Diferencia entre revisiones de «Sesión 1: Un líder de carne y hueso»

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'''PROPÓSITO'''  
'''PROPÓSITO'''  
Que los alumnos aprendan que el líder confiable es el que ha comprobado su integridad


== Introducción ==  
== Introducción ==  
   
   
Comentar una noticia que relate una conducta heroica (p.e: el policía que rescató
a una persona que se había caído en las vías del metro en Madrid). Que opinen
sobre la conducta de esa persona y qué cualidades creen que tiene para haberse
comportado de esa manera.


Un oficial de La Legión Extranjera explica a la clase los elementos de carácter
imprescindibles para liderar en situaciones de peligro.




== Lectura ==
== Lectura ==


Andrés se dirigió a clase de Liderazgo con la mente algo más
abierta, pensando que su demostración con el caballo no había sido una
demostración del tipo de liderazgo que hubiera querido mostrar a una
chica bonita y a la que quería impresionar. Su tío le había dicho que no se
preocupara, pero se había sentido muy ridículo y no era la idea.


–Vamos a ver que podemos aprender de estos genios de la táctica y la
organización que llaman los grandes líderes – comentó lacónicamente a
Ramón mientras entraban por la puerta juntos.


[[Archivo:niña2.JPG|thumb|200px]]
Sorprendidos vieron ahí un hombre, alto y flaco, con pelo blanco
abundante y con una cara que no dejaba lugar a duda ni de su inteligencia,
ni de su seguridad. Sonia también los esperaba.  


[[Archivo:Unlider11.PNG|izquierda|400px]]


–Muchachas y muchachos, les tengo aquí a alguien que les puede
decir más que yo sobre el asunto del liderazgo en condiciones extremas
–empezó Sonia–, les presento el Coronel Marcano. El Coronel es tío de mi
mamá, y tuvo una carrera muy distinguida en la Segunda Guerra Mundial.
Tenemos la suerte de que está de visita y pudo venir.
Entonces dejó que el Coronel se presentara.
–¡Buenos días, jóvenes! Esta sobrina mía ha aprovechado que estoy
por unos días de visita por aquí. Estoy contento de visitar este colegio y
ella me ha pedido que diga algo sobre liderazgo, cosa que haré con mucho
gusto.
Cuando tenía la edad de ustedes, el mundo estaba en medio de una
guerra terrible; casi todos los países del mundo estaban involucrados.
Como seguramente sabrán, había un dictador terrible que se llamaba
Adolf Hitler conquistando y sometiendo a muchos países. Como tantos
otros jóvenes de esa época, por diversas circunstancias terminé yo también
como soldado de los Aliados que lo estaban tratando de parar. Fue una
historia larga: entrenarme, pasar cosas muy difíciles, otras muy interesan
-
tes, aprender a obedecer, a mandar y ver el mundo. Lo más importante
fue que logramos nuestro cometido y pudimos liberar al mundo de esa
influencia malévola que fueron los Nazis.
Los ojos del Coronel, mientras hablaba, parecía ver todo, y entender
todas las caras que lo estaban mirando y trataban de medirlo, mientras
que él, por su parte, los medía con gran seguridad. No se le escapó la
impresión que había creado su mención de la Guerra Mundial, esa guerra
que convulsionó el mundo durante tantos años.
–Me dice mi sobrina que ustedes están estudiando el liderazgo, y algo
les puedo decir de mi experiencia, pero prefiero hacerles unas preguntas
para que sean ustedes quienes me digan a mí lo que es el liderazgo…
vamos a ver: ¿Cuántos de ustedes quieren ser líderes?...
Viendo que ninguno se atrevía a quedar mal y todos levantaron la
mano… siguió:
–Bueno, eso parece ser todos. Bien. Ahora, lo que les voy a decir hoy
acerca del liderazgo no son ideas mías. Yo no las inventé. Las recibí de un
líder extraordinario bajo el cual tuve el privilegio de servir y aprender.
Y ahora se las transmito a ustedes, junto con la obligación a trasmitirlas
ustedes también algún día a la próxima generación. ¿Cuáles son las características de un líder?
El Coronel Marcano hizo una pausa, mirando a los alumnos.
Andrés levantó la mano:
–Para mí un líder es alguien que logra cierto poder, logra lo que quiere
y consigue que otros vayan con él a alcanzar una meta –dijo.
–Ujum! Interesante –contestó el Coronel–. Vamos a decirlo de otra manera. ¿Bajo qué tipo de líder quisieran ustedes servir? O,
¿bajo qué tipo de líder no quisieran servir? ¿Bajo un líder que
te engaña, te roba y te miente? Si es un cómodo que deja
que los demás hagan lo difícil o lo peligroso ¿le vas a tener
admiración? Si ves que es un oportunista con los demás,
¿tendrás confianza en que no lo sea contigo? Si sabes que tu
comandante engaña a su esposa ¿Cuánto confiarás en que te
va a decir la verdad a ti? ¿No? Veo que no les están gustando
este tipo de líderes. ¿Entonces como quisieran que fuera su
jefe?
Y contando con sus dedos, y mirando a los ojos a cada uno de los
alumnos por turno, fue pronunciando con énfasis:
¿Un hombre abnegado o egoísta?
¿Del deber cumplido o interesado?
¿Valiente?
¿Honesto?
¿Veraz?
¿Responsable?
¿Respetuoso?
¿Compasivo y magnánimo?
Claro, todo eso, y es lo que llamamos “tener integridad”.
Sabiendo que iba a sorprender a sus oyentes, siguió:
–Ahora, díganme, ¿quién en el campo de batalla es el último que
come? –y contestando su propia pregunta continuó–. ¡Sí! El jefe. ¿Por qué?
Porque así sabe, él mismo y a ciencia cierta, que cada uno de sus hombres
ha comido. ¿Quién es el último que se acuesta de noche? ¡Correcto! El
responsable, el teniente, si es un grupo pequeño, y el comandante si es un
grupo mayor, y hará una inspección para asegurarse de que cada soldado
ha sido atendido lo mejor posible.
Vean, un oficial con esta actitud tendrá la confianza total de sus
hombres y no tendrán miedo de hacer lo que él les pida. A esto se le llama
tradición militar, porque no es algo nuevo. Alejandro Magno, hace 2.300
años, hacía todo esto, y visitaba a todos los heridos graves luego de una
batalla, antes de comer ni descansar. No tomaba agua si no había para
todos. Sus hombres conocían su dedicación a ellos y por eso lo siguieron
hasta más allá de los mapas existentes y se atrevían a hacer actos de osadía
que todavía se cuentan.
–Ahora, por otro lado, no es siempre así –siguió–. ¿Leyeron hace un
tiempo que 129 cadetes del Cuerpo de Marina hicieron trampa en un
curso de brújula, y tuvieron que pasar a la Corte Marcial… sus carreras
terminadas? ¿Por qué fue tan grave? Habían sido indignos de confianza
como personas. Esos oficiales, si se les hubiera permitido seguir, además de no haber aprendido a utilizar el arte complicado de la brújula, habrían
sido oficiales inútiles. Un oficial que no sabe bien donde está, ni donde
está el peligro, sería un riesgo para sus hombres. Estos individuos no
se prepararon para liderar, sino que pasaron su examen con trampa, y
hubieran sido oficiales incompetentes. ¿Cómo se sentirían ustedes si van
en patrulla detrás de las líneas enemigas sabiendo que su líder ha hecho
trampa en su examen de lectura de mapas? Creo que no se sentirían muy
seguros, ¿no?
Les voy a dar un ejemplo personal de joven oficial de 23 años. Ese
día yo tenía que llevar un grupo de doce hombres a como 6 km adentro
de tierra de nadie para establecer una emboscada, del otro lado de la fila.
Me explicaron que la fila estaba despejada de enemigos; que acaba de
regresar una patrulla de la fila y no había nadie. Bueno,
salimos y justo cuando empezamos a subir hacia la fila nos
topamos con una fuerza de ciento cincuenta hombres del
enemigo, instalados con armas automáticas. Obviamente
fue una muy mala sorpresa para nosotros doce. “Bastante
desagradable”, como decía uno de ellos. Logramos escapar,
pero todos resultamos heridos, y dos murieron luego por sus
heridas. Yo me quedé debajo de una vegetación mientras,
en la oscuridad sin vernos, nos rociaban con balas. Como el
líder de la patrulla, me tocaba quedarme acompañando a
uno que no se podía mover. Como seguramente saben, la
primera regla de un cuerpo militar es “no se abandona a los
compañeros heridos en el campo ¡NUNCA!”
En eso Andrés levantó la mano, preguntando:
–Bueno, Coronel, ¿me va a decir que usted se tenía que quedar ahí, sin
escaparse de ese entuerto, porque otro estaba ahí muriéndose?
–Chico –contestó el Coronel con firmeza–, poder confiar totalmente
en el que te lleva al terreno de peligro es la clave de todo. Si no puedes
confiar en que su superior lo va a proteger con su propia vida, ¿porque lo
seguirían en la batalla? El que comanda pide a sus soldados que arriesguen
todo; pasan por cosas que dan terror. Sólo le obedecen porque confían en
él. Imagínate, si pensaran que él podría huir dejándolos; nunca lo seguirían.
Andrés se quedó pensativo con una cara de atónito como oyendo
algo que no tenía sentido.
–Bueno… –siguió el Coronel–. Al final, al día siguiente mandaron un
contingente grande y bien armado a rescatarnos. Con mis 23 añitos, helado
de miedo y dolor, yo al menos sabía que nos iban a buscar, por eso mismo
de que siempre regresan a buscar a los heridos. Saben, muchachos, a veces mueren varios rescatando a uno. Pero es lo que permite la cohesión de un
cuerpo de hombres. Esa confianza mutua hace que podamos sobrevivir
a tantas cosas e incluso nos hace recordar esos momentos con gran
nostalgia.
Los jugadores de Rugby en la clase estaban asintiendo con la cabeza,
porque algo de esa cohesión habían vivido en sus partidos.
–Luego… que les puedo decir, muchachos… supe que el Teniente
que había dicho que había ido hasta la fila y que estaba despejado, no
había ido. Por miedo, había ido a una cierta distancia y ahí se quedó con
su patrulla unas horas –terminó de relatar el Coronel y luego preguntó
a la clase–. Entonces, ¿ven cómo su mentira, su falta de integridad, puso
en riesgo las vidas de todo un pelotón? Yo no le tenía odio al enemigo…
estábamos de ambos lados cumpliendo nuestro deber, pero para mí ese
oficial era más enemigo que ellos. No tenía honor.
La clase estaba silenciosa, oyendo una aventura de la vida real, y
esperando que siguiera.
–¿Alguna pregunta? –sonrió el Coronel.
Las caras indicaban que todos estaban tratando de asimilar las escenas
que él les había evocado, y siguió, con el mismo tono serio con el cual
había contado su experiencia:
–La vida es en serio, muchachos y muchachas –expresó el Coronel
con determinación–. Todos dependemos de la honorabilidad de los
demás. Así como la vida de un soldado depende de la veracidad y de la
excelencia del que lo lidera, así es en todo. Uno tiene que poder confiar
en que la empresa farmacéutica haya puesto los ingredientes correctos en
la medicina que debe salvarle a uno la vida; y esa empresa depende de la
honestidad de sus trabajadores que no hayan robado esos ingredientes,
sustituyéndolos por elementos falsos. Dependemos de la honestidad de
nuestros gobernantes, que hagan obras y mantengan el orden, en vez de
enriquecerse. También una familia depende de la fidelidad y constancia del
padre y la madre. Recuerden eso, jóvenes… la vida es real, y no podemos
pagar con moneda falsa. Ustedes tienen que construir su integridad, su
carácter para que otros puedan confiar y depender de sus acciones responsables y honorables. De la misma manera uno tiene que poder estar
seguro de la responsabilidad y honorabilidad de los demás. Ese es el
mundo que tenemos que construir, un individuo a la vez. Integridad en
todo. Mi sobrina está mirando el reloj… Ojala me inviten otro día para
seguir conversando.
La clase estaba como hipnotizada, y todos perdidos en sus imaginaciones de tanta situación crítica. Salieron silenciosamente, murmurando
sus “gracias” y “hasta la semana que viene” al pasar.


== Escucha ahora la explicación del profesor ==
== Escucha ahora la explicación del profesor ==


1. Elementos necesarios para un liderazgo en situaciones adversas
Una visión superficial sobre el liderazgo puede quedarse en todo lo que sucede
alrededor de líder: atención, ser admirado, ser respetado, ser influyente y manejar
poder. Todas estas situaciones son consecuencia de una serie de cualidades
que sustentan esa popularidad y credibilidad personal, cualidades que no
están sometidas a tanta exposición o exhibición social como las anteriormente
mencionadas.
Los líderes de verdad tienen el peso y poder social por la integridad de carácter
que los precede, por los valores que sustentan su vida. Esto se aprecia con claridad
en el libro del alumno cuando coronel Marcano cuestiona a los alumnos:
¿Con qué tipo de líder quisieran ustedes servir? O, ¿bajo qué tipo de líder no
quisieran servir? ¿Con un líder que te engaña, te roba y te miente? Si es un cómodo
que deja que los demás hagan lo difícil o lo peligroso ¿le vas a tener admiración?
Si ves que es un oportunista con los demás, ¿tendrás confianza en que no lo sea
contigo? Si sabes que tu comandante engaña a su esposa ¿Cuánto confiarás en que
te va a decir la verdad a ti? ¿No? Veo que no les están gustando este tipo de líderes.
¿Entonces como quisieran que fuera su jefe?
Entonces un buen líder no es sólo aquella persona que tenga capacidad y criterio
de mando sino que debe vivir una serie de valores que lo hace una persona de
carácter, una persona íntegra en la que se puede confiar plenamente, al punto de
confiarle la propia vida.
¿Un hombre abnegado o egoísta?, ¿Del deber cumplido o interesado?, ¿Valiente?,
¿Honesto?, ¿Veraz?, ¿Responsable?, ¿Respetuoso?, ¿Compasivo y magnánimo?
2. El liderazgo implica sacrificio y servicio
La posición de líder goza, en ocasiones, de algunas atenciones que buscan
reconocer públicamente su status, lo cual se da en contadas ocasiones ya que en el
día a día el líder al asumir la responsabilidad de un grupo de personas se pone al
servicio de ellas ya que asume la responsabilidad de velar por su bien. Es así que
en situaciones de riesgo, el líder toma decisiones que permitan llevar a cabo lo
planeado pero de la manera más segura.
Ahora, díganme, ¿quién en el campo de batalla es el último que come?(…)El jefe.
¿Por qué? Porque así sabe, él mismo y a ciencia cierta, que cada uno de sus hombres
ha comido. ¿Quién es el último que se acuesta de noche? ¡Correcto! El responsable,
el teniente, si es un grupo pequeño, y el comandante si es un grupo mayor, y hará
una inspección para asegurarse de que cada soldado ha sido atendido lo mejor
posible.
Un líder que antepone la seguridad de sus seguidores antes que la suya tiene la
confianza y lealtad absoluta de ellos. Esta confianza les permitirá entregarse sin
temor y dar lo mejor de sí mismos.




Línea 28: Línea 264:
== Resumen ==
== Resumen ==


Responsabilidad y honorabilidad ante todo
Por el grado de confianza que se deposita en el líder la responsabilidad de éste es
muy grande. La honestidad del líder y su profesionalismo lo hacen una persona
competente en cuyo criterio se pude confiar, incluso si en ciertos momentos
sus intenciones no se lleguen a entender. Por tanto, un buen líder también es
una persona que trabaja, estudia, se informa todo lo necesario (y a veces más) y
planifica las cosas antes de tomar una decisión. Es una persona responsable que
piensa bien las cosas antes de actuar. Esta cualidad sustenta también la confianza
en su liderazgo.
Todos dependemos de la honorabilidad de los demás. Así como la vida de un
soldado depende de la veracidad y de la excelencia del que lo lidera, así es en todo
(…). Dependemos de la honestidad de nuestros gobernantes, que hagan obras y
mantengan el orden, en vez de enriquecerse. También una familia depende de la
fidelidad y constancia del padre y la madre (…)… la vida es real, y no podemos
pagar con moneda falsa.


== Actividad para la casa ==
== Actividad para la casa ==
[[Archivo: Niñafinal.JPG|derecha]]
[[Archivo: Liderdecarne1111.PNG|derecha 300|pixeles]]

Revisión actual del 15:15 22 nov 2021


PROPÓSITO Que los alumnos aprendan que el líder confiable es el que ha comprobado su integridad

Introducción

Comentar una noticia que relate una conducta heroica (p.e: el policía que rescató a una persona que se había caído en las vías del metro en Madrid). Que opinen sobre la conducta de esa persona y qué cualidades creen que tiene para haberse comportado de esa manera.

Un oficial de La Legión Extranjera explica a la clase los elementos de carácter imprescindibles para liderar en situaciones de peligro.


Lectura

Andrés se dirigió a clase de Liderazgo con la mente algo más abierta, pensando que su demostración con el caballo no había sido una demostración del tipo de liderazgo que hubiera querido mostrar a una chica bonita y a la que quería impresionar. Su tío le había dicho que no se preocupara, pero se había sentido muy ridículo y no era la idea.

–Vamos a ver que podemos aprender de estos genios de la táctica y la organización que llaman los grandes líderes – comentó lacónicamente a Ramón mientras entraban por la puerta juntos.

Sorprendidos vieron ahí un hombre, alto y flaco, con pelo blanco abundante y con una cara que no dejaba lugar a duda ni de su inteligencia, ni de su seguridad. Sonia también los esperaba.

Unlider11.PNG

–Muchachas y muchachos, les tengo aquí a alguien que les puede decir más que yo sobre el asunto del liderazgo en condiciones extremas –empezó Sonia–, les presento el Coronel Marcano. El Coronel es tío de mi mamá, y tuvo una carrera muy distinguida en la Segunda Guerra Mundial. Tenemos la suerte de que está de visita y pudo venir. Entonces dejó que el Coronel se presentara. –¡Buenos días, jóvenes! Esta sobrina mía ha aprovechado que estoy por unos días de visita por aquí. Estoy contento de visitar este colegio y ella me ha pedido que diga algo sobre liderazgo, cosa que haré con mucho gusto.

Cuando tenía la edad de ustedes, el mundo estaba en medio de una guerra terrible; casi todos los países del mundo estaban involucrados. Como seguramente sabrán, había un dictador terrible que se llamaba Adolf Hitler conquistando y sometiendo a muchos países. Como tantos otros jóvenes de esa época, por diversas circunstancias terminé yo también como soldado de los Aliados que lo estaban tratando de parar. Fue una historia larga: entrenarme, pasar cosas muy difíciles, otras muy interesan - tes, aprender a obedecer, a mandar y ver el mundo. Lo más importante fue que logramos nuestro cometido y pudimos liberar al mundo de esa influencia malévola que fueron los Nazis. Los ojos del Coronel, mientras hablaba, parecía ver todo, y entender todas las caras que lo estaban mirando y trataban de medirlo, mientras que él, por su parte, los medía con gran seguridad. No se le escapó la impresión que había creado su mención de la Guerra Mundial, esa guerra que convulsionó el mundo durante tantos años.

–Me dice mi sobrina que ustedes están estudiando el liderazgo, y algo les puedo decir de mi experiencia, pero prefiero hacerles unas preguntas para que sean ustedes quienes me digan a mí lo que es el liderazgo… vamos a ver: ¿Cuántos de ustedes quieren ser líderes?... Viendo que ninguno se atrevía a quedar mal y todos levantaron la mano… siguió: –Bueno, eso parece ser todos. Bien. Ahora, lo que les voy a decir hoy acerca del liderazgo no son ideas mías. Yo no las inventé. Las recibí de un líder extraordinario bajo el cual tuve el privilegio de servir y aprender. Y ahora se las transmito a ustedes, junto con la obligación a trasmitirlas ustedes también algún día a la próxima generación. ¿Cuáles son las características de un líder? El Coronel Marcano hizo una pausa, mirando a los alumnos. Andrés levantó la mano:

–Para mí un líder es alguien que logra cierto poder, logra lo que quiere y consigue que otros vayan con él a alcanzar una meta –dijo. –Ujum! Interesante –contestó el Coronel–. Vamos a decirlo de otra manera. ¿Bajo qué tipo de líder quisieran ustedes servir? O, ¿bajo qué tipo de líder no quisieran servir? ¿Bajo un líder que te engaña, te roba y te miente? Si es un cómodo que deja que los demás hagan lo difícil o lo peligroso ¿le vas a tener admiración? Si ves que es un oportunista con los demás, ¿tendrás confianza en que no lo sea contigo? Si sabes que tu comandante engaña a su esposa ¿Cuánto confiarás en que te va a decir la verdad a ti? ¿No? Veo que no les están gustando este tipo de líderes. ¿Entonces como quisieran que fuera su jefe?

Y contando con sus dedos, y mirando a los ojos a cada uno de los alumnos por turno, fue pronunciando con énfasis: ¿Un hombre abnegado o egoísta? ¿Del deber cumplido o interesado? ¿Valiente? ¿Honesto? ¿Veraz? ¿Responsable? ¿Respetuoso? ¿Compasivo y magnánimo?

Claro, todo eso, y es lo que llamamos “tener integridad”. Sabiendo que iba a sorprender a sus oyentes, siguió: –Ahora, díganme, ¿quién en el campo de batalla es el último que come? –y contestando su propia pregunta continuó–. ¡Sí! El jefe. ¿Por qué? Porque así sabe, él mismo y a ciencia cierta, que cada uno de sus hombres ha comido. ¿Quién es el último que se acuesta de noche? ¡Correcto! El responsable, el teniente, si es un grupo pequeño, y el comandante si es un grupo mayor, y hará una inspección para asegurarse de que cada soldado ha sido atendido lo mejor posible.

Vean, un oficial con esta actitud tendrá la confianza total de sus hombres y no tendrán miedo de hacer lo que él les pida. A esto se le llama tradición militar, porque no es algo nuevo. Alejandro Magno, hace 2.300 años, hacía todo esto, y visitaba a todos los heridos graves luego de una batalla, antes de comer ni descansar. No tomaba agua si no había para todos. Sus hombres conocían su dedicación a ellos y por eso lo siguieron hasta más allá de los mapas existentes y se atrevían a hacer actos de osadía que todavía se cuentan.

–Ahora, por otro lado, no es siempre así –siguió–. ¿Leyeron hace un tiempo que 129 cadetes del Cuerpo de Marina hicieron trampa en un curso de brújula, y tuvieron que pasar a la Corte Marcial… sus carreras terminadas? ¿Por qué fue tan grave? Habían sido indignos de confianza como personas. Esos oficiales, si se les hubiera permitido seguir, además de no haber aprendido a utilizar el arte complicado de la brújula, habrían sido oficiales inútiles. Un oficial que no sabe bien donde está, ni donde está el peligro, sería un riesgo para sus hombres. Estos individuos no se prepararon para liderar, sino que pasaron su examen con trampa, y hubieran sido oficiales incompetentes. ¿Cómo se sentirían ustedes si van en patrulla detrás de las líneas enemigas sabiendo que su líder ha hecho trampa en su examen de lectura de mapas? Creo que no se sentirían muy seguros, ¿no?

Les voy a dar un ejemplo personal de joven oficial de 23 años. Ese día yo tenía que llevar un grupo de doce hombres a como 6 km adentro de tierra de nadie para establecer una emboscada, del otro lado de la fila. Me explicaron que la fila estaba despejada de enemigos; que acaba de regresar una patrulla de la fila y no había nadie. Bueno, salimos y justo cuando empezamos a subir hacia la fila nos topamos con una fuerza de ciento cincuenta hombres del enemigo, instalados con armas automáticas. Obviamente fue una muy mala sorpresa para nosotros doce. “Bastante desagradable”, como decía uno de ellos. Logramos escapar, pero todos resultamos heridos, y dos murieron luego por sus heridas. Yo me quedé debajo de una vegetación mientras, en la oscuridad sin vernos, nos rociaban con balas. Como el líder de la patrulla, me tocaba quedarme acompañando a uno que no se podía mover. Como seguramente saben, la primera regla de un cuerpo militar es “no se abandona a los compañeros heridos en el campo ¡NUNCA!”

En eso Andrés levantó la mano, preguntando: –Bueno, Coronel, ¿me va a decir que usted se tenía que quedar ahí, sin escaparse de ese entuerto, porque otro estaba ahí muriéndose? –Chico –contestó el Coronel con firmeza–, poder confiar totalmente en el que te lleva al terreno de peligro es la clave de todo. Si no puedes confiar en que su superior lo va a proteger con su propia vida, ¿porque lo seguirían en la batalla? El que comanda pide a sus soldados que arriesguen todo; pasan por cosas que dan terror. Sólo le obedecen porque confían en él. Imagínate, si pensaran que él podría huir dejándolos; nunca lo seguirían. Andrés se quedó pensativo con una cara de atónito como oyendo algo que no tenía sentido.

–Bueno… –siguió el Coronel–. Al final, al día siguiente mandaron un contingente grande y bien armado a rescatarnos. Con mis 23 añitos, helado de miedo y dolor, yo al menos sabía que nos iban a buscar, por eso mismo de que siempre regresan a buscar a los heridos. Saben, muchachos, a veces mueren varios rescatando a uno. Pero es lo que permite la cohesión de un cuerpo de hombres. Esa confianza mutua hace que podamos sobrevivir a tantas cosas e incluso nos hace recordar esos momentos con gran nostalgia. Los jugadores de Rugby en la clase estaban asintiendo con la cabeza, porque algo de esa cohesión habían vivido en sus partidos.

–Luego… que les puedo decir, muchachos… supe que el Teniente que había dicho que había ido hasta la fila y que estaba despejado, no había ido. Por miedo, había ido a una cierta distancia y ahí se quedó con su patrulla unas horas –terminó de relatar el Coronel y luego preguntó a la clase–. Entonces, ¿ven cómo su mentira, su falta de integridad, puso en riesgo las vidas de todo un pelotón? Yo no le tenía odio al enemigo… estábamos de ambos lados cumpliendo nuestro deber, pero para mí ese oficial era más enemigo que ellos. No tenía honor. La clase estaba silenciosa, oyendo una aventura de la vida real, y esperando que siguiera. –¿Alguna pregunta? –sonrió el Coronel.

Las caras indicaban que todos estaban tratando de asimilar las escenas que él les había evocado, y siguió, con el mismo tono serio con el cual había contado su experiencia: –La vida es en serio, muchachos y muchachas –expresó el Coronel con determinación–. Todos dependemos de la honorabilidad de los demás. Así como la vida de un soldado depende de la veracidad y de la excelencia del que lo lidera, así es en todo. Uno tiene que poder confiar en que la empresa farmacéutica haya puesto los ingredientes correctos en la medicina que debe salvarle a uno la vida; y esa empresa depende de la honestidad de sus trabajadores que no hayan robado esos ingredientes, sustituyéndolos por elementos falsos. Dependemos de la honestidad de nuestros gobernantes, que hagan obras y mantengan el orden, en vez de enriquecerse. También una familia depende de la fidelidad y constancia del padre y la madre. Recuerden eso, jóvenes… la vida es real, y no podemos pagar con moneda falsa. Ustedes tienen que construir su integridad, su carácter para que otros puedan confiar y depender de sus acciones responsables y honorables. De la misma manera uno tiene que poder estar seguro de la responsabilidad y honorabilidad de los demás. Ese es el mundo que tenemos que construir, un individuo a la vez. Integridad en todo. Mi sobrina está mirando el reloj… Ojala me inviten otro día para seguir conversando.

La clase estaba como hipnotizada, y todos perdidos en sus imaginaciones de tanta situación crítica. Salieron silenciosamente, murmurando sus “gracias” y “hasta la semana que viene” al pasar.

Escucha ahora la explicación del profesor

1. Elementos necesarios para un liderazgo en situaciones adversas

Una visión superficial sobre el liderazgo puede quedarse en todo lo que sucede alrededor de líder: atención, ser admirado, ser respetado, ser influyente y manejar poder. Todas estas situaciones son consecuencia de una serie de cualidades que sustentan esa popularidad y credibilidad personal, cualidades que no están sometidas a tanta exposición o exhibición social como las anteriormente mencionadas.

Los líderes de verdad tienen el peso y poder social por la integridad de carácter que los precede, por los valores que sustentan su vida. Esto se aprecia con claridad en el libro del alumno cuando coronel Marcano cuestiona a los alumnos:

¿Con qué tipo de líder quisieran ustedes servir? O, ¿bajo qué tipo de líder no quisieran servir? ¿Con un líder que te engaña, te roba y te miente? Si es un cómodo que deja que los demás hagan lo difícil o lo peligroso ¿le vas a tener admiración? Si ves que es un oportunista con los demás, ¿tendrás confianza en que no lo sea contigo? Si sabes que tu comandante engaña a su esposa ¿Cuánto confiarás en que te va a decir la verdad a ti? ¿No? Veo que no les están gustando este tipo de líderes. ¿Entonces como quisieran que fuera su jefe? Entonces un buen líder no es sólo aquella persona que tenga capacidad y criterio de mando sino que debe vivir una serie de valores que lo hace una persona de carácter, una persona íntegra en la que se puede confiar plenamente, al punto de confiarle la propia vida.

¿Un hombre abnegado o egoísta?, ¿Del deber cumplido o interesado?, ¿Valiente?, ¿Honesto?, ¿Veraz?, ¿Responsable?, ¿Respetuoso?, ¿Compasivo y magnánimo?

2. El liderazgo implica sacrificio y servicio

La posición de líder goza, en ocasiones, de algunas atenciones que buscan reconocer públicamente su status, lo cual se da en contadas ocasiones ya que en el día a día el líder al asumir la responsabilidad de un grupo de personas se pone al servicio de ellas ya que asume la responsabilidad de velar por su bien. Es así que en situaciones de riesgo, el líder toma decisiones que permitan llevar a cabo lo planeado pero de la manera más segura. Ahora, díganme, ¿quién en el campo de batalla es el último que come?(…)El jefe. ¿Por qué? Porque así sabe, él mismo y a ciencia cierta, que cada uno de sus hombres ha comido. ¿Quién es el último que se acuesta de noche? ¡Correcto! El responsable, el teniente, si es un grupo pequeño, y el comandante si es un grupo mayor, y hará una inspección para asegurarse de que cada soldado ha sido atendido lo mejor posible. Un líder que antepone la seguridad de sus seguidores antes que la suya tiene la confianza y lealtad absoluta de ellos. Esta confianza les permitirá entregarse sin temor y dar lo mejor de sí mismos.


Actividades de refuerzo

Resumen

Responsabilidad y honorabilidad ante todo

Por el grado de confianza que se deposita en el líder la responsabilidad de éste es muy grande. La honestidad del líder y su profesionalismo lo hacen una persona competente en cuyo criterio se pude confiar, incluso si en ciertos momentos sus intenciones no se lleguen a entender. Por tanto, un buen líder también es una persona que trabaja, estudia, se informa todo lo necesario (y a veces más) y planifica las cosas antes de tomar una decisión. Es una persona responsable que piensa bien las cosas antes de actuar. Esta cualidad sustenta también la confianza en su liderazgo.

Todos dependemos de la honorabilidad de los demás. Así como la vida de un soldado depende de la veracidad y de la excelencia del que lo lidera, así es en todo (…). Dependemos de la honestidad de nuestros gobernantes, que hagan obras y mantengan el orden, en vez de enriquecerse. También una familia depende de la fidelidad y constancia del padre y la madre (…)… la vida es real, y no podemos pagar con moneda falsa.

Actividad para la casa

pixeles