pero como al resto de la gente sí nos importa la vida y normalmente no queremos asesinar a nadie –complementó Sonia–, ellos nos tratan de engañar, disfrazando sus acciones de «científicas» y utilizando argumentos sentimentales y un vocabulario especial para suavizar el concepto, como la que usaste de «interrumpir» un embarazo, como si existiera la posibilidad de volverlo a echar a andar. Y que es “parte del cuerpo de la mujer”… Mira, por ejemplo, lo que dice este libro al respecto: ...el hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo necesite el ambiente del vientre materno para subsistir no implica que sea una parte de la madre. Desde la fecundación tiene ya su propio patrimonio genético, distinto del de la madre, y su propio sistema inmunológico diferente también del de la madre, con quien mantiene una relación similar a la del astronauta y su nave: si saliese de ella moriría, pero no por estar dentro forma parte de la nave. Bárbara se sintió acorralada. –¿Y qué solución proponen? –exigió haciéndose la ofendida. –Bueno –contestó sin perder la paz Sonia–, si la situación realmente es tan difícil, siempre cabe la posibilidad de dar al niño en adopción. –¡Eso sería terrible! –saltó Bárbara de su asiento–. Sería un crimen. ¿Cómo una madre podría tener un hijo y regalarlo? Es algo desnaturaliza - do. Para eso... mejor no tenerlo. –Médicamente hablando lo que más se parece a un crimen es abortar –dijo Alfredo–. Esa criatura ya vive. No tienes que oírlo llorar para darte cuenta de eso. Basta verlo en el ecógrafo. Se hizo un silencio incómodo. Bárbara enfiló enojada y derrotada hacia la puerta. –Bueno, hagan lo que quieran –dijo despectiva–. Allá ustedes si le complican la vida a esta pobre chica... yo me voy. Cuando Bárbara salió se notó una distensión en el ambiente. De todas formas la presión sobre Lucía había sido mucha. Sonia se dio cuenta. –Creo que mejor vamos a que descanses un rato –le ofreció–, ¿quieres, Lucía? Lucía asintió mecánicamente. Ambas subieron al segundo piso de la casa. Entonces Andrés y Betty entraron en la sala. –Parece que la ayudamos –dijo con emoción Betty. –Hay que esperar –contestó pensativo Alfredo. –¿Cómo puede ser que una mujer llegue al extremo de pensar en matar a su hijo? –preguntó Andrés mientras se acomodaba junto a Elena. –Simplemente piensa en Lucía –le propuso su tío–: un error, la carencia de afecto, una idea errada de la sexualidad y se termina en un embarazo sin el contexto adecuado. La gente cree que insistir en el matrimonio como parte fundamental de la sexualidad es una exageración... hasta que se topan con esto y no saben ya qué hacer. Muchas mujeres son dejadas solas. El misterio de la vida, que debería llenar de alegría, en vez, de angustia y temor. Lucía está teniendo una batalla interior terrible: sabe que su hijito sigue creciendo, pero al mismo tiempo piensa en sus propios padres que ella cree que se enojarán, en su novio que la dejó, y en la sociedad, que la aislará. La sociedad tiene gran peso: primero invita a «liberar impulsos» para luego recriminar a la mujer y dejarla sola. Alfredo sentía que se había hecho médico precisamente para ayudar y defender a vidas inocentes y hablaba con emoción sobre esto. –Entonces la mujer –continuó–, que está preparada toda ella para ser madre, entra en crisis. Pierde referencias y lo que es algo evidente: que a los hijos se los ama y se los defiende, se convierte en algo sumamente complicado que no sabe cómo resolver. Es entonces que proponen el aborto como una solución. Se comete una doble barbaridad: al chico se le quita la vida y al cuerpo de la madre, que se ha preparado para recibir a este nuevo ser, ahora sabemos que queda dañada también. Si procura abortar el primer embarazo, queda a riesgo del cáncer del seno 1 . Y no todo queda ahí. A la madre se le daña psicológicamente y la mayoría de las mujeres, luego de esta experiencia, terminan traumatizadas, muchas veces con problemas graves de pesadillas y constantes recuerdos del hijo que mataron. Los psicólogos lo llaman «síndrome post–aborto», que puede llevar a depresiones y a una búsqueda enfermiza de «reponer» al niño. Claro que hay madres desnaturalizadas que han perdido hasta tal punto su conciencia que lo hacen aun sabiendo de qué se trata… pero éste no es el caso de Lucía. Por eso la mejor forma de ayudarla es salvando a su hijo. –¿Pero cómo? –preguntó esperanzada Elena–. ¿Qué podemos hacer? –Mucho –contestó Alfredo–. Ustedes son sus amigos. Ella necesita apoyo, atención, alguien que esté alrededor mostrándole cariño y comprensión, aunque el tema del embarazo no se toque. Piensen que ella está asustada e insegura... pues entonces denle seguridad para que pueda pensar bien las cosas y encuentre salidas a su problema. No hay que recri - minarle que haya llegado a este problema. Ella lo sabe mejor que nadie y lo comprenderá mejor aún andando el tiempo. Ahora lo importante es rescatar a la persona. Que se libere un poco de presiones para poder pensar y, sobre todo, enamorarse de esa vida que está en su seno. Creo que la mejor forma de ayudar a una mujer que está con dudas sobre si abortar o no es hacerle ver que hay alguien ahí dentro que la ama por encima de cualquier cosa en el mundo. Alguien para quien ella es especial e imprescindible y que, por tanto, espera todo de ella. Porque está cerca de su corazón y ese latido, ese «pum–pum» acompasado, es para él el sonido más familiar, hermoso y seguro del mundo. Si una madre se da cuenta de eso es capaz de defender a su hijo con uñas y dientes. Hay que darle una oportunidad, que se asome tal vez un poquito a ese mundo tan especial. En ella despertará la madre que las circunstancias y los intereses económicos quieren adormecer. Entonces los tres se pusieron a hablar acerca de qué cosas deberían hacer. Lo primero sería buscar a los demás, a los más allegados al grupo, como Joaquín, a Juan. Organizarían salidas en las que Lucía estuviese bien acompañada. Por su parte Alfredo y Sonia estudiarían la problemática de los papás y qué hacer con el niño. Había opciones. El último recurso sería dar el bebé en adopción, asegurándose de que llegue a una familia sana que lo ame y lo cuide. Pero Alfredo pensaba que no sería necesario, y que Lucía, al ver a su hijo, se iba a jugar por él. Lo mismo pensaba sobre la actitud de los nuevos «abuelos» que aún no sabían que lo eran. Claro que no sería un trago fácil de pasar, sobre todo para una familia que salía de una crisis. Pero él estaba convencido de que en situaciones de este tipo y con un poco de esfuerzo y comprensión, la gente suele mostrar su mejor cara. Andrés escuchaba todo con atención. Eran muchas cosas nuevas, situaciones injustas y duras que iba descubriendo de un mundo complicado. Pero de algún modo el hecho de que Alfredo los invitara a hacer algo para ayudar lo hacía sentir mejor, con menos dudas. Era un comienzo.

  • * *

Mientras tanto, arriba, en la habitación de Alfredo, otra batalla se estaba librando. En cuanto entraron Lucía se tiró a la cama y dio rienda suelta a su llanto. –¿Por qué...? –gritaba–. ¿Cómo pude ser tan estúpida...? Esto me va a arruinar la vida... ¡Soy una idiota! –y así siguió llorando por un largo rato. Sonia primero se mantuvo a prudente distancia, pero una vez que pasó el primer estallido se acercó y acarició su cabeza. –Tú sabes que en el fondo no quiero hacerlo, Sonia –dijo Lucía en cuanto se sintió un poco desahogada. –Lo sé, amiga –le dijo la profesora. –Pero es tan difícil... –se quejó la muchacha. –También lo sé –afirmó Sonia mientras enjugaba sus lágrimas–. Pero piensa que no estarás sola. Además es mucho lo que tienes por ganar. Lucía se fue tranquilizando. Finalmente se quedó dormida. Al poco rato despertó con todos los pelos en la cara y los ojos hinchados. Levantó la vista y pudo sonreír. –No lo hará –pensó Sonia–. Ahora tenemos que apoyarla con más fuerza. –Alguien tendrá que decírselo a mis papás –dijo Lucía, dando a entender que su decisión estaba tomada. –Serás tú misma... –le dijo Sonia poniendo sus manos entre las suyas–. Pero si quieres estaremos allí para ayudarte. Lucía no pudo más y abrazó llorando a su inesperada amiga. Eran lágrimas de emoción. Después de tanta decisión tonta, sabía que por fin empezaba a recuperar el control.

Escucha ahora la explicación del profesor

REQUERIMIENTOS

  • Sistema Operativo: A partir de Windows 7 en adelantarte. Mac OSX 10.11 o Superior
  • Procesador: Core i3 o superior, 2 GHz o superior
  • RAM: Al menos 4GB de RAM



Actividades de refuerzo

OTRAS FUNCIONES

  • Ajustes de los colores.
  • Detección de escenas.
  • Corregir.
  • Reparar.
  • Efecto en la velocidad.
  • Pantalla Croma.
  • Pantalla partida.
  • Efectos de color.
  • Captura de pantalla de la PC.
  • Estabilizador del video.


Resumen

Hemos aprendido a reconocer los requerimientos mínimos para la instalación y las características de nuestro ordenador

Actividad para la casa

Sé creativa/o y busca los insumos necesarios para la creación del vídeo según el tema tratado en clase.