Diferencia entre revisiones de «Sesión 1: Ser, hacer, tener»
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un hogar. No es renunciar a tus intereses sino entender dónde está tu «ser» más importante para que tu «hacer» | un hogar. No es renunciar a tus intereses sino entender dónde está tu «ser» más importante para que tu «hacer» | ||
tenga mejor color. Los títulos de padre o madre no son nada despreciables. | tenga mejor color. Los títulos de padre o madre no son nada despreciables. | ||
== Actividades de refuerzo == | == Actividades de refuerzo == | ||
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en concreto por lo que se puede usar muchas veces. De este modo él puede pensar que quiere ser médico. Lo | |||
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médico (tal vez tenga otras, pero deben quedar fuera). Luego, en la segunda columna, tendrán la oportunidad de comprobar objetivamente si cada uno de esos renglones se cumplen en apariencia o realmente (esta | |||
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disposición pero un simple análisis objetivo los convence de lo contrario). Por último en la tercera columna | |||
tendrán la oportunidad de poner por escrito cuales son las dudas que todavía conservan sobre la eLección y | |||
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Situaciones favorables (o desfavorables) que permiten desarrollarse en uno u otro sentido. | |||
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Revisión actual del 16:12 15 sep 2021
PROPÓSITO Que conozca algunos principios para la elección de la carrera o trabajos
Introducción
Contexto del relato del libro del alumno. El psicólogo de colegio llega a la clase de Juan para hablarles sobre orientación vocacional. Se reflexiona sobre la importancia del conocimiento personal para proyectar las actividades futuras y saber qué se quiere de la vida. Diferencia entre «ser» (lo que eres), «hacer» (lo que haces) y «tener» (lo que quieres en la vida).
Lectura
Juan y Betty conversaban muy a menudo acerca de lo diferente que sentían ese año respecto a los anteriores. Había mucho debate, mucha polémica, muchas preguntas incómodas y respuestas a veces igualmente incómodas para algunos. Pero también era tiempo de tomar partido y buscar lo mejor, más allá de lo que Ramón o Manuel pudiesen decir. En el fondo Juan sabía que en sus amigos había rasgos de mediocridad que tarde o temprano los iba a perjudicar. Por eso se ponía firme con ellos, no por «contreras» sino para encontrar lo mejor para sí. Días después de que la enfermedad de Betty pasara y cuando recién se reincorporaba a clase, Alberto Pérez, psicólogo del colegio, llegó al salón a hablarles de orientación vocacional.
En este contexto Juan y Betty pensaron que podía ser una buena oportunidad. Sin embargo el ambiente que les rodeaba no parecía ser de la misma idea. En el fondo era que el nerviosismo los hacía moverse de un lado a otro, hablar fuerte y hasta burlarse de la idea incluso de tener esa charla. Alberto se impuso y así pudo empezar.
–Como más de uno sabe siempre por estas fechas el colegio busca darles elementos para ayudarlos en las definiciones que les toca hacer. Mi presencia hoy aquí es para hablar de decisiones. Pero en especial de una decisión básica: a qué se van a dedicar en la vida.
–¡A vivir! –interrumpió de pronto uno con voz de burla desde el fondo. La explosión de risa fue inmediata. Contra todo pronóstico el profesor, en lugar de sacar al rebelde se rió de su broma y lo miró fijo.
–Sí... pero hay formas y formas de vivir–dijo con tono de desafío. El efecto había sido perfecto. Nadie reía y ahora sí todos le prestaban «máxima atención».
–En este terreno todo... repito, todo, depende de ti. La expresión del profesor despertó el espíritu de polémica de más de uno.
–No es cierto –reaccionó Ramón–. No todo depende de ti. Cada uno hace lo que puede y muchas veces no puedes hacer lo que quieres y terminas trabajando de cualquier cosa. Como mi viejo y cualquiera de los viejos de los muchachos... ¡Es cierto, muchachos!
Varios asintieron más que nada para ponerse detrás del líder de turno. Parecía que Alberto tendría que retractarse, lo cual le quitaría toda autoridad. Pero no lo hizo... lo cual puso la clase aún más interesante.
–Te doy la razón sobre algunos adultos, Ramón, pero a pesar de eso insisto que todo depende de ti.
–¿Cómo? –preguntó agriamente el alumno.
–Pensando en lo que quieres ser, en lo que vas a hacer para ser eso y en la forma en que tu «hacer» te dé suficiente tener para vivir bien. Nadie entendió nada, pero sonaba muy «científico».
–Vayamos por partes. Primero el ser. Y no piensen «somos seres humanos». Me refiero a qué vas a ser en la vida, obviamente partiendo de que ya eres hombre o mujer.
Juan estaba muy atento.“O sea que ya soy hombre pero ahora toca decidir qué quiero ser en otros sentidos en la vida...”. Luego de un instante Alberto continuó su razonamiento.
–Cuando ustedes eligen una carrera o algo a lo que quieren dedicarse, están haciendo una opción que influirá en toda su vida. En la medida que crezcan no podrán distinguir entre lo que son y lo que hacen. Por eso en lo primero que tienen que pensar es qué van a ser. Este aspecto es muy amplio y al mismo tiempo muy simple. Lo primero que tienen que buscar ser es «buenas personas».
Varios pusieron cara de desprecio y hasta alguna risa sarcástica de oyó en el salón.
–No veo motivo de risa –dijo el profesor–. Ser personas que suman o personas que restan es la primera elección que va a influir en el futuro de cada uno de ustedes. Hay que saber que las personas que suman y dan son felices y que los que sólo viven para sí no se sienten realizados.
Te lo dicen muchos especialistas: la persona sólo encuentra felicidad si sabe qué sentido tiene su vida, para qué está en el mundo. Y sólo encuentra sentido el que aprende a sumar, a dar los demás. Por tanto el que hace una opción por dar a los demás y no quedarse en sí mismo está más cerca de ser feliz que el que se queda sólo y amargado en su egoísmo.
Ese era un concepto nuevo que Betty trató de anotar en parte en su cuaderno para luego pensarlo más. Solamente pudo poner: « dar a los demás = sentido; sentido = felicidad; egoísmo = amargura». Simplemente agregó de su cosecha «¿Cómo dar?». Pero la explicación continuaba.
–Muchas veces la gente se lanza a hacer un trabajo «para ganar plata» y no van mas allá. Algunos pisan cabezas o se vuelven corruptos con tal de salir adelante porque les han hecho creer que esa es la única forma de ser algo o alguien. Confunden el «ser» con el «hacer». Una vez escuché a un atleta que había ganado medallas y ante la perspectiva de no ganar había hecho trampa y por eso le quitaron todo lo que tenía que, luego de perder aún lo que había ganado en buena ley, se dio cuenta que «si no eres nada sin una medalla, no lo eres con ella». Para ellos lo más importante es «tener». Pero un hecho contundente es que nadie es feliz por lo que tiene, sino por lo que hace y lo que es, lo que ama y si es amado.
–También depende de qué estilo de vida uno quiere –interrumpió Juan, aunque no entendía muy bien por qué lo decía.
–Tienes razón. Mucho depende de qué quieres para tu futuro. ¿Prefieres optar por el «tener» antes que por el «ser pleno»? ¿Ganar plata a costa de tu felicidad? Recuerden, tu profesión es lo único que harás durante buena parte de tu vida, por ocho horas diarias, así que te tiene que gustar. Conozco ese cuento: empieza lindo cuando te puedes comprar algunas cosas que de otra forma tardarías más. Pero tarde o temprano se puede convertir en una prisión.
Todos callaron. En realidad el tema de la satisfacción personal o felicidad era algo que no pasaba desapercibido para ninguno en la clase. El profesor continuó.
–Se equivocan si ven el trabajo o la profesión como algo ajeno a ustedes o como un medio para sobrevivir.
–Hoy en día sólo se trabaja para sobrevivir –interrumpió tajante Manuel.
–Ése creo que es el error. El trabajo te tiene que ayudar a desarrollar habilidades particulares que nadie más puede desplegar. Hoy se piensa que es sólo para sobrevivir. Ésa es una forma mezquina de ver las cosas. Claro que la situación está difícil y «nadie te regala nada» pero si partes de la mentalidad «haré esto para sobrevivir cada día» estás renunciando de entrada a esa realización y felicidad personal de la que te hablo. Piensen ¿porqué quieres estudiar medicina? ¿o ser repostero o carpintero o artista o veterinaria o vendedora... qué se yo, tantas ocupaciones? Porque hay algo dentro de ustedes que los inclina a esas profesiones.
–Hay profesiones que son imposibles de seguir –se burló Manuel–, como la repostería que no da dinero y es sólo para mujeres.
–¡Te equivocas! –saltó como un resorte Ramón. Hubo sorpresa general. Ramón no era el tipo de persona que se molestara con facilidad, para él todo era broma.
–Mi hermano –continuó– se dedica a administrar su propio negocio y le va muy bien. Es más ha viajado por el mundo yendo a congresos y exposiciones. Es un empresario y ¿sabes en qué trabaja? Es «chef»... sólo que es el mejor.
La cosa se iba a caldear pero el profesor lo supo cortar a tiempo. –Calma. Excepto por el cómo lo has hecho, quiero decir que el ejemplo de Ramón es bueno. Si uno sigue sus inclinaciones puede llegar a encontrar un trabajo que, junto con otros, ayuda a cubrir las diferentes necesidades de la sociedad. Así aportan tanto un médico como una enfermera, una arquitecta como un albañil, el director de orquesta como el violinista. Cada uno desde su lugar y con sus habilidades.
–Parte de «desarrollar las habilidades» se ve en el dinero que se puede ganar –Manuel insistía en el mismo tema–. Lo que se busca es tener dinero para poder vivir bien.
–Tal vez sí, pero ganar dinero no es lo que te hace más feliz. Claro que un justo «tener» ayuda a desarrollar el «ser». Pero no se confundan: el tener no asegura ser mejor y se puede ser mejor incluso sin tener tanto.
–¿Y puede ser que en algunos casos primero se es mejor y luego recién viene un buen tener? –preguntó Betty.
–Suele pasar. Por ejemplo un artista: cuando empieza es raro que alguien confíe en él como para que se asegure su futuro totalmente. Tiene que demostrar que es buen artista. De alguna forma desarrolla sus habilidades sin tanto «tener». Si llega a ser bueno es más fácil que entonces sí su «tener» sea mejor. Pero va a desarrollar mejor sus habilidades si busca ser consecuente consigo mismo. El mejor «hacer» es aquél que te ayuda a ser más tu mismo, a ser más feliz.
–Pero hay mucha gente que estudia una cosa y luego se dedican a otra. Incluso algunos no estudian nada. ¿Qué pasa con ellos? –Buena pregunta, Juan. Eso es parte del proceso. Primero deben asegurarse que aquello a lo que quieran dedicar les deje ganar lo suficiente para vivir. Y es aquí donde la cosa se puede complicar...
–Sí –susurró Ramón a Juan–, un amigo de mi mamá no encuentra trabajo hace más de ocho meses y hace trabajos temporales para sobrevivir. –Shhhh!
Betty estaba concentrada en lo que el profesor estaba diciendo. –...El mundo actual es difícil en muchos sentidos, pero especialmente en este. No es fácil encontrar un buen trabajo. Por ello puede suceder que en el camino la vida les vaya abriendo unas y otras posibilidades de trabajar para llevar a su casa el pan. Es allí donde tienen ustedes que tener claro lo que quieren. Imaginemos que a uno de ustedes les gusta el campo de la salud. Puede ser médico, paramédico, enfermera o enfermero entre otras.
–¿Qué hacer ante tantas alternativas? –preguntó Enrique.
–En esos casos vean con realismo cuáles son las oportunidades que les va ofreciendo la vida. Las decisiones que tomen respecto a su futuro tienen que ser flexibles para lograr su objetivo. Márquense prioridades y síganlas. Hasta ahora hemos hablado sola-mente de las profesiones, pero hay una ocupación vital que me parece anterior a las anteriores y es la de la familia.
–¿Cómo? –fue la voz unánime de todos.
–Sí, formar y mantener una familia es una tarea muy importante. Para ello hay que ver que los ingresos sean suficientes. Hay gente que trabaja con mucha fuerza en áreas que no son de su interés inicial por sacar adelante un hogar. No es renunciar a tus intereses sino entender dónde está tu «ser» más importante para que tu «hacer» tenga mejor color. Los títulos de padre o madre no son nada despreciables.
Todos salieron al descanso comentando algo de lo que había dicho Alberto. Betty salió y de inmediato se le acercó Julia. Otra vez había faltado al colegio y luego de la conversación en su casa, antes de la película, sentía un compromiso especial hacia ella. No se equivocaba.
Escucha ahora la explicación del profesor
1. «Ser», «hacer» y «tener»
Antes de aprender a tomar decisiones inteligentes se debe comenzar por conocer a la persona que va a tomar la decisión: conocer sus aspiraciones, qué desea alcanzar en la vida, hacia dónde quiere llegar y cómo, ver con qué recursos cuenta y con cuales no, saber sus gustos. Esta es una tarea que le corresponde a la persona misma. Sólo desde un correcto conocimiento de quién es («ser») podrá saber hacia dónde se dirige y cómo va actuar («hacer») para lograr lo que desea («tener»), de lo contrario puede tomar decisiones equivocadas que la lleven a enfrentar situaciones de fracaso o insatisfacción personal, las cuales lejos de afirmar la identidad contribuirán a confundirla más. Por eso, ante la eLección profesional lo primero que se debe hacer es mirar hacia dentro y no hacia las diferentes alternativas que el entorno presenta. Hay que conocerse para saber qué eLección me beneficiará como ser humano pleno.
2. Hay que saber «ser»
El primer punto de partida es uno mismo. El conocimiento personal es fundamental porque es la base para entender de qué «material» estamos hechos, con qué recursos contamos y hacia dónde nos dirigimos. A partir de este conocimiento la persona puede saber qué es lo que va a ser en la vida. Cuando una persona reconoce su naturaleza descubre que está llamada para vivir determinadas experiencias que la ayudan a desarrollarse más como persona y que existen otras cosas que lejos de ayudarle hasta pueden ser nocivas para ella. Este es el segundo punto de partida: saber reconocer lo bueno de lo malo (en términos de costo-beneficio en calidad humana) y optar por lo primero. Optando así la persona podrá dar pasos firmes y seguros al tener las ideas y los objetivos claros para su vida. Al optar por lo mejor inevitablemente la persona será una persona mejor, una persona buena por opción, porque ha descubierto que en aquello está su realización y tranquilidad personal. No existe nada tan gratificante en el mundo como vivir con una conciencia tranquila y limpia. Esto es lo que realmente le dará calidad a la vida: Ser personas que suman o personas que restan es la primera eLección que va a influir en el futuro de cada uno de ustedes. Hay que saber que las personas que suman y dan son felices y que los que sólo viven para sí no se sienten realizados. Te lo dicen muchos especialistas: la persona sólo encuentra felicidad si sabe qué sentido tiene su vida, para qué está en el mundo. Y sólo encuentra sentido el que aprende a sumar, a dar los demás. Por tanto el que hace una opción por dar a los demás y no quedarse en sí mismo está más cerca de ser feliz que el que se queda sólo y amargado en su egoísmo.
3. «Ser» no es lo mismo que «hacer»
Muchas veces la gente se lanza a hacer un trabajo «para ganar plata» y no van mas allá. Algunos pisan cabezas o se vuelven corruptos con tal de salir adelante porque les han hecho creer que esa es la única forma de ser algo o alguien. Confunden el «ser» con el «hacer». Una vez escuché a un atleta que había ganado medallas y ante la perspectiva de no ganar había hecho trampa y por eso le quitaron todo lo que tenía que, luego de perder aún lo que había ganado en buena ley, se dio cuenta que «si no eres nada sin una medalla, no lo eres con ella». Para ellos lo más importante es «tener». Pero un hecho contundente es que nadie es feliz por lo que tiene, sino por lo que hace y lo que es, lo que ama y si es amado. Tiene que haber una coherencia entre lo que uno descubre que es y quiere en la vida y lo que hace para lograrlo. Cuando las personas no se conocen o pierden el sentido de lo que hacen y no le dan importancia a su trabajo corren el riesgo de que con el tiempo terminen pensando como actúan y se vuelvan capaces de hacer cosas que las encierren en el egoísmo y en la amargura. Cuando se pierde la perspectiva humana y social se empieza a priorizar otros elementos que alejan a la persona de sí misma y de los demás. Es fácil caer en la trampa del activismo y olvidar las metas iniciales. Por eso hay que tener presente que el centro de la actividad es la persona y que el trabajo está al servicio de los demás, de no ser así pierde su razón de ser. La persona no vale por lo que hace sino por lo que es.
4. Lo que se quiere «tener»
En la vida es importante tener aspiraciones ellas nos proyectan y ayudan a planificar las metas a futuro. Es natural en el ser humano buscar su realización personal la cual se puede ver en los frutos tanto personales como materiales. Aquí es donde entra el querer «tener». No es malo aspirar querer tener u obtener resultados del esfuerzo realizado, es más, nos esforzamos por algo o para lograr algo. El desorden se da cuando la persona se olvida de sus metas iniciales y se deslumbra por lo gratificante del tener y desea tener más convirtiendo el deseo de «querer» en un fin. Entonces estaría sacrificando el «ser» por el «tener»: Mucho depende de qué quieres para tu futuro. ¿Prefieres optar por el «tener» antes que por el «ser pleno»? ¿Ganar plata a costa de tu felicidad? Recuerden tu profesión es lo único que harás durante buena parte de tu vida, por ocho horas diarias, así que te tiene que gustar. Conozco ese cuento: empieza lindo cuando te puedes comprar algunas cosas que de otra forma tardarías más. Pero tarde o temprano se puede convertir en una prisión. Se equivocan si ven el trabajo o la profesión como algo ajeno a ustedes o como un medio para sobrevivir. No es malo querer tener. No es malo trabajar y recibir una remuneración por ello para poder vivir, como tampoco es malo querer vivir bien. Pero otra cosa completamente distinta es sacrificar los valores personales por el valor económico. Hay que saber querer tener. Se debe querer lo necesario para vivir con dignidad y no demasiado para vivir con preocupaciones y tensiones. Es justo recibir un buen sueldo porque todo cuesta pero esto no justifica la creencia de algunas personas de que el dinero da la seguridad y tranquilidad personal. Eso no lo es todo. Un salario justo ayuda a tener estabilidad y por lo tanto a desarrollar mejor el «ser», pero nada más, el tener no asegura ser mejor persona. El trabajo no sólo debe ser remunerado, más importante aún es que sea una fuente de realización personal y signifique un aporte para la sociedad desde sus habilidades particulares.
5. Conocer el mercado laboral
No basta con tener aspiraciones y soñar, hay que soñar con los pies puestos en la tierra, evaluando el entorno y la oportunidades que éste nos ofrece. Es frecuente encontrar casos de personas que han estudiado una profesión y después están trabajando en algo diferente por no encontrar oportunidades de trabajo en lo que habían estudiado. A partir de una recta valoración del entorno y de las propias habilidades se puede llegar a elegir una profesión que permita tanto el desarrollo personal como laboral y económico. No necesariamente se tiene que optar por la carrera profesional que defina las aspiraciones personales, una alternativa interesante es evaluar la posibilidad de seguir carreras anexas o técnicas relacionadas con la profesión querida.
También ayuda partir de una conciencia clara de las cosas y evaluar el costo de iniciar algo, esto permite entender las dificultades y no desalentarse frente a ellas, al contrario saber aprovechar las distintas oportunidades que la vida va ofreciendo, es una manera de adaptar los recursos a lo que se presenta. Se trata pues de poner los medios sin cerrarse a las oportunidades nuevas que lejos de alejarnos de lo que queremos pueden estimular nuestra creatividad. Hay que ser realistas y flexibles para lograr los objetivos que se quieren.
6 No olvidar lo esencial.
Todo el esfuerzo que se dedica al trabajo y a la realización personal tienen como fin el mejorar la calidad de vida tanto de la persona como de la familia. Es dentro de la familia que el ser humano es valorado por lo que es y es en la familia que se evidencia con más claridad si la persona se realiza o no en lo que hace. La familia nos acoge y nos da la seguridad y el descanso que en otro lugar no se puede encontrar, es el amor incondicional con el cual aspiramos contar sobre todo en los momentos de mayor dificultad: ...formar y mantener una familia es una tarea muy importante. Para ello hay que ver que los ingresos sean lo suficiente. Hay gente que trabaja con mucha fuerza en áreas que no son de su interés inicial por sacar adelante un hogar. No es renunciar a tus intereses sino entender dónde está tu «ser» más importante para que tu «hacer» tenga mejor color. Los títulos de padre o madre no son nada despreciables.
Actividades de refuerzo
Pedir que completen en forma personal el cuadro poniendo en la primera columna («¿Qué sé sobre...») todo aquello que deben saben acerca de sí mismos en los tres rangos básicos: sus intereses, sus capacidades y sus oportunidades. En la segunda columna («¿Cómo confirmo que soy objetivo sobre...») que expliquen cómo comprueban que realmente esos son sus intereses, que poseen esas habilidades y que tienen esas oportunidades. En la tercera columna («¿Me alcanza lo que sé o me falta saber más sobre...») deben poner el grado de certeza que les da lo que han completado en la primera. Si reconocen que no tienen información suficiente allí deben poner qué más deben averiguar en esos renglones para tener mayor certeza.
Es de notar que el cuadro se puede aplicar mejor si el muchacho se centra sobre una carrera u oportunidad
en concreto por lo que se puede usar muchas veces. De este modo él puede pensar que quiere ser médico. Lo
primero que tendrá que hacer es poner en limpio sus intereses, sus habilidades y sus oportunidades para ser
médico (tal vez tenga otras, pero deben quedar fuera). Luego, en la segunda columna, tendrán la oportunidad de comprobar objetivamente si cada uno de esos renglones se cumplen en apariencia o realmente (esta
columna es fundamental porque muchas veces la subjetividad hace creer a los jóvenes que poseen tal o cual
disposición pero un simple análisis objetivo los convence de lo contrario). Por último en la tercera columna
tendrán la oportunidad de poner por escrito cuales son las dudas que todavía conservan sobre la eLección y
ellos mismos. Por eso no se trata de saber qué intereses tiene que tener el médico promedio, sino qué intereses
están ocultos en él sobre la medicina.
Resumen
Los intereses
Motivación orientada hacia un fin que se entiende como beneficioso para la propia persona (los intereses se relacionan con lo que motiva a la acción y con lo que se ve como bueno).
Las capacidades
Habilidades o recursos internos de la persona para lograr la adaptación o resolver problemas.
Las oportunidades
Situaciones favorables (o desfavorables) que permiten desarrollarse en uno u otro sentido.
Actividad para la casa
Comentar el siguiente texto: Una de las necesidades más imperiosas en el hombre es la de su identidad: tenemos necesidad de saber quiénes somos, de existir a nuestros propios ojos y a los de los demás. Todos vivimos una «falta de ser», una falta extremadamente profunda. Tan arraigado está este deseo de identidad, que puede conducir a aberraciones: algo que constatamos especialmente hoy en día en hombres y mujeres (jóvenes la mayoría) que son capaces de presentar la apariencia más inverosímil por el simple hecho de existir ante ellos mismos y ante los demás según unos modelos propuestos por el ambiente cultural o los criterios de una moda cambiante con los que se identifican. Los medios de comunicación son el vehículo que difunde este aluvión de modelos: el joven y dinámico ejecutivo, el futbolista de la selección, la top-model, o el amo del barrio...
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